Rocío Molina y Honji Wang, son las protagonistas de este espectáculo dirigido por Sébastien Ramirez, donde a través del baile establecen un diálogo continuo entre disciplinas que ven diluidas sus fronteras.
Web revista La Flamenca 26/1/2015
El Teatro del Archipel de Perpiñán, ha sido el escenario elegido para estrenar Felahikum, nombre árabe asociado al origen de la palabra flamenco. Su director, Sébastien Ramirez, bailarín autodidacta y coreógrafo francés de origen español, ha encontrado en el arte de la bailaora Rocío Molina, aclamada por la crítica como niña prodigio del flamenco contemporáneo, y en la bailarina alemana de hip-hop y ballet clásico, Honji Wang, la forma de confrontar diferentes estilos de danza.
Y es así como presenta “Felahikum”, como un intercambio coreográfico para buscar un posible diálogo entre estas culturas de la danza y para tratar la condición de la mujer en la sociedad, entre otros aspectos de la dimensión social del flamenco y el hip-hop.
El encuentro de Honji Wang con Rocío Molina, plantea qué lenguaje coreográfico puede resultar de unir a estas dos mujeres y sus actitudes, posturas y estéticas específicas. Rocío Molina aporta el contrapunto del arte flamenco que domina desde un nivel artístico inalcanzable y en la plenitud de su carrera profesional. Su baile, hecho de provocación y de su necesidad de explorar, la sitúa más allá de cualquier convención.
Todo ello, es el fruto de tres semanas intensas de gestación e improvisación dando lugar a Felahikum, obra en la que Molina nutre de hip-hop al flamenco y Wang de flamenco al hip-hop. De fondo, un escenario casi desnudo y sin apenas música, dando relevancia a ambas artistas que se retan y se enseñan, se apoyan y se integran, en un proyecto lanzado a modo de manifiesto que exhibe cómo el potencial propio sale reforzado de los procesos de intercambio.-
Después del estreno la pasada semana en el Teatro del Archipel de Perpiñán, su próximo destino será Narbona, a principios de marzo llegará al Mercat de les Flors de Barcelona, para posteriormente desplazarse hasta París. Ciudades que podrán descubrir que un diálogo entre disciplinas dispares como pueden ser el flamenco y el hip-hop, es posible.