Esta tarde la agenda cultural del Festival Internacional del Cante de las Minas cambiaba de escenario para adentrarnos en un viaje en el tiempo. Descendíamos ochenta metros bajo tierra y nos adentrábamos en la mina Agrupa Vicenta para escuchar al joven cantaor Kiko Peña y para asistir también a la entrega del Trofeo Pecho Cros a Miguel Poveda.
Subía al escenario Miguel Poveda para recibir el trofeo Pencho Cros por su último disco titulado "Artesano", en el que dedica una Minera a maestro unionense, de manos del Alcalde la Unión y Presidente del Comité Ejecutivo de la Fundación Cante de las Minas Francisco Bernabé.
Miguel Poveda, sonriente y cercano, agradecía al pueblo de La Unión su hospitalidad desde que se presentara en el año 1993 al Festival con la única intención de que lo escucharan fuera de su Cataluña natal y a resaltado la experiencia vivida con Pencho Cros quien puso a disposición del cantaor de Badalona toda su sabiduría sobre los cantes de levante para que los aprendiera y los difundiera. Estas han sido sus palabras: “un maestro de quien aprendí mucho, que me ofreció su conocimiento e incluso su casa, y del que podría destacar muchas cosas, aunque por encima de todas está el hecho de que prestó ayuda a generaciones más jóvenes que querían seguir sus pasos”.
Tras las palabras de Poveda, el alcalde de La Unión anunciaba: “este escenario tan especial, una mina, que ciertamente es lo que dió origen a la tradición histórica y flamenca de La Unión, era el lugar oportuno para anunciar que el Cante de las Minas de 2013 estará dedicado a Miguel Poveda, coincidiendo con el vigésimo aniversario desde que ganara la Lámpara Minera y, también, porque creemos que se lo merece”.
Así mismo, cuando creíamos que el acto había terminado con un inmejorable sabor de boca, Bernabé nos sorprendía a todos con otra noticia. Leía una orden oficial, fechada con este mismo día en el que anunciaba ante todos el nombramiento de Hijo Adoptivo de La Unión en la próxima edición del Festival Internacional del Cante de las Minas.
Miguel Poveda se volvía a emocionar, junto con todos los asistentes y nos ha declarado que espera ser un "buen hijo" para esta tierra que tanto le ha dado. Cerraba así el círculo de reconocimiento de este municipio en el que ya tiene una calle, y al que el año que viene se le sumará el reconocimiento a su carrera con el homenaje y el nombramiento de hijo adoptivo de esta ciudad que tanto lo admira y lo quiere.
Antes del acto institucional entrábamos en calor con los cantes de un jovencísimo artista de tan solo dieciséis años, Kiko Peña, el cual a grabado ya su primer disco con la discográfica de Miguel Poveda, "Mis primeros cantes".
Acompañado a la guitarra por el maestro Jesús Guerrero, el cantaor se plantaba enfrente de los asistentes y se entonaba por martinetes. Unos martinetes puros y negros, y aventuraba tarde de cante ancestral. Kiko Peña se crecía con unas alegrías de alma vieja, y le dedicaba al maestro Arcángel allí presente unos cantes de levante mostrando el respeto a esta tierra y poniendo un sentimiento que emocionaba al público. La fuerza de su voz salía con unos fandangos, y no dejaba de sorprender a nadie. Aquí no hay micros, solo el eco de la mina, sin más trampas. Yo me preguntaba a quién escucha, en quién se inspira, quién lo cuida... me gustaría saber muchas más cosas de este chico que es toda una revelación para el cante flamenco.
Le dedicaba a Miguel Poveda, allí presente también y mentor del artista, unas seguiriyas que estremecían. Nos hacía morir con su garra y demuestra que tiene algo especial y que no viene del cielo, sino de lo más profundo de la tierra, como la mina, que emana cante puro y nos alimenta con él. Retiene los tercios y los tira al aire fresco de la mina, Kiko trae el cante añejo y el cante antiguo en su garganta con toda su pureza. Sin duda alguna esta tarde retrocedíamos en el tiempo por el lugar que ocupábamos y por el cante bueno. Se despedía con unas bulerías de guasa y de arte, con pellizco de Cádiz y de Jerez, con soniquete sobrado de compás.
Ojalá este joven sevillano continúe en la línea del cante que lleva y haga de la experiencia que vaya adquiriendo un máximo representante de nuestro flamenco de siempre. Hoy era la tarde de los flamencólicos, de Manuel Torre, de Agujetas, de Chocolate, de Mairena, de Chacón, hoy era tarde de descubrir o de despertar emociones dormidas. Y nos despedíamos, en pie ante este artista con un nudo en la garganta mientras que la luz de la mina se apaga, se va con él, se va el duende a respirar aire de la calle; que a más de uno, falta nos ha hecho.
Ficha artística:
Cante: Kiko Peña. Guitarra: JesúsGuerrero. Palmas: Soledad León y Esperanza León.