La leyenda jienense cuenta retomar el espectáculo de su 40 aniversario el próximo julio en Granada mientras da el salto a youtube para recomendar sus gustos flamencos.
Revista La Flamenca. Xavier Grau.20/5/2020
A ritmo de bulería lenta, sentida, con dolor, pero con luz, canta Carmen Linares a Miguel Hernández:
“y entro en los hospitales, y entro en
los algodones
como en las azucenas”
Lo canta esta leyenda del flamenco en su último disco, Verso a Verso, dedicado a la obra del poeta de Orihuela. Estas mismas letras las escoge hoy para ilustrar desde la metáfora el momento triste que la pandemia hace vivir al mundo.
“Para la libertad, sangro, lucho, pervivo
Para la libertad, mis ojos y mis manos
Como un árbol carnal, generoso y cautivo
Doy a los cirujanos”
Un mes antes de la declaración del estado de Alarma por la crisis sanitaria, con los aplausos retumbando entre las paredes del Teatro de la Zarzuela de Madrid, Carmen Linares se fue a casa tras el exitazo del espectáculo que pone sobre el escenario 40 años de su carrera en solitario y que esa noche contó con Luz Casal como artista invitada. Un montaje de aniversario para conmemorar ese recorrido “hecho despacio, como se hacía antes, pasando por todos los pasos que hay que dar, empezando con cantar para el baile, aprendiendo de todos y de todo”, explica.
Ha sido el covid-19 el que ha parado una gira que hacía feliz y contenta a la gran señora del cante (primer gran apelativo que siempre la acompaña).
Nos lo cuenta vía telefónica desde la capital de España “sin salir para nada, junto a mi marido, con videollamadas a los hijos y problemas de insomnio los primeros días...”
“Yo creo que ‘Para la libertad’ es un himno como lo dejó hecho Serrat y no tenía sentido que yo lo hiciera igual”, responde sobre el trabajo hecho junto a Pablo Suárez al piano, Salvador Gutiérrez a la guitarra, Josemi Garzón al contrabajo y Karo Sampela a la percusión.
“HOY, ENTRE TANTAS PERSONAS QUE ESTÁN SUFRIENDO Y MURIENDO POR LA ENFERMEDAD, HAY QUE RECUPERAR LA SOLIDARIDAD”
“Hoy, entre tantas personas que están sufriendo y muriendo por la enfermedad, uno de los valores esenciales a recuperar es la solidaridad, pero también la libertad porque la pandemia nos ha frenado en seco a todos y somos mucho más vulnerables”, comenta la artista que tomó de su ciudad natal el apellido artístico.
“Para la libertad, sangro, lucho, pervivo
Para la libertad, mis ojos y mis manos”
“Nada será como antes”, lamenta, “a mí me afecta esta crisis como a todo el mundo aunque yo ya tengo mi vida hecha y puedo soportarlo económicamente pero me produce una pena enorme lo que están sufriendo todos esos músicos con talento, con familia, con niños”.
Por eso, esta gran dama del cante (segundo gran apelativo que nunca la abandona) pide que una vez encaminada la normalidad “todo el mundo se vuelque a los teatros, a los cines, a los conciertos porque yo iré a ver a todos los compañeros que pueda y a las cafeterías, que es lo que he hecho siempre”, apunta instando a todo el público a reaccionar en defensa del arte y de la cultura.
Las leyendas también reivindican, tal vez por eso son más leyendas. Rompen. Hay que apoyar siempre la Cultura y los artistas siempre somos los últimos”, expone. “Por eso es necesario que el Gobierno atienda al sector”, añade sabiendo que “hay mucho que atender y que debe repartirse equitativamente”.
“VOY A SEGUIR OFRECIENDO EL MISMO ESPECTÁCULO AUNQUE LOS TEATROS SEAN PEQUEÑOS, PORQUE SI PIERDO O DEJO DE GANAR SERÁ COSA MÍA”
Como empresaria, como mujer decidida al frente de su propio sello discográfico para “editar los discos como yo quiero y con el respeto que requieren los poetas a los que se los dedico”, la cantaora promete: “Yo voy a seguir apostando por mi gente, por mis músicos, mis bailaoras, mis técnicos y voy a luchar para seguir ofreciendo el mismo espectáculo completo aunque los aforos sean más pequeños y los cachés disminuyan porque si pierdo o dejo de ganar será cosa mía”.
“Voy a estar al lado de mis compañeros”, puntualiza. Lamenta que la gira del 40 aniversario esté en vía muerta. Toda la ilusión se dirige enfocada ahora para el próximo 18 de julio en Granada donde se mantiene en cartel para el Palacio de los Córdova: “es muy importante mantener el ánimo y recordar que nos transporta, que es un bálsamo que nos llega al corazón”.
Mientras la cita granadina aguanta, otras, como la de Málaga, han caído definitivamente del calendario y con ella la colaboración en el escenario junto a Sílvia Pérez Cruz. Con la catalana ha dejado grabada otra estratosférica versión de Casida del sediento con música de Luis Pastor sobre el poema de Hernández dedicado al deseo y al amor.
A propósito del encuentro, recuerda que “Sílvia es una de las artistas que más me gusta, tan importante, que emociona con su gran sensibilidad y a pesar de tener colores de voz tan diferentes, le dimos libertad para grabar el tema y salió a la primera, como si lleváramos ensayando un mes...”.
“HAGO RECOMENDACIONES EN YOUTUBE PORQUE MI MARIDO ME GRABA Y MI HIJO DICE QUE A LA GENTE LE GUSTA VERME”
Carmen Linares reconoce que pasa estos días a cero de actividad y casi también con el motor de su creatividad calado. Se apoya en el clásico dejar que la vida la sorprenda en este instante en el que, sin embargo, descubre nuevas facetas de su pasión por el flamenco. Así se ha convertido en la nueva youtuber con canal propio, “porque mi marido me graba y mi hijo dice que a la gente le gusta mucho verme”, aclara.
En la red recomienda la música de Manolo Sanlúcar en Tauromagia, La leyenda del tiempo de Camarón o el primer disco de Lole y Manuel, Nuevo día, que fue todo un descubrimiento. También muestra sus predilecciones en el cine, de Carlos Saura a Elia Kazan, y sus lecturas recientes como el epistolario de Lorca editado por Andrew A. Anderson.
De sus contactos casi diarios y por teléfono con sus compañeros más jóvenes como Pitingo, Marina Heredia, Arcángel o Miguel Poveda, recoge Carmen el aire de los tiempos on line. Con su marido, Miguel Espín, a la cámara, en su canal oficial reivindica el poder de unión de la Cultura.
Es su marido, como su hijo, también Miguel, manager y a los mandos de la comunicación y las redes, el núcleo duro del apoyo a la artista. Su hijo Eduardo la acompaña como segunda guitarra en algunos conciertos y con su hija Lucía, cantante y actriz, ha grabado el tema No puedo olvidar en el último disco.
Cierto es que siempre tuvo el sustento entusiasta de su familia. Ya desde sus inicios, con el orgullo de su padre, muy aficionado guitarrista flamenco que “fíjate tú lo contento que estaba de que su niña cantara”, recuerda con satisfacción. La complace especialmente haber sabido combinar su estrellato artístico con la familia “hasta el último momento, que he podido ocuparme también de mis hijos e incluso de mi madre viviendo con nosotros”.
Espín no es un puntal baladí en la carrera de Linares. No en vano fue asesor y programador, junto al escritor Fernando Quiñones y Romualdo Molina, de las series “Flamenco’, ‘Ayer y hoy del Flamenco’, ‘La Buena Música’ y ‘Arte y artistas flamencos’, emitidas por TVE entre mediados de los 70 y principios de los 90. Su cartilla de creaciones incluye, hasta la primera década de los 2000, otros documentos televisivos como ‘Tesoros del flamenco’, ‘Tesoros del baile flamenco’ y ‘Tesoros de la guitarra flamenca’ para TVE y ‘La luz del flamenco’ en Europa para el Canal ARTE
“Yo con mis compañeros soy como una esponja”, cuenta Carmen, “y sigo dando gracias por vivir de un trabajo que me apasiona así que cuando estoy con los más jóvenes, que me quieren mucho, me dan mucha fuerza y un subidón que no veas”. Sin considerarlos ni discípulos ni herederos, la artista que, debutó con temporadas largas de hasta un año y medio en Chinitas y en Torres Bermejas -junto a Morente, Camarón, Serranito, Carmen Mora y La Perla- pone en valor a las nuevas hornadas de artistas.
“LOS JÓVENES FLAMENCOS LO TIENEN HOY MÁS DIFÍCIL PORQUE SE LES EXIGE UN ÉXITO RAPIDÍSIMO”
“Los jóvenes flamencos lo tienen más difícil que lo tuve yo porque entonces había mucho trabajo y hoy se exige un éxito rapidísimo cuando en el flamenco hay que ir despacio, porque las prisas no le van bien”. “Yo entonces no me sentía mal pagada, todo era más barato y yo era consciente que había que ir paso a paso acumulando vivencias”, recuerda la que hasta hoy es la única intérprete distinguida con el Premio Nacional de Música fuera del ámbito de la música clásica y la ópera.
“A los jóvenes hay que darles tiempo para que vayan acumulando ese poso que el flamenco requiere para hacerse al escenario y tal vez hoy existen más redes de comunicación pero menos circuito”, da cuenta Linares.
Sorprende, entre la vivacidad de su expresión y la emoción de su recuerdo, como intenta acomodarse al traje de elogios que le dedican la crítica, el público y la profesión. “No puedes escapar a que te consideren una leyenda”, dribla entre sonrisas, “aunque yo no voy dando lecciones a nadie y lo único que quiero es que la gente se emocione y vibre al ver un concierto o escuchar un disco mío”.
No trabaja con retrovisor, pero esta pionera en publicar una Antología de la mujer en el cante en 1996, se sabe parte de la última generación de grandes del Flamenco. ¿Candidata a la Sexta Llave de Oro del Flamenco que no tiene aún poseedora femenina? “Aunque no estoy yo muy al tanto de los comentarios en las redes y todo esto se me escapa...”, murmura escuchando de lejos.
La suya, de la Morente, Camarón, Paco de Lucía y otros grandes, la define como generación que “si algo fuimos es grandes luchadores por esta profesión y hemos aprendido de los predecesores dignificando y dando difusión al flamenco”, constata mirando atrás sin nostalgia.
“No hemos tenido miedo a la novedad, hemos liderado cambios, a veces sin ser conscientes”, recuerda. Como cuando ahora se ve reivindicada como precursora del feminismo en el flamenco por el antológico disco en honor de la Tía Marina Habichuela, la Niña de los Peines, la Serneta y la Trini, entre muchas otras.
“ESTOY CONTENTÍSIMA QUE LA ‘ANTOLOGÍA DE LA MUJER EN EL CANTE’ TENGA HOY ESA REIVINDICACION FEMINISTA”
“Lo que yo pretendí entonces era grabar los cantes de todas esas mujeres que yo cantaba, recoger esos estilos y hacerlos a mi manera para que fuera auténtico al coger los cantes de raíz” aclara. “Aunque claro que hoy estoy muy satisfecha de que se me reconozca como feminista, entre las que me incluyo, luchando porque las mujeres tengan los mismos derechos que los hombres, pero entonces yo no busqué para nada esa reivindicación que ahora estoy contentísima que tenga el disco”.
Historia viva del flamenco (ese cuarto gran apelativo que va con ella), Carmen Linares siente muy presente lo que aprendió de los artistas ya consagrados con los que coincidió en sus inicios. Lo narra con viveza: “recuerdo ese gran respeto que tenían por el arte, por estar a la altura del Flamenco como artistas y como seres humanos, dentro y fuera del escenario, con esa dignidad, esa afición y ese amor que sentían”.
“PEPE EL DE LA MATRONA, UN SABIO DEL QUE RECIBÍAS UNA LECCIÓN DE VIDA CADA VEZ QUE TE HABLABA”
Entre sus palabras, cuela la imagen de Pepe de la Matrona, “un sabio al que yo ya conocí yendo él con el garrote y yo siendo una cría, pero del que recibías una lección de vida cada vez que te hablaba, con esa clase”, rememora. Tiene también un recuerdo para Mairena, con el que tuvo menos trato. Y para Fosforito, con quien hizo una gira por Francia, y del que destaca “su gran calidad artística y su profesionalidad”.
En estos días de espanto y pérdida, tal vez la Carmen ser humano avanza en las casillas a la mujer artista cuando reconoce que “el sufrimiento de la gente, que no tienen ni para comer, o las familias que han perdido a alguien cercano, me conmueve y aunque yo he tenido suerte porque no nos ha tocado cerca, siento una necesidad enorme de ayudar y por eso acabo de hacer una campaña para Cruz Roja Jaén y me ofrezco a Cáritas o a quien lo necesite”.
Así lo hace, así se muestra y de este modo insiste en que los artistas pueden hacer mella en el espíritu de la gente y colaborar a “tirar para adelante todo esto cuando pase, sin olvidar que solidaridad es la gran palabra para estos tiempos”, dicta la gran papisa del flamenco (otro gran apelativo que se le asigna) aunque “este no lo recordaba... ¡mira qué gracia!”.