Mijas (Málaga), Teatro La Laguna 2/4/2011
Francisco Reina
Primero, fueron los bailes de candil, en patios de vecinos, manifestación primigenia de este arte que retrató Alma Flamenca en su espectáculo ‘Los pilares del flamenco’, el 2 de abril en el teatro Las Lagunas de Mijas (Málaga). Y luego, serían los cafés cantantes y, posteriormente, los teatros, los escenarios que acogerían a los bailaores flamencos, en una evolución histórica de la se ofreció una brillante síntesis.
Ilustraron los bailes de candil con abandolaos y tangos, con Sonia Berbel y Rafael de Lola, al cante, Matt McGurk, a la guitarra, y dos bailaores y dos bailaoras (ellas, con mucho donaire) ataviados con trajes típicos de la época -finales del siglo XVIII y principios del XIX-, con los que compusieron una escena costumbrista al más puro estilo de las que retrataron autores románticos como Estébanez Calderón. Mostraron, además, cómo debía ser aquel baile primitivo, más lento y teatral, de cortejo.
En esa evolución histórica del baile flamenco, desde mediados del siglo XIX, éste inicia su profesionalismo. Es la etapa de los cafés cantantes, la edad de oro del flamenco. Componen, asimismo, un cuadro típico de la época reseñada y Sonia Berbel canta por caracoles, con ecos añejos, mientras Eva Sedeño le da la réplica al baile. Prosiguen, con brillantez, por bulerías. Turno, después, para las sevillanas y para una bella farruca rematada por rumbas, protagonizada, en este caso, sobre las tablas por Miguel Lorca, con su baile elegante y reposado.
Acto seguido, Rafael de Lola interpreta la caña con Evelyn Bravo, al baile. Maneja la bata de cola (y el mantón) con soltura. Logra una estampa muy bella y flamenquísima, pese a la gran dificultad que entraña el baile con dicho traje.
El toque y el baile (indisolublemente ligados, no en vano la guitarra marca el compás y el ritmo de éste) dejan paso a un momento solemne, a los orígenes del cante, representados por el martillo que marca el compás sobre el yunque y el martinete/carcelera interpretado por Ramón Cortés, veterano cantaor y gran conocedor de los cantes. Canta con mucha hondura, sabiduría y pureza.
La tercera etapa del baile (se pasa por alto la llamada ópera flamenca, en la que el baile tuvo muy poca presencia) se desarrolla en los teatros y se crean coreografías denominadas ballets flamencos. Berbel interpreta una soleá por bulerías con el cuadro al completo, en uno de los momentos álgidos de la noche. Continúan ellos bailando por bulerías. Ellas les dan el relevo por guajiras, ataviadas con vestidos de la época colonial, logrando una bella composición. De nuevo con el cuadro al completo, alcanzan otro momento culmen por tientos-tangos. Cualquier espectáculo flamenco que se precie suele tener un fin de fiesta por bulerías y éste no iba a ser menos, con la particularidad de que la cantaora también bailó mientras una bailaora, Eva Sedeño, le cantaba. Papeles cambiados, gozoso espectáculo