Para todos fue un gran desconocido, sin embargo en su tierra ejerció un discreto magisterio sobre los cantes. José Soto Vega o Tío José de Paula como ha pasado a la historia, nació en Jerez de la Frontera en 1871, aunque hay voces que dicen que no fue allí sino en la localidad sevillana de Lebrija donde vino al mundo. Como muchos de su época trabajaba como manijero en los cortijos de la campiña jerezana, fue abandonado por su mujer y a partir de ahí sólo encontró consuelo en el vino y en el cante. En el campo, al término del trabajo, o los días inclementes, eran frecuentes las reuniones de cante alrededor de las hogueras. Y entre los trabajadores, además de Tío José de Paula, había cantaores cuyos nombres están escritos en mayúscula en la historia del flamenco: Tía Anica la Piriñaca, Tío Borrico de Jerez, Sernita... La propia Piriñaca decía de él:"estaba loco y cantaba".
A pesar de sus grandes dotes no se dedicó profesionalmente al flamenco, sólo se pudo disfrutar de su cante en las fiestas y reuniones privadas. Solo cantaba por soleá, bulerías y sobre todo por seguiriyas. En este palo creó estilo, un estilo de seguiriya casi hablado inspirado en los cantes de su paisano Diego el Marrurro y que se caracterizó por su brevedad y jondura. Los que lo escucharon dijeron de él que sus cantes resultaban bellísimos ya que los decía ligados y sin aliviarse. En sus últimos años de vida se le vio por Jerez vendiendo tabaco y caramelos con un canasto, hasta que murió en 1955. Manuel Ríos Ruiz lo recordaba en su romance Cante en la esquina, como también lo hacía Juan de la Plata en su libro Flamencos de Jerez publicado en 1961 donde escribía: "¿Qué jerezano que escuchara cantar a Tío José de Paula ha podido olvidar sus soleares? Tío José de Paula fue un maestro, que hizo llorar con la emoción contenida de sus cantes cortitos. Sus coplas aún andan por el recuerdo. ¡Cómo las decía! Muy viejecito era ya Tío José, cuando nosotros le escuchamos por primera vez, allá por los años cuarenta y tantos. ¡Tantas veces habríamos de escucharle después! Y siempre, dejándonos en los labios el regusto a miel de su cante jerezano, añejo y puro".
Por ello, y por haber servido de inspiración de los grandes del flamenco, el Ayuntamiento de Jerez de la Frontera decidió reconocerlo como hijo predilecto de la cuidad y homenajearlo con un busto en su honor que se colocó en el año 1991. El busto se encuentra escoltado por los muros de la flamenquísima Iglesia de Santiago, en uno de los barrios con más tradición de esta ciudad. A pocos metros de allí se sitúa la Peña cultural Tío José de Paula que lleva el nombre de este magnifico cantaor por todos los rincones de España a través del singular baile por bulerías de las mujeres de esta peña flamenca. En este mismo enclave podemos encontrar los bustos de Fernando Terremoto y Vicente Soto "Sordera de Jerez", sólo ellos saben las fiestas que todavía siguen formando en el gitano Barrio de Santiago.
Texto y Foto: Yessica Brea