Con una performance, ambas artistas han presentado un adelanto del proceso creativo que dará como fruto el cartel de la XXIº edición de esta cita flamenca de gran prestigio a nivel mundial.
Revista La Flamenca 28/10/2019 Foto: © Óscar Romero
El 4 de septiembre de 2020 arrancará la XXIº edición de la Bienal de Flamenco de Sevilla, una importante cita de relevancia a nivel mundial que convierte a la capital andaluza en epicentro del arte jondo.
Poco a poco se van desvelando datos de esta cita, lo último ha sido este lunes donde Lita Cabellut, artista que ha trabajado una obra monumental para la próxima edición de la Bienal, ha elegido a la bailaora Rocío Molina para que con su baile deconstruya la creación que dará como resultado el cartel de la próxima edición.
Cabellut lleva meses trabajando desde su estudio en Holanda para este encargo de la Bienal, teniendo desde siempre muy claro lo que quería mostrar al mundo con la imagen del acontecimiento flamenco por antonomasia. Si algo caracteriza su obra es, sin duda, la deconstrucción, y para ello se ha servido de Rocío Molina quien con su baile ha deconstruido la obra.
En la Fábrica de Artillería de Sevilla se ha grabado la performance. Aquí, una imagen de grandes dimensiones, 2 metros por 1.80 centímetros ha sido descolgada de un bastidor y depositada en un escenario con suelo de baile sonoro. Sobre el lienzo desnudo en el suelo, Rocío Molina ha realizado la danza, el baile improvisado que ha “deconstruido” la pieza. El cante tampoco ha faltado con el directo de Juana la del Pipa sirviendo de impulso para que la pintura, el flamenco, el baile y el movimiento hayan sido los auténticos hilos conductores del acto. Y así, lo que Lita Cabellut realiza en la soledad de su estudio lo ha trasladado Rocío Molina. Una performance conjunta, cuya lienzo craquelado, roto, “deconstruido”, será el cartel de la Bienal.
Una auténtica obra de arte que se puede palpar, sentir, ver y escuchar. La propia Rocío Molina define a Lita Cabellut como “pintura flamenca” por su sentimiento, su desgarro, su misterio, su mezcla de colores, su dolor y sus sombras. A saber a que “Lita tiene duende. Su pincel traza, como a golpe de martinete, melismas cromáticos y tonalidad flamenca. Tiene composiciones en escalas mayores y menores, lienzos con la voz rota, miradas con metales, quiebros, pieles laínas que endulzan retratos amargos. En Lita se oye flamenco si se liberan los sentidos y se mira con orejas. Ahora que ser o no ser es, más que nunca, la cuestión más debatida en flamenco (¿qué es y qué no? ¿dónde la clave?) es el momento de que el enriquecimiento que dimana de la fusión con otras disciplinas libere aún más al arte de prejuicios y fronteras”.
Con esta performance se ha abierto una segunda fase creativa en la que la obra contempla un cambio sustancial. Una imagen transformada, llena de pasión y fuerza. Con el baile, Rocío Molina ha dejado jirones de piel en el lienzo; y fuerza, gracias a la voz de Juana la del Pipa, una de las grandes artistas del cante flamenco.
Cabellut sigue reafirmándose en que su trabajo para la Bienal es fruto, de un proceso creativo, de un diálogo entre artistas, participativo y de colaboración. Por tanto, el cartel tendrá como consecuencia dos versiones, la imagen primigenia y la imagen deconstruida, y esta performance que ha sido grabada, servirá para el montaje de un vídeo artístico y promocional de la muestra flamenca, que además será parte del documental “40 años de Bienal de Flamenco”.