El año del flamenco en Córdoba
Esta emulación torpe e intento de paráfrasis del título de una película tan entrañable no es sino tímido ensayo de poner santo y seña así que hayan pasado cincuenta desde aquel lejano mentidero de amiguetes unidos por la afición a lo jondo que tantos buenos frutos ha dado a lo largo del tiempo. Es tal vez momento de parada para un balance necesario, tan acostumbrados como estamos a algo que modernamente llaman refundación; máxime si surgen voces legítimas que conviene tener en cuenta para ver si tan dilatada historia nos sirve de ejemplo. No hay axiomas ni ortodoxias, y sobre todo si uno escucha la voz sabia de un maestro ‘que ha doblado el Cabo de Hornos', Manolo Sanlúcar; su ejemplo de integridad nos lo ha mostrado en opiniones, actuaciones y comentarios sin alharacas.
Puso Sanlúcar el dedo en la llaga a propósito del aggiornamento de los artistas que se pliegan a las conveniencias del momento, a la manera lopesca en su Arte nuevo... -pues paga el necio/ justo es darle valor y precio-. Su actitud fue de respeto hacia fórmulas de búsqueda, como la protagonizada por Pastora Pavón al retomar un tema de Jorge Negrete sin perder por ello la jondura según los más arduos defensores de principios intangibles. Y en ese trayecto parece lógico aplicar a lo jondo aquello inicial de las refundaciones. Parece que nadie discute la validez de establecimiento de diversas etapas en el desarrollo, que han quedado patentes junto con la respuesta a urgencias como ¿qué fue de aquellos artistas?, un particular ubi sunt a lo flamenco a través de las diversas citas que siguen dándose en los Jardines del Alcázar aún. Se producen desajustes horarios que se deben corregir, sonidos e iluminaciones no atemperados para la ocasión y factores climatológicos que alteran el pulso, si bien el gabinete de comunicación siempre ha estado a la altura que se esperaba. Así se lleva tiempo y la crítica jamás debe ser inmisericorde si se considera el esfuerzo organizativo al servicio de un modelo -gratuito- que favorece la asistencia de personas que de otro modo no podrían presenciar los espectáculos; es dispensable que el público solicite viejos tópicos que por imperativos del prisma de visión no le agraden a los artistas, mas es innegable que los sencillos aficionados vibran día tras día y los artistas necesitan esa comunión.
LOS PREMIOS NACIONALES
El día 12 de agosto, fiel a la cita que viene convocándose en los Jardines del Alcázar de los Reyes Cristianos intervinieron Antonio de Patrocinio y Eduardo Trassierra. Los artistas no llegaron a entenderse en ningún momento con los encargados del sonido y manifestaron visiblemente su disgusto, que se tradujo en que el cantaor se limitara a hacer un recorrido por diversos cantes de Levante, a continuación unas seguiriyas y remate de la actuación por fandangos. Intervino a continuación Paqui Corpas acompañada por Alberto Lucena, con la interpretación de fandangos de Lucena con el eco de Cayetano, siguieron unos tientos-tangos, peteneras y fandangos, y dio paso a la actuación de Joselete de Linares, el cual nos confesó que venía algo tocado de facultades. Quedó claro, con el acompañamiento de Alberto Lucena, que es un cantaor de calidad, refrendada en su día con dos premios en el Concurso Nacional de Arte Flamenco; la soleá dio paso a los fandangos, las bulerías y el remate por zambra.
La actuación culminó con la presencia del bailaor cordobés Ángel Muñoz, que tras su formación con inmaculada Luque, Javier Latorre y como primer bailaor de la Compañía de María Pagés, se configura como un bailaor importante al que teníamos deseo de ver; a fe que se nota la acción benefactora en esta etapa que emprende en solitario. Combina su presencia en los escenarios con la labor docente, de la que dice aprender bastante. Puso fin a la noche con la interpretación de unas alegrías y unas bulerías, y transmitió buenas sensaciones al público.
La trianera Rosario "La Tremendita" inició la noche del 26 de agosto, que volvió a reeditar los comentados problemas con el sonido, a lo que se unió la competencia inesperada de un espectáculo no muy lejano que inundaba el escenario atrás, justo donde la incidencia era más negativa para los artistas. Eso no impidió que la cantaora comenzara sin el diálogo con la guitarra, con la interpretación de un martinete que fue largamente aplaudido; máxime si se tiene en cuenta el guiño cómplice al público en la alusión a la ciudad y a parte de sus raíces familiares. Continuó con la interpretación de una soleá por bulerías, granaína y media, bulerías y culminación con unos fandangos del Gloria y de Palanca. Su juventud hace pensar que hay una cantaora que dará muchas satisfacciones.
Fernando "Terremoto" fue acompañado por el también jerezano Antonio Higuero. Ha sido esta ciudad propicia para el cantaor, pues en ella fue galardonado repetidamente en el Concurso de la Confederación Andaluza de Peñas Flamencas y el Nacional de Arte Flamenco; tuvo un momento emotivo de recordatorio a la figura de Fernanda de Utrera y comenzó con bulería por soleá. Siguieron unas magníficas seguiriyas, fandangos y bulerías como culminación.
Mayte Martín confirmó la gran calidad que atesora a poco que se repare en ese suave acunar el cante, que muestra hasta que punto domina su arte. Tuvo una pugna inmisericorde con los técnicos de sonido, que dio lugar a alguna que otra parada técnica en la actuación, y aludió continuamente a lo molesto que resultaba el sonido a sus espaldas. Eso no impidió que el público percibiera que está en posesión de un sentido flamenco que le hace emprender ciertos excursos -el bolero es uno de ellos- sin que se resienta en gran medida; al fin y al cabo son los vientos que soplan mal que pese. J.Ramón Caro fue el guitarrista acompañante, habitual en sus actuaciones. Comenzó con una petenera muy clásica e hizo a continuación la malagueña, rematada con una rondeña, seguiriyas, guajira y un bolero; el público aplaudió largamente, pues entendió que había una gran cantaora.
Es Julián Estrada un cantaor de amplio espectro y de una zona de raigambre, Puente Genil, acompañado en esta ocasión por Manolo Franco; este gran guitarrista se ha hecho muy familiar por estos pagos en virtud de su condición de profesor en el Conservatorio, hubo de acompañar a Julián Estrada habitualmente acompañado por Manuel Silveria. La carrera del cantaor pontano la hemos seguido con interés y cariño, pues atesora conocimientos y bonhomía; y sólo la tendencia a la minusvaloración de lo cercano impide en esta ciudad que no sea valorado con la suficiente justeza, cuando ha sido celebrado en todos los lugares en que participa. Dejó un regusto muy agradable y la sensación de que domina el cante que interpreta, desde las malagueñas iniciales que culminó con los cantes abandolaos; era vecina de localidad la cantaora malagueña Virginia Gámez, que comentó con agrado la interpretación. Siguieron los cantes de Levante, y dieron paso sucesivamente a las alegrías, fandangos y remate por milongas; de nuevo supo el público corresponder con un aplauso las virtudes cantaoras de Julián Estrada.
Cerró la noche el bailaor "El Keko", que concilia sus actuaciones en público con la faceta de docente en la especialidad de baile flamenco actualmente en la Escuela Profesional de Danza. Interpretó unas alegrías y las bulerías posteriores sirvieron para poner el remate en una de las noches más completas que recordamos.
La actuación del día 9 de septiembre cuenta la prensa -según mi buen amigo Paco del Cid del diario Córdoba- fue una noche memorable, pues se daba la presencia de dos figuras entrañables del mundo flamenco que representan más de treinta años en el mundo del baile y de la guitarra. Se trata de Concha Calero y de su pareja artística y sentimental, Rafael Merengue de Córdoba; han impartido clases a un buen número de artistas flamencos, que han hecho compatibles con sus actuaciones. Concha se despidió emotivamente de los escenarios en esa noche que comenzó con malos augurios, en virtud de la gran cantidad de agua caída que hizo pensar lo peor. Cabe destacar la profesionalidad de Paco Serrano, que hizo frente a la adversidad y siguió en el escenario hasta el final como si nada sucediese; además de la manifiesta calidad que mostró a juicio de la crítica. Completaron el cartel José Mercé, Bonela Hijo y Ricardo Losada Maya "El Yunque" en un espacio que habitualmente se llena en las distintas convocatorias que tendrán su continuidad en este mismo mes y con diversas actividades a lo largo del resto del año que justifican sobradamente el porqué del título genérico "Año del Flamenco". Será momento más delante de hacer la conveniente valoración y sopesar el poso que deja entre la afición como antesala del Concurso nacional que se avecina.
El Palacio de Orive acogerá un ciclo de guitarra que es de inminente comienzo y un ciclo de Mesas Redondas en las que intervendrán cualificados especialistas; será presentado el próximo día veinte el programa de la Confederación Andaluza de Peñas Flamencas.
Texto: Juan Pérez Cubillo / Foto: Juan Pérez Díaz y Sonia Montaño