Revista La Flamenca: Revista nº 20 / año 2007 Mayo Junio Fotos: Fidel Meneses
El más internacional de nuestros cantaores, el Ilustrísimo y Excelentísimo Señor Juan Peña Fernández, asegura que ya en sus primeros discos puede adivinarse la frescura que luego aportaría al cante más tradicional. Algo que siempre fue con él. Un viaje desde la pureza más radical, a la heterodoxia pasada de categoría. Todo, junto a inmensas lecciones de didáctica sobre gitanismo y arabismo. Medio cuerpo al vacío en la planta número sesenta y cinco de un rascacielos desde el que sigue tirándole gañafones a las nubes. Todo subyace en su conciencia, hilvanada a base de las lecciones magistrales -hoy imposibles- de catedráticos como Pastora, Mairena y Talega. La Niña, que lo adoptó artísticamente, sabía que era un diamante en bruto. Por eso llegó a quitarle de las manos al mismísimo Antonio, el premio del Concurso de Mairena de 1964 que ya habían adjudicado a Menese… Porque era de su “niño”.
Recuerda cuándo decidió dedicarse al cante?
Eso no se decide, se va uno auto convenciendo. Yo no pensaba ser artista. Estaba con mi padre en los negocios, pero tocaba la guitarra y cantaba desde chico. Un día apareció La Paquera con un guitarrista menos y me dijo que si quería irme con ella. Tenía 17 años. A mi madre le gustó la idea aunque me decía “¡¡Ten cuidadito!!”. La Paquera tenía una hermana de mi edad, y había un roneillo ahí… Después de eso me contrató Gitanillo de Triana para su tablao de la Venta de Antequera. Y como mi padre era muy amigo de la Niña de los Peines y de Mairena, empecé a cantar en ese ambiente. También conocí a mi primera mujer, me enamoré como todos los chavales y me fui a Madrid. No sé si es el destino o lo decidí.
Usted bebió de muchas fuentes. Se ha hablado hasta la saciedad de su mairenismo. ¿Sigue en ese punto?
Mairena ha sido tan grande, que el que canta bien no ignora a Mairena. Pero después estuve cinco años con la Niña de los Peines. Viviendo. Así que entre Pastora, Juan Talega y Mairena me hicieron un cacao que no veas. Cuando me fui a Madrid de cantaor no era consciente de lo que llevaba en la cabeza. Fue saliendo poco a poco. Después de escuchar todos los días a Pastora, Pepe Pinto, Tomás Torre, a Antonio…
Pastora me llamaba “Mi niño” y me defendía de todos los que se reían de mí.
¿Qué recuerdos guarda de cada uno?
Me acuerdo siempre de Mairena, como cantaor y como persona, porque conviví mucho con él. Y el recuerdo de Pastora es entrañable. Una muy tierna. Me defendía cuando se reían de mi los mayores: “Ustedes reírse de él -decía- , que el niño os va a partir las cachas a tos”. Me vio algo especial, pero lo especial era que ella era especial. Cantaba de una forma, con unos melismas; que fueron los que después me lanzaron a hacer el cante de otra manera. Y Juan era perfecto. El sumo pontífice. Con su cabeza leonina, los pelos blancos, tan solemne cantado…
En su familia, además de su madre, estaban sus tíos Perrate, Bastián Bacán, Fernando Funi, Lagañas, Fernanda y Bernarda de Utrera…
Esa era otra escuela. Perrate cantaba muy bien. Recuerdo haber estado de fiesta con él, con los Guardiola, y empezar entonándose perfectamente, sin hacer voz. Y Fernanda y Bernarda, mi madre La Perrata, imagínate… eran familia de La Serneta. Y por parte de mi padre, oriundos de San Fernando que después se mudaron a Jerez, de la rama del Ciego de la Peña. De ahí hemos heredado los problemas de vista que tenemos en la familia.
¿Quién le corrigió más en sus comienzos?
Hombre, el que más caña me daba era Antonio. Le ponía pegas a todo el mundo. No tenía piedad. Una vez en Granada, tras haber presentado aquello de la Toná y Liviana, se llevó un disgusto grande porque el público no lo entendió. Se rebeló mucho, y en La Platería empezó a chillar: “¡¡¡En Graná no entienden…!!!”. Su hermano Curro me empujaba para que lo frenara, pero al llamarle la atención me gritaba: “Tú me dejas. Yo digo lo que me da la gana, que sois tos muy malos. ¡¡Y tú el peor…!!”
¿Ese cante se lo dijo Talega a Mairena?
Lo hicieron entre los dos. Juan le dijo un pedazo y Antonio le puso el resto. Lo que no se es porque Antonio era tan modesto. Como el cante de Charamusco, que era uno que ponía las lindes de alambre en las fincas. Ese hombre hacía un tercio y Antonio terminó el cante No sé por qué no ha querido decir esto es mío. Pudo pasar a la historia como un buen creador y no quiso. Debió ser consecuente en eso.
Usted es un adelantado entre los suyos desde el punto de vista social. Siempre ha defendido la integración de su raza. Ha conseguido ser un ejemplo a seguir, sin perder un ápice su gitanería. ¿Cómo lo ha logrado?
Siendo real. Siendo yo mismo. Nunca he ido con una bandera en un mitin. Reivindicaba desde un prisma artístico. Hice Persecución, el 11 M, los ochocientos años que estuvieron aquí los árabes… Lo que no es lógico es que hay familias gitanas que no quieran saber nada de la cultura. A nosotros nunca nos han hecho diferencia entre los payos, hemos sido muy normales, hemos ido a la escuela y en mi casa siempre se apostó por la integración. Es algo natural. Habiéndose mantenido en un lugar incomodo, justo en la línea que separa ortodoxia y heterodoxia, ¿Cómo calificaría lo que hoy hace la juventud?. Ni una cosa ni la otra. Como dices, yo al menos estoy en la línea de la discusión. Pero lo que se está haciendo hoy no es gitano-andaluz.
Es gitano-extremeño. Es algo que no he dicho nunca y debemos reflexionar sobre ello. Todo el flamenquito viene de la Marelu y de Ramón El Portugués. Eso después lo engrandeció Camarón con su dulce voz. Hoy se canta solamente por tangos, cogidos de los gitanos portugueses cercanos a la frontera.
De todos modos, es usted uno de los pioneros en las incursiones extraflamencas. Hizo una colaboración en el tema “Behind the Stars” del grupo Smash en 1971.
Estaban grabando “Detrás de las estrellas” en los estudios Philips y Alfonso Eduardo me puso el tema. Estuve escuchándolo y le propuse meter la voz. Una maravilla. Una innovación de la que yo no era consciente. Eso era un rock. Aunque un día, con unos amigos, empecé a cantar blues y los hice llorar a todos. Y era lo más fácil del mundo. Me salía solo.
¿Y los maestros que decían de eso?
Bueno… Mairena y Talega, que siempre iban juntos a todos los festivales, ya decían cuando me subía al escenario: “¡A ver hoy que se inventa el niño!”.
De todos modos, la figura de Lebrijano pasará a la historia como la de un creador nato. Primero desde el punto de vista del análisis interno, desde la propia melodía… Y después desde el punto de vista externo, del cante completo. Pero, ¿por qué la galera no se fijó en el repertorio?
Quedó tan bonita… Como las caravanas. Aunque las caravanas está sin acabar. Me di cuenta después. Pero la galera es complicadísima, no se la he escuchado a casi nadie. No creo que, por vergüenza, venga nadie a cantar las galeras al mismo escenario donde estoy yo.
Es usted un gran acaparador de piropos. Parece que se convocan juegos florales entre los intelectuales, inspirados en su arte. Fue muy celebrado por todos aquellos que dijo García Márquez: “Cuando canta Lebrijano, se moja el agua”
Sí, bueno. Hay otros: Terence Moix me llamó “El Maestrísimo”. O Gala, que dijo: “Cuanto canta Lebrijano, se sorprende Dios”.
Pero, ¿qué es lo más bonito que recuerda que le hayan dicho por la calle?
De todo… una vez me gritaron: “¡No te mueras nunca!”. Y conteste: “¡No!, si yo no quiero morirme”. Jajaja…
Durante más de 30 años, a los cantaores de su generación les ha tocado caminar a la sombra de Camarón, que cantaba muy requetebién, pero de el que el tiempo va a dejarnos sólo la imagen de un experimento mediático. Usted que le conoció bien como cantaor ¿Qué piensa de todo esto?
José cantaba muy bien, pero habría que estudiarlo más a fondo. Yo no quiero entrar en polémicas, porque quizás sea demasiado pronto. Lo que si te puedo decir es que José cantaba por tarantos mejor que el que los inventó.
Se ha preocupado mucho por los demás y aunque no ha ejercido la política, siempre se ha situado dentro del socialismo. ¿Qué ideas unen a Juan Peña con esta corriente?
Yo salí de un tablao flamenco donde eran de un color que no era el mío. No voy a decir los nombres de esos artistas porque son muy mayores, pero los había que daban el culo por cantarle a Franco. Cuando a mí me tocaba cantarle al Caudillo siempre me ponía malo. Y era un niño, sin conciencia de lo que venía o de lo que estaba por venir. De lo que si era consciente es de un sistema social más acorde con mi persona. He sido el primero que se jugó la cara por los árabes, cuando aquí un moro era una cosa apestada… Sin querer, porque era algo natural en mí, he estado metido en el Partido Socialista hasta las cejas. Y sigo, aunque menos, porque tampoco tiene uno la fortaleza de antes. Pero mantengo el contacto por las cosas que más me preocupan, como las cuestiones sociales.
Andalucía estrena estatuto. Imagino que estaba entre los del SI. Que espera un andaluz universal como usted de su tierra en los próximos veinte años?
Sí, estoy en el Sí. Yo estoy porque este país tenga más grandeza. Que se hagan casas para los que no tienen vivienda, que los jóvenes tengan acceso al trabajo… Y más trenes. Que podamos llegar rápido a todos los sitios.
¿Cree que los políticos vienen a beneficiar a este arte o simplemente han descubierto ahora el filón de oro que es el flamenco de cara al turismo?
Eso ya lo decía yo hace tiempo. Y me trajo sus consecuencias.
Aparentemente, y lo digo con toda la cautela del mundo, la mayoría de los artistas jóvenes parecen estar alejados de la droga. O esa es la imagen que proyectan. ¿Lo ve así, o sigue la cosa como en los últimos treinta años?
Sí. Eso de la droga fue una novedad. Con las libertades vino el desorden en el pensamiento de los artistas. En aquello picamos todos. Algunos se quedaron pillados y otros tuvimos la suerte de salir. Pero hoy, los artistas que conozco, ni beben… Pero en aquella época todo estaba bien.
Hace poco anunció que haría dos discos más y dejaría de grabar. Triste noticia.
Es que no sé qué voy a grabar más.
Si usted graba su antología y Mercé la suya. Si El Cigala se atreve con otra, como anunció hace años… ¿Puede que esté surgiendo una resurrección del cante sin aditivos? ¿Asistiremos en breve al final de un ciclo, como hace 50 cuando se pasó de la opera flamenca al neoclasicismo?
No creo. Gente que haga una antología hay poca. Que Menese puede hacer una antología sí. Que Chocolate o Naranjito la podían haber hecho… también. Pero los nuevos… habrá que verlo. Porque hay que cantar muchas soleares y seguriyas distintas, romances, tonás…
¿Y aportaría Lebrijano algún cante desconocido?
Posiblemente, posiblemente. Pero no doy pistas.
Suele ocurrir que a los cantaores que vienen de vuelta les falla el instrumento. Le he visto últimamente y, si bien su voz no tiene toda la fuerza de hace veinte o treinta años, aguanta lo que le echen y además transmite como nunca. ¿No cree que habría que aprovecharse de ello prodigándose más en los escenarios?
Eso no depende de mí, depende de los contratos.
¿Qué pasa, que los programadores no saben quién es El Lebrijano? ¿Tiene usted, acaso, un caché inaccesible?
Habría que preguntárselo a los que… Yo cobro menos que otros… Puede ser que hay algo que arreglar… pero no me hagas hablar, que el único que digo algo soy yo, y al único que le han dado palos ha sido a mí.