El cantaor toledano ultima nuevo disco con letras propias y nueva música de Diego del Morao
Revista La Flamenca. Barcelona. Xavier Grau. 14/1/2020 Fotos: Judit Rodriguez
El éxito discográfico de su homenaje a Pastora Pavón ha azuzado la valentía de Israel Fernández a la hora de debutar como letrista para el disco que quiere presentar a lo grande no más allá de abril. Consciente de los riesgos que asume como artista joven pero curtido, confía en su talento natural y en todo el arte que mamó de pequeño. Artista sin sufrimiento, de máximo respeto y compromiso, le caben cien años de cante en la garganta según Miguel Poveda. Tiende a darlo todo ante el público buscando, siempre, ese premio íntimo que renueva a diario su energía sobre las tablas.
Lo suyo fue ganar un concurso en la tele y llevarse un millón de pesetas...
Fue un inicio bueno sí.
¿Eso le ahorró etapas duras al inicio?
Sí porque mi familia es humilde, de un pueblo toledano chiquitito, Corral de Almaguer, del que me siento muy orgulloso.
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Enseguida le dijeron a mi padre, “ese niño que se venga a cantar a la feria...” y de ahí a salir de gira con Fernando Esteso hasta hoy.
¿Cómo lo recuerda?
Yo no elegí que quería ser cantaor, yo ya era cantaor y lo sé desde siempre.
Su madre también, desde que al nacer le dijeron “ha tenido usted un cantaor”.
Con cuatro y cinco años yo recuerdo ya en mi casa mucha juerga, mucha fiesta. Ahí casi nunca se ponían ni casetes ni discos... la música siempre era en vivo y en directo. He visto a mi abuela, a mi madre cantar y a mi padre emocionarse con esa música y eso se te mete dentro.
Su abuela Petra, la primera.
La que mejor cantaba, y la más artista. Es ahora la única que tengo, tiene ahora 89 años.
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En aquella época su padre no la dejó ser artista por la mala fama que rodeaba a este mundo y esas cosas nuestras de la raza gitana. En aquella época las mujeres estaban más encerradas.
¿De ahí algo de homenaje a la mujer, a la artista y a la gitana en “Universo Pastora”?
Inconscientemente tal vez sí. Para mí Pastora Pavón y Camarón son la esencia infinita, artistas únicos con todos sus registros, su personalidad y su carisma.
Ambos son...
El duende.
¿Lo llevaban dentro, igual que usted?
Yo puedo tirarme ocho horas escuchando cantes. Ya desde bien pequeño, con ocho añitos, eso no me supone ningún esfuerzo. Me es natural, viene conmigo, como el comer, como el respirar.
¿Una carrera fácil, no tiene mérito?
Yo te hablo del don que Dios te da y que tú debes desarrollar con cariño y amor y eso hay que sentirlo porque no es nada fácil.
¿No le resta eso valor a su esfuerzo?
Yo no me encierro ni estudio a la fuerza.
¿Y el ensayo?
Yo me puedo tirar dos horas seguidas escuchando cantes de todo tipo, de Juan Talega a Mojama a Fosforito y escucho un tercio, una letra y lo grabo en mi móvil o lo repito en un pasillo... como llevo veinte años haciendo.
¿Tanta naturalidad no resta grandeza al artista?
El sacrificio mayor es deberme a un público y la responsabilidad ante él porque es el que manda y al que te debes.
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Es ese cuidarte, ese no salir por la noche, estar cien por cien para tu público y prepararte.
Aunque usted sigue siendo cantaor de inspiración.
Sí, pero siempre te preparas antes pensando ahí voy a meter esta letrita ahí voy a este remate... por respeto, preocupación y cariño al público.
Artista de artistas, le dicen.
Un halago que me hace feliz, otra cosa es que yo lo crea.
¿Cuándo deja uno de ser promesa del cante?
Según decida el público y a lo mejor ser siempre una promesa, algo nuevo, una ilusión, es lo mejor que te puede pasar aunque pasen los años
¿Asumiendo cuánto riesgo?
En el escenario estoy todo el rato improvisando y en una décima de segundo me surge un tercio nuevo y ahí tienes que decir como artista si arriesgas y lo metes o lo cantas como siempre.
¿Y usted elige?
Si tengo que hacer la soleá de Alcalá o la malagueña del Mellizo o la granaína de Vallejo como tiene que ser, pues sí, la hago y está bonita, afinadita y con corazón.
Pero...
Si a raíz de ahí no te engañas a ti mismo y cantas según sientes, en ese momento eso es lo más bonito que le puede pasar a un artista.
...
Humildemente dicho, soy un cantaor de inspiración con la suficiente información que se requiere para improvisar.
¿No necesita usted rodearse del aura de sacrificio para destacarse?
Para mí, como siento que lo llevo dentro, no pienso que pase fatigas.
¿Nunca?
En el escenario sí. Ahí sí paso yo lo mío ante el público que me enfoca a mí, con muchas personas mirándome y esperando algo de mí.
¿Cómo se sobrepone?
Cuando te dicen un “ole” o arrancas un aplauso o luego te piden una foto y ves que has gustado, eso luego te alimenta y te da nuevo la energía que has soltado.
¿Eso le hace un cantaor seguro?
Seguro en el escenario según se me ve pero yo por dentro estoy “atacao”
¿Conservador?
A menudo cuando canto un fandango, una bulería o una soleá aunque repita la letra no lo cantaré igual nunca.
¿Valiente?
Yo subo al escenario y me la juego y ese es mi premio íntimo cuando un tercio me sale como yo quiero.
¿Y si no sale?
Pues por lo menos el público ve la entrega.
¿Cómo será el nuevo disco?
Es mitad y mitad con Diego del Morao. Con músicas nuevas y frescas, con nuevas falsetas y con letras nuevas.
¿Clásico?
Palos clásicos pero expresados a través de nuestro corazón. Por ejemplo, yo soy de los que voy a hacer una soleá de Alcalá, después hago una de Cádiz y remato con una de Jerez y algo del Mellizo como a mí me sale del corazón.
¿Y cómo le sale?
Con el estilo, la información y la afición que yo tengo pero a mi estilo.
¿En qué se inspiran las letras?
Son letras de mi verdad, de lo que siente mi corazón. De amor, de desamor... y un poco de todo.
No le tenía ubicado como letrista.
De pequeñín me ha gustado mucho escribir pero hasta ahora nada me convencía.
...
Este último año empecé en serio, tal vez porque tengo más cosas vividas conmigo mismo, con mi entorno y con mis amigos.
Cuénteme más.
Estamos Diego del Morao con el Piraña a la percusión y también Juan Grande y quizá ahora en la recta final añadimos alguna sorpresa más para hacerlo crecer en producción y tal vez tocará algo Chaboli.
¿Título?
Lo tengo pero no lo puedo dar todavía.
¿Pretende sorprender?
Aspiro a que escuchen la letra y su mensaje, su forma y que dejen hablar a la música por si sola y me vean como soy.
¿Y cómo es?
Yo, como Enrique Morente, un buen aficionado al cante, que es mi vida, mi corazón y mi sangre y por él doy mi vida.