Web revista La Flamenca. Laura Zahínos, Canal Extremadura Radio, 10/6/2013 Fotos: Sergio Lopes
De rojo como aquel mítico clavel que lucía en la solapa el gran Marqués de Porrina salió a escena la joven cantaora extremeña Celia Romero, Lámpara Minera en 2011. Así quiso homenajear la artista al gran cantaor pacense cuyo espíritu estuvo muy presente durante todo el festival.
Acompañada por la guitarra de Francis Pinto, la maravillosa percusión de Pakito Suárez “El Aspirina” y los palmero Félix Romero y Pilar García la jovencísima cantaora ofreció al numeroso y respetuoso público asistente a ese Palacio de Congresos Manuel Rojas de la capital pacense un recital de lo más clásico que comenzó con una malagueña rematada por jabegote.
Continúo su espectáculo con una solemne soleá de Triana donde Celia se desgarró la garganta y el público se lo reconoció con una sonada ovación.
Le siguieron la milonga, las alegrías, las bulerías y remató su actuación con un ramillete de fandangos que cantó “a pelo” a un público que se levantó emocionado ante la entrega de la cantaora.
Después siguió el baile elegante y racial de la bailaora pacense Eva Soto. Apareció vestida de negro y encaje rosa en un escenario iluminado para la ocasión…para interpretar unos tientos-tangos con la marca de Badajoz. La Soto, seguidora y admiradora del gran bailaor “El Peregrino” supo transmitir esa esencia de la plaza Alta que seguro, el maestro Porrina de Badajoz, agradeció desde el más allá.
Se hizo un pequeño descanso necesario para digerir todo el arte del que pudimos disfrutar en este Festival que al final se fue a las 2 horas de duración.
Volvimos con un plantel de artistas que ya tienen su nombre en esto del flamenco. La flauta travesera de Ostalinda Suárez, el cante de Paulo Molina y Miguel Rosendo, las guitarras de Ramón Amador y Juan Vargas y la percusión de nuevo de Pakito Suárez “El Aspirina”. Todos ellos acompañaron a un artista de Badajoz muy conocido entre la comunidad gitana que hace música flamenca de todo lo que canta. Manuel “El Viejino” quiso también homenajear a la voz flamenca más melódica que ha dado hasta el momento Extremadura, José Salazar Molina “Porrina de Badajoz”.
Y no tuvieron que moverse del escenario los músicos porque de entre las sombras apareció el embajador del baile extremeño fuera de nuestras fronteras. Ataviado para una ocasión tan especial y mágica con un traje negro, fajín negro, camisa blanca con chorrera y el toque distinguido de unos gemelos, Jesús Ortega demostró que su baile sale de lo más profundo de su ser. Interpretó una soleá por bulería con la sobriedad y el saber estar de un maestro para rematar con una fuerza a veces desbordada que canaliza a través de sus zapateados de vértigo y de unos movimientos corporales cada vez menos vistos en el baile masculino. Jesús Ortega lloró con su baile al Marqués de Porrina para después festejar su presencia en esta cita tan emblemática del flamenco extremeño.
El público supo responder a tanto arte poniéndose de nuevo en pie, un gesto con el que cerrarían el festival tras escuchar la fantástica actuación del cantaor Francisco José Arcángel.
El onubense recibió desde el primer momento el cariño y el calor de los allí presentes porque ya desde su primer tema, una malagueña con abandolao, se pudo escuchar algún que otro “oleeeee”.
Conocedor de la esencia de este Festival Flamenco Porrina de Badajoz, Arcángel ofreció un repertorio de lo más ortodoxo pero siempre con el filtro de su forma de entender el flamenco, con el sello Arcángel. Una gesta que encandiló al público gracias a la experimentada guitarra del maestro granadino Miguel Ángel Cortés y a las voces y compás de sus paisanos “Los Mellis”.
Arcángel no necesitó nada más, musicalmente hablando, para hacer diferente lo tradicional…la caña, los fandangos naturales, la bulería o las alegrías. E incluso, para sorpresa de los atentos y respetuosos escuchantes, Arcángel ofreció unos tangos donde se acordó de Extremadura arrancando con ese “Ay lerelele” y continuar con “ay el tío Piculabe, con una carga de leña que no cabe por las calles” o esa letra que hizo universal la cantaora extremeña La Marelu… “De Badajoz yo me he venío, yo me venío de Bdajoz, que con mis niños de la mano, que es lo que camelo yo…”.
Chapó para el cantaor onubense que se despidió de la audiencia como no podía ser de otra manera…por fandangos de Huelva recordando al gran Paco Toronjo y el fandango del Alosno “La calle perdía”… “vente al Alosno niña vente temprano…”.
Sin duda una noche donde la fragancia fresca de ese clavel rojo que hacía inconfundible y único a Porrina de Badajoz inundó todos los rincones de ese Palacio de Congresos que a pesar de tener una pésima acústica para este tipo de espectáculos no empaño ni un ápice el arte que mostraron cada uno de los artistas.