Antonia de la Cruz Contreras, de nombre artístico “Antonia Contreras “, nace en tierras de Málaga en 1963. Comienza a cantar a muy temprana edad y pronto deja su incipiente carrera artística por motivos personales.
A finales de los noventa del pasado siglo, se traslada a Álora, reapareciendo en la escena flamenca y es como si intentara recuperar el tiempo perdido. Festivales y peñas abren sus puertas a esta artista que demuestra un gran dominio de los cantes de su tierra. No conformándose con esto, estudia, indaga y se empapa de los antiguos (se reconoce seguidora incondicional de Pastora y Tomás Pavón). Antonia no cree que la renovación esté en el olvido. Su repertorio está lleno de peteneras, rondeñas, cañas, serranas, verdiales... Cantes que sin artistas como ella quedarían relegados a los oídos de los flamencólogos.
Web revista La Flamenca. Murcia 28/9/2017. Texto y fotos: Alberto García
Pero Antonia Contreras sigue queriendo más; saetas, siguiriyas, soleas… y por supuesto, malagueñas. El amplio arco melódico de su voz le permite acometer con soltura y éxito, la interpretación de muchos de los palos del espectro flamenco.
Gana premios por toda la geografía andaluza, pero extrañamente, en esos tiempos, apenas sale de ese entorno. Es a partir de 2005, cuando Antonia comienza a romper fronteras, viajando a Francia, Japón, Portugal, Colombia… actuando como solista de importantes orquestas, interpretando a Manuel de Falla (Amor Brujo), a Albéniz (Suite Iberia). Incorpora a su repertorio poemas de León Felipe, Goytisolo, Emilio Prados, Concha Méndez. Participa en espectáculos como “Biznagas” producido por la Agencia Andaluza del Flamenco…
Ha compartido cartel con grandes figuras como Chano Lobato, Aurora Vargas, Carmen Linares…
Y de pronto se presenta al 56 Festival del Cante de las Minas y arrasa. Obtiene la Lámpara Minera, además de llevarse los galardones por mineras, granaínas y malagueñas. Se desata la revolución mediática, que Contreras sabe aprovechar para grabar su primer disco en solitario, “la Voz Vivida”, con su pareja Juan Ramón Caro a la guitarra.
Estamos ante una cantaora que ha necesitado del empujón de un gran premio para darse a conocer al público mayoritario, que no para saber estar a la altura de los más grandes. Elegante en sus formas, suave y desgarradora en su cante cuando es necesario. Con muchas tablas a sus espaldas, lo que la ha dotado de un saber hacer las cosas sin estridencias, pero con total entrega y solvencia.
Hola Antonia. Hace ya un año que no te veía, por lo menos así personalmente, porque en los medios no has parado. Un año movido, supongo.
Hablemos un poco del pasado. Empiezas a cantar en peñas y tablaos de tu tierra y pronto lo dejas por motivos personales que no vienen al caso. ¿Cómo fueron esos primeros años?
Empecé a cantar porque me ha gustado desde chiquitilla. Me recuerdo cantando con cuatro o cinco años, desde que tengo uso de razón. En la zona donde me crié, iba todos los días, de casa de mis padres a casa de mi tía, que había como un kilómetro y ese lo hacía cantando.
Lo digo en todas las entrevistas, esa radio. Bendita radio, que yo tenía encendida día y noche, donde escuchaba a la Niña de la Puebla, Fosforito, Marchena, Valderrama, y mas, no solo flamenco. Lo escuchaba todo.
Vives en Álora. ¿Fue una casualidad que acabaras viviendo en uno de los centros más importantes del flamenco de tu provincia?
Yo nací en Málaga, en la capital, pero luego, con los años me fui a vivir allí. Álora es un sitio especial. Un lugar donde han nacido gente tan importante como el Canario, El Pena, El Perote; imagínate, El Pena sobre todo que tiene una discografía importante, a quien no se le ha hecho mucha justicia, porque es un grandísimo cantaor que no tiene el reconocimiento que merece… Álora en el flamenco es un sitio importante, donde hubo y sigue habiendo grandes cantaores, y no sé porqué la vida me llevó a ese sitio, que ha influido tanto en mi forma de cantar, como de entender lo que es este arte. Vivir ahí me ha marcado.
¿Qué significa para tí ser uno de los grandes referentes del cante por malagueñas?
Me da un poco de miedo esto, porque hablar de maestría… yo me considero una aprendiz, creo que en esta profesión, uno no acaba de aprender. Te mueres y no lo sabes todo. Eso es lo que pienso. Por mi experiencia y porque lo creo firmemente. Es así.
Tienes una querencia por los cantes antiguos que me llama la atención. ¿Por qué esos palos?
Hay quien no le da mucha importancia a ese tipo de cantes, la petenera, la saeta, la serrana… Creo que se tienen que tener muy buenas condiciones para hacerlos como esos cantes requieren. Es una lástima que ya no esté de moda. Pero son fundamentales en el flamenco.
Lo he hablado varias veces con el maestro José de la Tomasa, que me decía que es una lástima que esté pasando esto. Lo admiro muchísimo a José, como persona y como el gran profesional que es. Recuerdo que hace algún tiempo, pusieron una grabación mía en Canal Sur; uno de los cantes era una soleá y a la una de la madrugada sonó el teléfono. Era José de la Tomasa. Lo cogió Juan Ramón y dice: “Mira, es que estoy escuchando a Antonia. Perdóname por la hora pero he tenido que llamar porque no se puede cantar mejor y con más conocimiento el cante por soleá”. Que esto te lo diga un maestro como José de la Tomasa es algo que no olvidaré en la vida.
La mayor parte de tu carrera artística la realizas en Andalucía ¿A qué se debe?
Empecé a cantar muy joven. Dejé de cantar por las circunstancias personales con las que contaba en ese momento, no me permitían seguir con eso. Tengo dos hijos, me casé muy joven y los tuve muy joven. Entonces no había más que la afición, no estaba preparada como se requiere para poder vivir de esto.
En ese tiempo alejada de la profesión ¿Seguiste cantando?
Siempre. Pero sola. Yo en mi casa con la radio. Empecé a comprar discos… El dedicarme a esta profesión es algo que siempre he tenido como un sueño. Siempre pensando cuanto me gustaría, si yo pudiera… Pero no lo veía. Lo creía poco menos que imposible. Pero con el tiempo los niños crecen. Tuve mucha ayuda de mis padres, que siempre estuvieron ahí, me ayudaron muchísimo. Pude empezar a dedicarle más tiempo al cante, porque a esto hay que entregarse por entero, y estudiar día y noche, pues si no es así, no funciona, por lo menos como yo pienso que ha de funcionar.
Primero empecé a hacer colaboraciones y me decían “Pero hay que ver. Con lo bien que lo haces. No comprendemos como no te dedicas a esto. Con la de gente que hay que no sabe abrir la boca y están viviendo de eso y tu no. De verdad que no tienes perdón”.
Vinieron más actuaciones, cosas benéficas, algunas peñas… Y cuando ya descubrí que había aprendido algunos cantes… Porque algunas cosas no sabía ni lo que cantaba… Por ejemplo, los estilos por soleá, que hay tantísimos, no sabía si estaba cantando por Triana o por Alcalá. Incluso con la malagueña una vez me dijeron: “Has mezclado a Chacón con la Trini”. Pensé que eso me lo tenía que mirar y empecé a investigar y a escuchar de otra forma, más responsable. Desde entonces sigo, pues me encanta estudiar y saber lo que estoy haciendo, como tiene que ser. Me sentí más segura con lo que hacía y entonces sí, para adelante.
Después comienzan los concursos, los premios. Pero siempre en Andalucía ¿te sentías más cómoda en tu tierra o es que no salían otras cosas?
La verdad es que no sabría decirte. Lo cierto es que quitando alguna cosilla en Cataluña, el País Vasco y Madrid, a mí solo se me conocía en Andalucía. No sé, pero así fueron las cosas. No me contrataban de otro sitio.
Empiezas a versionar poemas, pasas a tu faceta más lirica como solista de grandes orquestas adaptas, ”El Amor Brujo” de Falla, la ”Suite Iberia” de Albeniz junto al guitarrista Chaparro de Málaga, y das el salto al exterior viajando por diversos países. ¿Cúal de las dos maneras de interpretar es la que mejor te ha funcionado?
La lírica me ha funcionado mejor. He viajado, se me ha reconocido de otra manera. Me ha dado muchas satisfacciones. Ahora en septiembre me voy a Bogotá y a Maniscales para hacer varios conciertos, Ese tipo de obra me ha dado a mí mucho de lo que soy. Voy con el Amor Brujo de Falla y también haré algo en colaboración con músicos de allí. Una cosa que grabó Mercedes Sosa, La Navidad Nuestra, y la Misa Criolla. Lo haremos en el Festival de Música Sacra de Bogotá. Después a Polonia…
Bueno. No podemos dejar de hablar del Festival del Cante de Las Minas. Después de años sin presentarte a ningún concurso te plantas en La Unión ¿Qué Pasó?
Dicen que el que no se embarca no se marea. La verdad es que arriesgué y pensé que no perdía nada por intentarlo. Mucha gente me animaba, mi madre, Mayte Martin me lo dijo varias veces… Seguro que de una forma u otra iba a ser positivo. Tanto si ganaba como si no, que sería lo más probable, la gente que no me conocía, me conocería un poco más. Yo estaba segura que de ahí saldrían nuevos trabajos. Pues tú mismo lo has dicho. El problema radicaba en que era una desconocida en muchos sitios y este Festival te da acceso a muchos medios y al final se habla de tí.
Cuando gané la Lámpara Minera, se abrieron muchas puertas. Si sabes aprovecharlo, si tienes un representante que conoce su trabajo, las posibilidades son muchísimas. En pocos días me llegaron un sinfín de propuestas. Los que me habían contratado antes para decirme que eso ya lo sabían ellos y contaban conmigo, los que habían pasado de mí, para comentarme que me tenían en mente desde hacía tiempo… Así es este trabajo. Un día eres insignificante para muchos y al día siguiente todos se pelean por contar contigo. Y tú sigues siendo la misma artista que eras ayer…
Claro. Ganar un premio como este, tan prestigioso, el más importante a nivel tanto nacional como internacional en lo que al flamenco se refiere, supone que cuando sales del Mercado Público con tu Lámpara bajo el brazo, inmediatamente apareces en todos los medios de comunicación. A mí me llamaron amigos que viven fuera, desde Francia a Colombia. Esta promoción, tan rápida, solo se consigue ahí.
Un poco injusto ¿No?
Nadie ha dicho que el mundo del flamenco sea justo. No lo es. Hoy día en el flamenco difícilmente encuentras alguien que apueste por ti. Es un mundo duro.
Pero bueno, gracias a Dios tuve una buena noche. Podía haber fallado, somos humanos y esas cosas pasan. Pero todo salió muy bien.
Quiero decir que desde que te alzas con la Lámpara, se arma un jaleo que no te imaginas. Y eso significa que te van a llamar de tres sitios el mismo día… Una tiene que intentar no ser reacia a estar en todas partes. Aprovechar el momento y sacarle a todo esto el mayor partido posible. Es lo que yo pienso.
Gracias a ese premio, conseguí grabar mi disco y eso es un sueño cumplido que sobrepasa con mucho todos los sinsabores que rodean este arte.
Hablemos de tu disco. “La Voz Vivida. El primero en solitario y como no, te vas buscando raíces. Verdiales, cantiñas, granaínas, vidalita…
Te acompañan a la guitarra Juan Ramón Caro, al piano Alfonso Aroca y al violín Lovera. Los arreglos son de Diego Magallanes y letras de Juan Ramón Caro, Francisco Acosta, Javier Portillo, Salvador Pendón y tuyas propias.
Te he de decir que lo grabé gracias a la aportación económica del premio de la Unión. Gran parte del logro de este disco es de Juan Ramón. El fue el que me incitó a ir a la al Festival del Cante de las Minas, creyendo en mis posibilidades más que yo misma. Yo no podía presentarme con la minera que había aprendido hacía quince años y cantado diez veces en mi vida. Juan Ramón me dijo: “Tú no te preocupes por eso. Yo te enseño. He tocado allí varias veces y sé por donde les gustan que se hagan los cantes. Y eso fue lo que hizo. Nos pusimos a trabajar, ensayando todos los días los cantes tal y como él me apuntaba y corregía.
Todas las letras son originale, igual que hiciste en la Unión. Una apuesta arriesgada pero que sin lugar a dudas funciona.
Si .Pienso que esa es una de mis aportaciones al flamenco. Lo antiguo está muy bien, ya está hecho y muy bien hecho. Pero renovar las letras, manteniendo la pureza del cante, me parece algo muy necesario y enriquecedor.
Una soleá que comienza a capela…
Te cuento brevemente la historia de esa soleá. La soleá son cinco estilos creados por cinco mujeres, todas del siglo XIX y que ninguna de ellas llegó a grabar porque no existían medios. La Jilica, La Andonda, La Serneta, Teresa Mazantini, La Roesna.… Yo en ese cante he querido hacerles un homenaje a todas ellas, porque yo en el siglo XXI casi me quedo sin grabar. No quería morir sin dejar huella de lo que soy.
Las Verdiales…
Me llevé una panda entera al estudio. Fue un poco cómico. Reunir a todos lleva su tiempo. Y aunque he escuchado mucho estos cantes, mis padres se conocieron en una fiesta de verdiales, nunca los había cantado. Y salieron del tirón. Todos me decían que era como si los hubiera hecho desde siempre. De alguna forma así era. En casa de mis padres, sonaban a todas horas…
Comienzo por verdiales y sigo por malagueñas, queriendo plasmar todo lo que es la secuencia de evolución del cante por malagueñas. Las verdiales son el origen popular de la malagueña, después vino Juan Breva y las acompasó creando sus cantes abandolaos que derivaron en las malagueñas de hoy.
Tangos, en un homenaje a Porrina…
Si. Otro cantaor que me gusta mucho. La exigencia de salir del ámbito de los cantes de mi tierra, para pasar a Extremadura, que tiene otro registro totalmente distinto al de Andalucía. Disfruto con los retos que me impongo.
La Guajira…
En esta comienzo con el Piyayo para pasar a la guajira. Es algo que puede parecer extraño pero es lógico. El Piyayo fue quien aguajiró los tangos.
La mayoría de las letras son de Salvador Pendón…
Este hombre escribe muy bien. Le he cantado durante mucho tiempo y es muy aficionado al flamenco. Ya te da la letra con la cuadratura perfecta para ponerle música, y nos entendemos muy bien. Es un lujo. Con todo, las letras, los músicos y los arreglos de Diego Magallanes, estoy muy contenta del resultado. Creo que ha quedado un disco bastante apañado.
Yo diría que mucho más que apañado. Me llaman mucho la atención las cantiñas con letra de Juan Ramón y tuya propia…
Mira. Yo soy muy tímida, para todo. Pero alguna cosita escribo. Luego no lo canto, porque tengo autores que me escriben letras tan bonitas, que solo con leerlas ya las estoy cantando. Así escojo mis letras. Si no me entran la primera vez que las leo, no me sirven y paso a otra. No quiero decir que sean malas, que no lo son, simplemente no me sirven.
Pero quería meter en el disco alguna letrilla mía. Esa cantiña, el principio, el estilo de la Rosa, es letra mía. Otra que habla de Álora: “Álora la bien cercada…” que es de Juan Ramón y luego el mirabrás es un poco de los dos. Es un paseo por Málaga, recorremos por Calle Larios, Plaza la Merced, Alcazaba…
La vidalita, con Aroca…
“Ausencia”, Que canté cuando vine al concurso en La Unión, es una cosa muy personal e íntima, donde a veces, me emociono hasta las lágrimas (el que escribe da fe de ello). Reconozco que soy una romántica. Bueno… Llamé a Alfonso Aroca y le propuse que ya que los dos habíamos ganado premios en Las Minas, pues hiciéramos algo juntos. Estuvo de acuerdo y grabamos esa vidalita. Pienso que quedó muy bien.
Y la minera…
Para la minera no tenía yo una letra nueva, así, que me dijera algo. En la que me pudiera meterme y sentirla. Tengo un amigo que escribe muy bien, Paco Acosta. Un señor ya mayor, gran aficionado al flamenco. A quien he dado una alegría muy grande cantando su letra y ganando con ella, y lo llamo y le digo: “Paco, mira, he decidido ir esta año a la Unión, si tienes alguna letra que puedas facilitarme para la minera”. Su respuesta fue tan rápida como sincera: “Te voy a mandar todo lo que tengo de cantes de levante y tu escoges. Ojalá te guste alguna, porque para mí sería una gran satisfacción. Me envió mucho y buen material. Elegí esas dos porque el texto me llamó poderosamente la atención y lo llevé al momento que yo estaba viviendo. Un momento de desánimo en mi carrera. Veía año tras año pasar los ciclos más importantes como si no existiera .No entendía por qué.
Ese sentimiento que ha podido tener un minero que ha estado metido bajo tierra, en esas condiciones tan duras, se me parecía mucho a lo que me pasaba en esos momentos, como estaba viendo de negro el panorama. Necesitaba sentir eso para meterme en el cante, en lo que la letra decía.
¿Cómo va el disco?
Bien .La verdad es que estoy contenta. Se han vendido discos, no voy a decir lo contrario. Pero sobre todo tengo la satisfacción de que todas las críticas han sido magníficas y con eso me siento como si hubiese vendido tropecientas mil copias. La gente que ha escuchado el disco me cuentan que es un trabajo muy cuidado. Muy meditado hasta en el orden de los temas. Una obra redonda en su conjunto. Hasta la minera, que fue una inclusión de última hora. Se solicitó el audio del directo de la final, pues pensaba que no podría repetir en estudio, lo que sentí aquella noche en el Mercado Público de la Unión. Y ahí está, cerrando un sueño perseguido durante años que por fin es una realidad. Por eso lleva el título de “Luz en las minas” pues es como un destello que me ha llevado hasta aquí.
Y ahora ¿qué es lo que viene?
Lo primero que Juan Ramón grabe su disco. Eso no tiene vuelta de hoja. Después estoy pensando en algo que quizás no sea tan tradicional. Estoy valorando una serie de cosas, pero a flamenco va a sonar, pues creo que no podrá sonar de otra manera. Cualquier cosa que yo haga siempre sonará a flamenco. De todas formas, han quedado cantes tradicionales fuera de “La Voz Vivida” y quizás los meta en el próximo. Ojalá que no demore tanto como este.
De la conversación con Antonia Contreras, me llevo conmigo la imagen de haber estado con una mujer refinada y exquisita en el trato cara a cara. Sincera en sus palabras y firme en sus decisiones .Rebosante de optimismo. Sin rencor por lo vivido, pero sin olvidar nada de lo ha qué ha tenido que pasar para llegar hasta donde ahora se encuentra. Un sitio que se ha ganado sobradamente, a fuerza de trabajo, constancia y buen cante. Alguien que tiene muchas cosas por decir y hacer dentro del mundo del flamenco.
Le deseo que consiga todo aquello que se proponga, pues sin lugar a dudas, será si cabe, mejor de lo que nos ha dado hasta ahora, que es mucho y bueno.
Premios y Distinciones:
Primer premio en el XXV Concurso Nacional de Cante por Peteneras (Paterna de la Rivera, 1999).
Primer premio de Colombianas en el Concurso de Cantes de Ida y Vuelta (Marchena 2000).
Premio a la Mejor Malagueña de La Trini en el XII Concurso de Cante Flamenco Juan Casillas (Antequera, 2000).
Primer premio en el Concurso de Saetas de la Peña el Palustre (Málaga, 2001 y 2003).
Premio de la Universidad de Málaga en el XXX Concurso Nacional de Saetas de la Peña Trinitaria (Málaga).
Primer premio en el Concurso de Cante Flamenco “Frasquito el Rubio” (Alcalá del Valle, 2003 y 2005).
Primer premio al Cante Libre en el XXIX Concurso Nacional de Cante por Serranas (Prado del Rey, 2003).
Premio a la mejor cantaora en el XV y XVI Concurso de Cante Flamenco Juan Casillas (Antequera, 2003 y 2004).
Primer premio en el XXX Concurso Nacional de Cante por Serranas (Prado del Rey, 2004).
Primer premio del XVI Concurso de Arte Flamenco “Ciudad de Ubrique” (Ubrique, 2004).
Primer premio del II Concurso Regional de Cante Flamenco “Villa de Ardales” (Ardales, 2005).
Premio Lámpara Minera en el 56 Festival Internacional del Cante de Las Minas. (La Unión 2016).