José Manuel González El Gufi expone en El Dorado el camino compartido entre el Flamenco y el Jazz.
Revista La Flamenca. Barcelona. Xavier Grau. 17/5/2019 Fotos: Paloma Pérez
“Con el Misisipi bañando Triana y el Guadalquivir atravesando Luisiana, no sería difícil imaginar a Bessie Smith cantando a compás y a Pastora Pavón marcando las pautas del blues más genuino”, así inicia el periodista Pere Pons su texto de presentación del ciclo “Flamenco-Jazz: ¿rama o injerto?” que organiza la Sociedad Flamenca Barcelonesa El Dorado hasta el próximo 27 de junio.
Abierto a lo nostálgico con el cante de Manuel Gerena y la guitarra de Juan Ignacio González con una segunda sesión con el piano incendiado de David Peña “Dorantes” acompañado por Javi Ruibal a la percusión, el ciclo ha incluido la conferencia “Jazz Flamenco, pioneros y desarrollo de un estilo sin dogmas” a cargo de José Manuel Gómez “El Gufi”.
¿Que si rama o injerto?, para este periodista experto entre expertos, la respuesta varía: “rama en el caso de Paco de Lucía porque no corta el fluido del tronco principal de toda su carrera”. “Injerto sin embargo en el caso de Jorge Pardo porque hay un lenguaje que procede del exterior del flamenco”, nos cuenta el autor del libro “Tribulaciones de un DJ Flamenco” editado ya en digital y pendiente de su distribución en papel.
Ante la discusión eterna entre lo que fluctúa en torno al jazz y al flamenco, y a la vuelta, Gómez lo tiene claro al indicar que “el cante flamenco no ha evolucionado tanto como la guitarra o el baile y este aparente sin sentido hace que el cante se haya mantenido entre esas esencias”.
Con una significativa fotografía de Don Cherry y Pepe Habichuela, guitarra cómplice en mano, El Gufi resume en poco más de una hora el largo devenir del coqueteo entre jazzeros y flamencos citando a Lionel Hampton, Miles Davis y Coltrane pero tambien a José Antonio Galicia y Pedro Iturralde salpicando anécdotas sobre Max Roach, Chano Domínguez o Diego Amador.
A la pregunta sobre quien se beneficia más sobre la enroscada discusión al albur de los límites entre flamenco y jazz, El Gufi aporta su diagnóstico: “grandes como Jorge Pardo no le dan ninguna importancia a la teorización y lo único que cuenta sobre lo que quería cuando experimentaba con Camarón o Paco de Lucía era llegar al día siguiente y seguir tocando para avanzar”.
La muerte prematura de los tres grandes referentes como Paco de Lucía, Camarón y Morente no ha tenido relevo en el liderazgo por la evolución del flamenco hacia esta orilla de la música jazzística. Para El Gufi “el talento innato de los grandes músicos nacionales se ve cuando todos confiesan que en los inicios de lo que llamamos flamenco-jazz todo el mundo hizo lo que pudo solucionando los problemas a media que se los encontraban en el estudio”. Y así recuerda como ejemplo el gran reto del bajista Carles Benavent al tocar con Paco de Lucía “cuya sonrisa era la única guía para saber que la cosa iba bien”.
“TENEMOS EL APARTADO GUITERRÍSTICO MÁS ASOMBROSO DEL PLANETA”
Es consciente José Manuel Gómez que “tenemos el apartado guitarrístico más asombroso del Planeta y lo que cuesta programar conciertos de guitarra” tal vez, dice, porque el estratosférico “endiosamiento” de figuras como Paco de Lucía impide ver a los “apóstoles”. Y cita los arriesgados trabajos a la producción de Refree con la primera Rosalía “con un disco muy añejo y muy de principios de siglo”.
Aceptando la máxima apertura en cuanto a preferencias y estilos, sorprendido siempre de la riqueza con que se alimentan el jazz y el flamenco, El Gufi insiste en que este ámbito anda lejos de dogmas y normas. Para las nuevas generaciones de músicos, cuenta, los abuelos del género son más comprensivos con sus nietos artísticos, lo que ayuda a entender ciertos fenómenos y la evolución de dinastías como los Porrina a través de La Barbería del Sur o los Habichuela con Ketama.
En definitiva, ¿qué es el flamenco-jazz? “Según los cracks” -explica- “todos han hecho lo que han podido y se las han apañado con ese primer instinto que es sobrevivir y poder tocar”. Y aunque el flamenco, especialmente el cante, “tiene todas las normas del mundo, cada intérprete tiene su regla y su perspectiva”.
Convencidísimo de los resultados y la grandeza de esta convivencia ya legendaria, El Gufi tira de símbolos para ayudar a otear los horizontes en “los que todavía queda mucha música por escuchar”. Lo hace recordando la anécdota, o tal vez falso recuerdo, de cuando allá por 1964 Fernarda y Bernarda de Utrera visitaron Nueva York durante la Feria Mundial. Y se preguntaron la una a la otra desde lo alto del Empire State: “¿Por dónde quedará Utrera?”
El ciclo organizado por El Dorado sigue en las próximas semanas con el concierto de Carles Benavent (bajo), Roger Mas (teclado), Aleix Tobías(percusión) junto a Tomasito (baile) -jueves 23 de mayo-; José Quevedo ‘Bolita’ (guitarra) , Pablo Martín Caminero (contrabajo) y Paquito González (percusión) -6 de junio-; Mariola Membrives -20 de junio- y José Antonio Rodríguez (guitarra) -27 de junio-. Para el 19 de junio se ha programado el coloquio Flamenco-Jazz, a pie de obra a cargo de Pere Pons y Guillermo Mac Guill.