Inspiración y lamento inconfundible, en la media voz
Revista La Flamenca: Revista nº 30 / año 2009 Julio Agosto. Ricardo Rodríguez Cosano
El 9 de Julio se cumple el centenario del nacimiento, en la calle Lumbreras de Sevilla, de Manuel Ortega Juárez “Manolo Caracol”, y el 24 de Febrero de 1973, nos dejó para siempre, aunque su recuerdo y su cante se quedaron con infinidad de “caracoleros”. Por tanto, hace un siglo que naciera aquel artista inconmensurable, que siendo un niño se presentó en el Concurso de Granada de 1922, compartiendo premio con El Tenaza de protagonizar, ambos, alguna que otra película. Más tarde, presentó a su hija, Luisa Ortega, y, después de una dilatada vida artística por muchos escenarios de España y América, se recluyó en su tablao madrileño de Los Canasteros. Recuerdo la entrada de Manolo Caracol en el recinto del XV Potaje Gitano de Utrera, donde el cantaor sevillano interpretó los sentidos “fandangos de despedida”, arropado por su yerno, Arturo Pavón.
Pues bien, para homenajear a nuestro personaje, hemos seleccionado, entre su vasta discografía, los siguientes LP´s: MANOLO CARACOL Emi Regal LRREG 8.051 (1968), MANOLO CARACOL RCA NL-35171 (1972), “Compendio del cante flamenco” MANOLO CARACOL Orfeon-mOVieplay S-21.608 (1973), “Así es mi cante” MANOLO CARACOL Philips 64 14 660 GT. 49 (1974), “Leyendas del cante” MANOLO CARACOL Emi 056 7991351 (1992)
Escuchada detenidamente dicha discografía, hemos de hacer dos apartados; en primer lugar, los cantes dentro de los palos flamencos, y, por último, las zambras. Referente al primer apartado, Manolo Caracol interpreta fandangos, seguiriyas, tanguillos, bulerías, soleares, tientos-tangos, alegrías, villancicos, malagueñas, bulerías por soleá, pregones, serranas, mirabrás y saetas. Como se puede comprobar, Caracol era un cantaor completo por el número de cantes que interpretó. Dichos cantes fueron acompañados por Melchor de Marchena, El Niño Ricardo, Paco Aguilera y Juan Carmona “Habichuela”. También, Arturo Pavón acompañó con el piano a Manolo Caracol en más de quince grabaciones.
En cuanto a las zambras, he aquí, los títulos que aparecen en las referidas grabaciones: “Manuela”, “Compañera y soberana”, “Rosa venenosa”, “Carcelero, carcelero”, “Lamento gitano”, “Caracoleando” y “Compañera de mi alma”, donde hemos de decir que Manolo Caracol escenificó dicho cante, junto a Lola Flores y Luisa Ortega, que fue muy del agrado de innumerables aficionados. Sin embargo, hemos de hacer constar que las zambras las vemos incorporadas en los repertorios de otros cantaores, como El Peluso, Manuel Vallejo, Juan Varea, Pepe Pinto, Porrinas de Badajoz, El Niño Orihuela, La Paquera de Jerez, La Niña de la Puebla, Pepe Marchena y Rafael Farina, entre otros. Lo que ocurrió fue que el popular cantaor sevillano se encargó de divulgarlas con más intensidad, ya que el mismo se encontraba muy a gusto en el escenario, como actor.
No cabe la menos duda de que Manolo Caracol, por su manera de interpretar el cante y divulgarlo, creó escuela, ya que, en vida, pudo comprobar como la estela de su cante se iba transmitiendo a través de cantaores como El Chato de la Isla, El Beni de Cádiz, La Paquera de Jerez, Diego Pantoja, Santiago Donday y Manolo Brenes, aunque guitarrista, también llegó a interpretar dicho cante, entre otros. Luego, en determinados momentos, otros cantaores recordaron al genio sevillano, como Rancapino, Miguel Funi, El Yunque, El Pele, El Cabrero, El Garbanzo de Jerez, Pepe Montaraz, El Capullo de Jerez, Gitanillo de Velez, Antonio Reyes, Miguel de Tena y Manuel Cuevas, entre otros muchos cantaores. Como se puede comprobar, el cante de Manolo Caracol sigue vivo en la discografía y en los “caracoleros”, que siguieron las huellas del cante del cantaor de la calle Lumbreras. Para muchos incondicionales, su cante es un fuego que aviva las pasiones humanas, y, para otros aficionados, fue un cantaor muy discutido, por la ampliación de su repertorio.
No obstante, él lo tenía muy claro, como se puede demostrar con las siguientes declaraciones, que aparecen en la contraportada del Lp, “Las leyendas del cante”: “Yo cuando canto no me acuerdo ni de Jerez, ni de Cádiz, ni de Triana; ni me acuerdo de nadie. Yo intento hacer los cantes a media voz, que es como duelen. Esa es la hondura. Porque el cante no es ni de gritos ni pa sordos. El cante hay que hacerlo caricia honda, pellizco chico. El que se pone a dar voces, ese no sirve...”. “No he copiado de nadie. Yo he hecho un teatro, yo he creado una escuela, y yo lo que canto es mío y no me parezco a nadie. Malo, bueno, regular, peor, es de Manolo Caracol... La escuela mía es una escuela muy... muy rara. Yo he creado cosas muy difíciles, como por ejemplo..., quién iba a decirle a Enrique el Mellizo, ni a Silverio, ni a Chacón, ni a Tomás el Nitri, que yo iba a cantar a piano y que iba a cantar La Salvaora a la terminación del cante por malagueñas...”. Al hablar de la inspiración, comparaba el cante con el toreo: “Como le pasa a un torero que está inspirado y toreando a gusto, que ni sabe que tiene un peligro delante. Las cornadas las pegan, generalmente, los toros buenos a los toreros, que están toreando bien; están anestesiados”. “Se nace cantando; pero después hay que perfeccionar el cante para llegar a tener espíritu propio. Hay que vivir el ambiente del cante y aprender lo bueno que los demás tengan”. Hablando de su niñez, decía: “Los señoritos y los artistas por las mañanas, después de recorrer durante la noche las ventas de las afueras, iban a la Alameda de Hércules a terminar la juerga, tomando churros y aguardiente. Como mi padre era artista, iba entre ellos. Por eso, cuando yo iba al colegio por la mañana, me encontraba con los señoritos y con los artistas, que remataban la fiesta. Unas veces, me llamaba mi padre, y otras veces me acercaba yo y me quedaba pegado a un quicio, escuchando cantar”. Después de estas consideraciones del artista, hemos de reconocer sus genialidades, al entrar en la leyenda cantaora por méritos propios, ya que fue original hasta en las “salías” de los cantes; en definitiva, por introducir en su repertorio determinadas creaciones de grandes poetas y músicos, por su inspiración y su manera de cantar inconfundible, Manolo Caracol entró en el mundo de los mitos del Cante Flamenco.