A simple vista es un chico normal que toma un refresco en la Alameda de Hércules. Quedamos de acuerdo en venir aquí para la sesión de fotos, no solo por ser un lugar emblemático para el flamenco, sino porque en ella se encuentran las raíces de su grandiosa familia cantaora. Los ecos de Manuel Vallejo, de Manuel Torres y de Pepe Torres asoman tras los de su abuelo, José de la Tomasa, el hijo de Pies de Plomo.
No es la primera vez que nos vemos. Tiene una elegancia en desuso, un saber estar ya pasado de moda entre los de su edad. La primera impresión proviene de su ademán sencillo, su gesto humilde, su timidez. Mas al minuto de conversación, la figura de Manuel se hace enorme, la carita morena y el pelo rubio dan paso a un rescoldo de brasas ancestrales en su mirada de diez generaciones cantaoras. Lo que iba a ser una entrevista a un cantaor novel parece que será una charla de cante serio.
Web Revista La Flamenca. Luis M. Pérez.27/4/2018 Fotos: @Pocket_Study
Manuel, ¿tú cómo te llamas? Ayúdanos a desentrañar tu árbol genealógico para saber ante quién estamos realmente.
Yo me llamo Manuel Georgio Fernández. Mi bisabuela Tomasa Soto Díaz era hija de Pepe Torre, hermano de Manuel Torre. Mi otra bisabuela, Lucía Jiménez, a sus noventa y cuatro años, es sobrina de Manuel Vallejo.
Esas dos sagas enormes que te preceden, ¿no te pesan como una losa a veces? ¿Tienes miedo a que se te mida constantemente con ellos?
No, al contrario, es un orgullo pertenecer a una familia donde ha habido tan buenos cantaores y poder decir que en mis generaciones atrás ha habido dos genios como fueron Manuel Torre y Manuel Vallejo. Esto me infunde respeto hacia el arte flamenco, pero es alegría antes que miedo. No, ellos fueron dos genios, y yo soy Manuel, no tengo por qué parecerme a ellos, ni imitar su forma de cantar, solo llevarlo con orgullo, porque después cada uno tiene un camino y unas maneras, no quiero que me comparen, siempre intento ser yo.
¿Desde pequeño fuiste consciente de lo que significaba haber nacido en esta familia?
No era consciente de quiénes eran ellos, sabía que había nacido en una familia cantaora, y me encantaba cada vez que íbamos a verlos, a mi abuelo José, a mi tío Gabriel. Decir ése es mi tío, ver a mi abuelo en la tele, en el ordenador, me hacía sentirme orgulloso. Pero es verdad que, cuando me he hecho más mayorcito y me he metido más de lleno en el flamenco ha sido cuando verdaderamente me he concienciado de dónde venía, de lo que ha significado mi familia en el mundo éste.
Tu afición empezó por la guitarra…
Sí, empecé a tocar la guitarra en la academia de Eduardo Rebollar, entré de guitarrista y le toqué incluso a mi abuelo en Osuna, le toqué por soleá, y me encanta la guitarra, pero la vida te lleva a veces… Con quince años empecé a tocar la guitarra, y no tenía un gran conocimiento del flamenco entonces, escuchaba, pero no era como ahora. Uno se va metiendo poquito a poco, va escuchando, al ir acompañando, escuchas muchos cantes… luego ya entré en la Fundación Cristina Heeren. Con Eduardo estuve mis dos primeros años y al tercero entré en la Fundación. Eso fue el año pasado.
Espera, espera. ¿El año pasado todavía no cantabas?
El año pasado por estas fechas yo tocaba la guitarra, era guitarrista, no cantaba por seguiriyas, por ejemplo, tenía dentro de mí muchas cosas rebujás, pero no lo tenía aprendido ni clasificado. Canté por primera vez el 16 de mayo de 2017 en la Peña Flamenca de Jaén, sí, canté por soleá, que es el cante que siempre más me ha gustado
¿Y cuándo das en concreto el paso de la guitarra al cante?
Recuerdo que por la Feria de Sevilla yo tenía como una necesidad de cantar, y me grabé una letra y se la mandé a mi padre y a mi abuelo José de la Tomasa. Y mi abuelo me dijo que por qué no me presentaba en Jaén a cantar por soleá, para hacer un cante nada más. Y de ahí, Julio, que es un chaval de Granada que lleva una página web de flamenco, me ofreció un recital en Canal Sur. Y claro, yo dije, esto son ya ocho cantes, tengo que ordenar las cosas porque, vaya, yo sabía cantar por soleá un cante completo, pero no sabía estructurar una seguiriya, unas alegrías, unos tientos tangos… Entonces me tuve que poner las pilas, ponerme a estudiar, a ordenar mi cabeza, todo lo que tenía rebujado…
¿Te costó trabajo coger el compás?
Veo que he ido evolucionando. Creo que el compás es algo que uno tiene de manera natural, más o menos desarrollado, y es algo que uno mismo mejora, conforme vas escuchando, lo interiorizas más y más; con la misma guitarra uno va evolucionando, el instrumento me ha servido mucho técnicamente, porque me ha obligado a estudiar, a ponerme el metrónomo para ensayar, siempre es importante ponerse a estudiar con una base rítmica cuando uno está empezando.
¿En quién te fijas para estudiar?
Mis referentes son los antiguos: Manuel Torre, Antonio Chacón, Manuel Vallejo, Pastora Pavón, me gusta ir siempre a las fuentes. Si quiero aprender una malagueña de Chacón, no lo hago, por ejemplo, a través de Enrique Morente, como hay gente que lo hace, sino que voy directamente a Chacón, yo siempre he tenido la curiosidad de ir a escuchar la primera versión. Y después ya puedo ir a Morente, porque Enrique te la entrega masticadita, como más asequible para el estudio. Pero ir a la primera fuente te da la confianza, la certeza de saber si los que han venido después lo han hecho bien, independientemente de que después hayan aportado su personalidad, por supuesto.
¿Mairena o Caracol?
No puedo quedarme solo con uno de ellos, porque te explico. Mairena hizo un trabajo increíble, porque ha rescatado muchísimos cantes y ha hecho una labor que todos los que somos aficionados al cante gitano andaluz tenemos que agradecerle. Ha ordenado y ha clasificado, ha facilitado las cosas a los artistas que empiezan para que sepan cuáles son los cantes y de dónde vienen. Y a Caracol lo veo como a un genio, la magia creadora.
¿Y de los grandes maestros que tú has llegado a conocer?
Me quedo, por supuesto, con mi abuelo José. Juan Peña el Lebrijano, que demostró el conocimiento y ha creado sus maneras y sus intenciones desde el respeto al flamenco y la sabiduría, y es un camino artístico que los jóvenes deberían seguir como un ejemplo. El maestro Rancapino, me encanta, ha sido siempre de mis favoritos. Y Juan Villar, Dolores Agujetas…
¿Se puede cantar bien sin ser gitano?
No tiene nada que ver. El cante gitano es una manera diferente, ni mejor ni peor, es distinto. Manuel Vallejo cantaba como el mejor gitano, pero tenía otras maneras. Si lo que me preguntas es si un no gitano puede cantar gitano te diré que sí, pero en ese caso estaría remedando una manera de cantar. Ahora bien, si te has rodeado de gitanos desde chico, y has adquirido esas formas, que son reflejo de unas maneras de vivir, de sentir, entonces sí.
Dicen algunos que el cante hay que modernizarlo para que llegue al gran público y ahí no importa las barreras que haya que tirar
No, eso cómo va a ser. El cante es el flamenco de siempre, luego está la personalidad del cantaor, que es el que ejecuta los cantes y los hace grandes, no hace falta ni modernizar ni nada, tú naces en un tiempo y con una forma de ser y unas maneras personales, distintas a las de cualquier otro, con lo cual como tú crees el cante es cosa tuya, acorde a tu tiempo y a tu forma de sentir.
¿Aprendizaje en la familia o en la escuela?
Está el cantaor de las casas cantaoras, de la familia donde uno nace, y ése tiene como el apego a su gente, a una forma de cantar propia de esa familia. Pero luego viene un trabajo personal, una tarea que tiene que hacer uno mismo, hay que ser aficionado al cante, aprender de los maestros y formarse su propia personalidad. Vengas de donde vengas, tú tienes tu esencia, las vivencias que hayas tenido. Si luego es verdad que tú vienes con un don para cantar y transmitir, adelante, porque eso lo tienes o no lo tienes, no hay vuelta de hoja.
De la escuela, es importantísimo el conocimiento. Si tienes las herramientas y no posees el conocimiento, sin él no eres nadie. La escuela siempre viene bien, porque allí tienes a los maestros para que te digan las cosas, que te den consejos y, sobre todo, escucharlos cantar; pero ya te digo, lo importante es el trabajo personal de cada uno.
Unas palabras para los lectores de la Revista La Flamenca
Que vayan a los espectáculos de flamenco, que si verdaderamente son aficionados que vayan a apoyar a los chavales jóvenes que están saliendo, que cuando uno sale al escenario siempre se alegra de ver que hay gente aficionada y que se interesa por este arte.