Revista La Flamenca: Revista nº 4 / año 2004 Enero Febrero
Francisco Álvarez Martín, Paco Taranto, nació en el Zurraque, en el corazón de Triana, en el año 1940, y está considerado como uno de los grandes conservadores de los cantes del popular barrio sevillano. Desde pequeño, se sintió atraído por las reuniones de cante que tan frecuentemente se daban en las tabernas trianeras, en las que tuvo el privilegio de escuchar a Oliver, "El Arenero, Emilio Abadía, los Hermanos Ballesteros, el "Sordillo de triana" y otros muchos cantaores, de los que aprendió esos matices tan personales que hoy ejecuta e interpreta como nadie.
A los 16 años, gana un concurso en Radio Sevilla y le premian con una gira por Andalucía, haciendo los cantes de los grandes de la época (Farina, Molina, Marchena, etc). Más tarde, a mediados de los años 60, recorre España y comparte camerino con artistas de la talla de Enrique Montoya, "El Sevillano", Emilio el Moro o Pepe Pinto.
Después de triunfar en un espectáculo con Juanita Reina, es contratado en el tablao "La Cochera" junto a Matilde Coral, Farruco y Rafael el Negro.
A finales de los 60 forma parte del espectáculo "Los Farrucos", con el patriarca y su familia, donde consigue un éxito arrollador. Ha cantado para artistas de la talla de Manuela Carrasco, Pepa Montes, Merche Esmeralda, Curro Vélez o "El Mimbre" y ha recorrido los principales teatros y tablaos del mundo mostrando su arte y destacando, sobre todo, su particular forma de cantar, donde las reminiscencias de los viejos cantes de Triana, en especial la soleá, renacen en su personalísima voz para deleite de los aficionados.
En 1979 comienza su trayectoria como cantaor solista.
Hoy en día, combina sus actuaciones en festivales y peñas con la labor docente en la Fundación Christina Heeren (C/ Fabiola, 1. Sevilla), que se caracteriza por divulgar, promover y enseñar el flamenco. Allí comparte su experiencia con aquellos que se adentran en el fascinante mundo de nuestro arte.
¿Qué recuerdos tiene de la Triana de su infancia y juventud?
Un recuerdo muy bonito. En aquella época se hacía la vida en las tabernas. La gente llegaba de trabajar y se iba a la taberna a echar un rato con los amigos, y de ahí surgía el cante. Los tiempos eran muy difíciles, y así aprendí yo a cantar los cantes de Triana, aunque también he buscado aprender otros, y siempre he ido a los lugares donde se cuajaban los cantes. Por ejemplo, si cantaba Juanito Mojama en Badajoz, pues allá me iba. En Triana se cantaba por soleá, por martinete y por fandango. A golpe de nudillo. En las fiestas (bautizos, cruces de mayo, etc) sí se cantaba por tangos y por bulerías.
¿Cree que los matices de los cantes antiguos se deben preservar en las nuevas generaciones?
Por supuesto que sí. Además, ahora lo tienen muy fácil porque hay una discografía extensísima. En mi época, como dije antes, había que ir a los sitios a buscar a los cantaores. De todas formas, todo lo que sea enriquecer los cantes me parece muy bien, porque hay que reconocer que antes había muchos que no cuadraban los cantes y hoy eso se cuida mucho. La fusión siempre ha existido en el flamenco aunque, indudablemente, hay cantes que son intocables, que no se pueden superar (Nos cita a Chacón y a la Niña de los Peines). Yo soy un restaurador de los cantes trianeros, que estaban cortos o largos de compás. Antes había muchos cantaores que no eran artistas, eran aficionados, y eso se nota.
"Me considero restaurador de cantes trianeros"
¿Cómo ve el flamenco actual? ¿Hay afición?
Sí, creo que sigue habiendo afición al flamenco. No quiero meterme en política, pero reconozco que durante la etapa socialista se le empezó a dar categoría a los festivales. Ahora, la cosa está más flojita y se han perdido bastantes festivales. Hoy se gasta mucho más dinero en otras músicas, como la Ópera, que en el flamenco. El flamenco es una de las músicas más importantes del mundo y hay que fomentar la afición desde las administraciones. Con todo, sigue habiendo interés por el flamenco, cada vez más.
Hay aficionados muy exigentes en sus planteamientos puristas. ¿Le han criticado alguna vez por hacer discos de sevillanas o "demasiado modernos"?
Mi último disco, "Cuánto te quise", es comercial pero está muy bien grabado. Es un buen disco, pero la compañía no lo ha promocionado apenas. Lo hice porque me lo ofrecieron ellos, pero tengo en mente otros proyectos, como rescatar los cantes de triana y hacer una antología. En cuanto a las sevillanas, eran sevillanas muy flamencas, con las guitarras de Paco Cepero y Ricardo Miño. Hoy en día se sigue vendiendo muy bien.
¿Por qué se ha desvirtuado tanto Triana como cuna de cantaores?
Hace 30 o 40 años hubo un insensato de gobernador en Sevilla que acabó con todos los corrales de vecinos, que era donde se fraguaban los cantes. La gente se desperdigó por los barrios periféricos. Se destruyó la esencia. Triana se quedó sin trianeros.
Usted imparte clases de cante ¿Es posible aprender a cantar flamenco?
Si alguien tiene cualidades, seguro que aprende. Hay gente con mucho interés que puede aprender los cantes y sus formas. Pero a cantar sólo se aprende si se tienen cualidades, si se tiene el "pellizco".
"Los cantes de Chacón o de Pastora Imperio hay que dejarlos como están. nadie podrá nunca superarlos"
¿Quiénes han sido sus maestros?
Yo he aprendido de todo el que ha cantado bien. He escuchado a los buenos aficionados en las tabernas. Siendo un niño, me fui con Marchena y en el camerino daba gusto oírlo cantar. Era un gran aficionado y tenía mucho conocimiento. Cantaba por derecho y yo tenía por orejas dos magnetofones. Una vez me escuchó cantar las cosas de Triana y me preguntó que donde había aprendido eso. Le hablé de Oliver, del Arenero, del Teta... Me respondió que dijera que eran míos porque esos cantes no los conocía nadie. Esto fue en 1964.
Hay quien dice que para cantar bien hay que pasar fatigas. ¿Usted que cree?
Los malos y los buenos momentos te condicionan, pero se puede cantar bien sin vivencias. También depende del cante. En Jerez, por ejemplo, hay aficionados que piensan que cantes como la malagueña o la taranta son folclóricas, pero por bulerías canta como nadie cualquier gitanito. Y la bulería es uno de los cantes más difíciles que existen. Ha habido grandísimos cantaores que han muerto sin haber metido una bulería a compás. Sin embargo como se ha cantado la soleá en Triana no se ha cantado en ningún sitio.
"Aprendí a cantar escuchando en las tabernas a los abuelos aficionados"
Cada vez hay más afición en el extranjero y cada vez se entiende más. ¿Una moda?
Esto ya es algo imparable, y pienso que irá a más por la categoría que tiene. Huelva tiene más de 60 estilos de fandangos; Málaga... otro montón, y así por toda Andalucía. Es una música tan rica que no puede ser una simple moda. Por eso quiero hacer una antología de cantes trianeros. Más de uno se va sorprender de la riqueza que había.