Marina Heredia muestra sus costumbres flamencas en el Auditorio Nacional de Madrid.
La cantaora recuerda sus credenciales en la capital española y ofrece un recital de flamencura, poderío y tradición metiéndose al público en el bolsillo con su frescura añeja.
Marina Heredia vive un gran momento en su carrera profesional, es algo que viene pasando desde hace un tiempo y se afianza como una de las mejores intérpretes femeninas del flamenco actual, pero a ella le gusta recordar el pasado, su pasado y la historia que ha hecho al flamenco grande y a la fuente de la que ella misma ha bebido.
La granadina comienza en el Auditorio Nacional de Madrid con una milonga, que va y viene, de ida y vuelta, y así empieza a calentar y a colocar la voz para continuar por malagueñas donde la voz de Marina es clara y limpia, pero sobre todo flamenca.
Es elegante y sensual siempre que el ambiente la deja, se entrevé lo que quiere dejar claro esta noche, ella es cantaora por derecho, de herencia y sangre; aunque lo quisiera ocultar no podría.
Sublime en la soleá apolá que se marca con un inseparable "Bolita" que tiene genialidades a la guitarra y un diálogo fluido con la cantaora durante toda la actuación, Marina en los palos grandes es gitana de alma y corazón, rompe los tercios con su voz de arriba abajo y da una clase de cante grande que continúa por bulerías. Una de las costumbres de la cantaora es recordar públicamente de quien a aprendido, en quien se ha fijado y la ha enriquecido, como Luis de la Pica, Pencho Cros, El Chino, Antonio Chacón y un sin fín. En Madrid anoche se acordaba en los cuplés por bulerías a Adela "La Chaqueta" con su traje blanco impoluto de claridad flamenca y pureza auténtica.
Camarón presente en las bulerías que le hace Marina saliendo del alma hacia el corazón de los asistentes que más que atentos están perplejos antes el despliegue y la soltura de esta fémina.
Otra costumbre de sus recitales es la comodidad, Marina Heredia es una artista natural y espontánea, y se descalza para estar cómoda ante un público al que ha venido a conquistar, y lo hace por seguiriya y acordándose de la Paquera de Jerez, aquel torrente salvaje de voz y de mujer que no la paraba ni el más fuerte de los vientos al cantar. Magistral en este cante tan rancio que entona con fuerza y garra, con el poderío que siempre la acompaña y las seis mejores cuerdas que la entienden.
Llegamos a su tercera costumbre, su tierra. Respetuosa y sencilla recuerda a Morente por tangos de Granada, interminables letras con sus adornos, con el pellizco granaíno que siempre gusta, coqueto y a compás. Ella tiene muy claro que es un recital, y el suyo es variado, flamenco y con mucho sentido, bastante completo, claro está porque su talento y su voz se lo permiten también. Está lleno de contrastes, como el vestido que ahora luce, negro con soberbia y esbelta figura.
Para finalizar y hacerlo con un saber alegre y fiestero, Marina ha elegido una rumba de Bambino, otro grande, rumba flamenca a la que ella le pone su fuerza y su garra. Se deshace del sonido que hoy no estaba de su parte y se despide por fandangos con cariño y gratitud para una sala llena que la despide de pie. Poco a poco va terminando la noche de Marina Heredia en la Sala de Cámara del Auditorio Nacional de Madrid, donde ha hecho un espectáculo flamenco sin demasiadas parafernalias, más bien desnuda y sincera, recordando a nuestros flamencos de siempre en su voz, esa voz que posee la capacidad de hacerte disfrutar, de transmitirte un sentimiento y de removerte el estómago.
Contenta y agradecida, cercana y elegante se va la Heredia del Albaicín, la hija del Parrón, la aficionada al buen cante, la artista que disfruta en unas tablas, la gitanilla que se descalza en el escenario, la cantaora de las costumbres flamencas, la Marina Heredia en estado puro. Ya no hay más que enseñar, domina los cantes que ha hecho y los que le han faltado, es una temible fiera por pregones, cantes de levantes e incluso tonás, por alegrías y por tientos, y por todo lo que ella pueda generar dentro de su ser, pero iba a ser ya mucho cante añejo y jondo para esta puesta en escena que supone el aperitivo antes de la salida de su próximo disco. Sin duda, su repertorio de hoy ha sido acertado, ha ido cambiando el tercio de más flamenco a más compás, de más grande a más chico y viceversa, demostrando su versatilidad en cualquier cosa que sepa a flamenco.
Ficha artistica:
CNDM: Ciclo Andalucía Flamenca
Cante: Marina Heredia.
Guitarra: José Quevedo "El Bola".
Palmas: Anabel Rivera y Jara Heredía.