Web revista La Flamenca 16/5/2014 / Pedro Madroñal
La poesía hecha lance torero y al compás del mejor flamenco. Este sería un buen titular para el trabajo discográfico que presenta José Luis Rodríguez Ojeda, poeta flamenco y profesor de literatura nacido en Carmona que repite la fórmula iniciada en su anterior trabajo discográfico “Retablo flamenco de la pasión de Cristo”, es decir, una recopilación antológica y flamenca con una temática común. En esta ocasión el mundo del toro es versado por el autor de forma brillante y concisa sin entrar en tópicos ni arquetipos, sólo en emoción compartida y conocimiento sentido.
La obra presentada se encuadra dentro del ciclo “Flamenco y Universidad” y corresponde al volumen XVI en una demostración por parte de la cátedra de flamencología de la Universidad de Sevilla dirigida por D. Rafael Infante del apoyo a la cultura jonda resultante del dialogo del flamenco con otras artes y ciencias.
Para entonar el verso y hacerlo cante el autor ha contado con la madura y sabia voz de José Parrondo que se desenvuelve extraordinariamente en los diferentes estilos o tercios de la obra, desde alegrías hasta bamberas, desde guajira hasta bulerías, pasando como no, por la seguiriya y la soleá, cantaor seguro en todas las suertes del cante grande.
La guitarra más que un soporte musical se presenta como protagonista que por momentos pelea con el cante como el toro con el torero formando una singular estampa. Cinco primeras espadas del toque, Niño Pura, Pedro Sierra, Eduardo Rebollar, Manolo Franco y Paco Cortés, ahí es nada, se afanan en dotar de solera y aroma cada tercio, cada lance.
Para colmo el libreto lo ilustra Antonino Parrilla, pintor de arte, y recoge por escrito cada copla ora cantada por Parrondo ora recitada por Rodríguez Ojeda, más un enduedado prólogo de Fernando Iwasaki. Un doble CD editado por “La voz del flamenco” con trece cortes en el que participa además de distintas universidades andaluzas el Instituto Andaluz de Flamenco.
Dos mundo en uno, el flamenco y los toros, que compartieron historia e historietas, estética y símbolos, protagonistas y aficiones…pero que desde hace mucho tiempo caminan por separado y hacia destinos distintos y distantes perfectamente enlazados a través de la poética sincera y elegante de Rodríguez Ojeda que vive como poeta y siente como músico, que piensa en flamenco y compone en torero.