Edita: Extramuros Facsímiles, 2007
Los jitanos llaman gachos a los andaluces, y estos a los jitanos flamencos, sin que sepamos cual sea la causa se esta denominación. De este modo prologa Demófilo su obra en la que recoge y anota lo que denomina Cantes Flamencos. Esta nomenclatura responde a la diferenciación entre los cantes andaluces, y aquellos propios de una serie de individuos, en su mayoría gitanos. En este sentido, quedan excluidos de esta obra muchas coplas que hoy en día consideramos flamencas, pero que a bien del padre de los Machado, no tenían tal marchamo. Estamos a ante una obra básica de la flamencología tradicional, por lo que muchos de los presupuestos que se recogen en el prólogo de la misma ya han sido superados. Es ilusorio no considerar a los cantes de levante, o a las propias alegrías como cantes de entidad flamenca. No obstante, la obra es básica para acercarse al mundo del flamenco, teniendo en cuenta que se editó en la sevillana imprenta de El Porvenir en 1.881. la misma recoge casi 400 soleares, 177 seguiriyas gitanas, 16 polos y cañas, 49 martinetes, 9 deblas, 23 peteneras y 16 tonás y livinas del repertorio de Juanelo. Precisamente del mítico cantaor jerezano se recoge al final del libro una relación de cantaores de la época. Como apéndice destacar la biografía de Silverio Franconeti, y otro centenar de coplas de su repertorio.