Noche grande en el Alcázar de Sevilla con Jesús Méndez, Juana la del Pipa y Dolores Agujetas
Web revista La Flamenca. Luis M. Pérez. Sevilla (Patio de la Montería: Alcázar de Sevilla) 13/9/2015 Archivo fotográfico Bienal de Flamenco. Fotógrafo: Antonio Acedo
Se abrió la puerta del León del Real Alcázar de Sevilla, a las once y media de la noche, para dar salida al entusiasmo que desde el patio de la Montería amenazaba con desbordar los muros del palacio de Pedro I.
¿Pero qué digo? Ya pasaron los años de la exageración y la hipérbole sevillana, aquellos en los que los toreros salían a hombros por la puerta del Príncipe de la Maestranza y eran llevados en volandas hasta la Cava por el puente de Triana. No vamos a partirnos las camisas de Zara, ni a arrojar niños ni enseres por la ventana. En la era del flamenco 3.0 no existe emoticono alguno para expresar lo que se vivió anoche durante el espectáculo “Jerez”, el quinto correspondiente al ciclo Septiembre es flamenco de la Bienal de Sevilla.
Entusiasmo… Con las baterías al 100% de capacidad. O con las alforjas llenas de arte, de compás, de soniquete, que así me gusta decirlo a mí. Porque desde el minuto cero en que arrancaron las palmas de Juan Grande y Juan Diego Valencia, acompañados por un percusionista de categoría, que se llama Ané Carrasco, un cajón que suma y no que resta, la ciudad hermana de Jerez de la Frontera se adueñó de la zona más noble del corazón sevillano.
Las guitarras de Manuel Parrilla y Diego del Morao tuvieron muchísimo que ver en el éxito de la velada. El toque de Manuel es ante todo jerezano, bordones de la Plazuela y un rasgueado que quita el sentido. Nos acabó de enamorar para los restos, no solo en el acompañamiento, del que no teníamos duda alguna, sino también como concertista, con un instrumental por seguiriyas que pasará a la historia de este ciclo. Diego del Morao continúa su ascenso al parnaso del toque de acompañamiento, y sacó las armonías más inverosímiles de una preciosa guitarra del artesano Francisco Barba, en un continuo alarde de técnica y sabiduría.
Cuando se programan espectáculos con figuras de la máxima categoría se minimizan los riesgos. Anoche no podía haber fallos, y no los hubo. Porque había artistas sobre las efímeras tablas del patio de la Montería, y había grandes profesionales en la sombra. No nos cansaremos de elogiar el sonido que se consigue en esta localización, a cielo abierto. Anoche hubo aplausos hasta para el técnico encargado de los micros y cables, que ejerció a la vista del público una labor admirable.
La puesta en escena prefirió la fórmula que asegura más dinamismo y una mayor espontaneidad, con todos los artistas sobre el escenario desde el inicio, incluso el joven bailaor Fernando Jiménez, cuyo baile estaba previsto para el final de fiesta. Como anécdota simpática cabe reseñar que estuvo toda la velada esperando para bailar, y, cuando al fin le llegó el turno y comenzó su baile airoso por bulerías, Juana la del Pipa, siguiendo el uso que se sigue normalmente en las acostumbradas pataítas de los palmeros, que de todo hubo, lo sacó inocentemente de la escena y se quedó, como se dice, a dos velas.
Jesús Ruiz Cabello Jesús Méndez (Jerez de la Frontera, 1984) aceptó con franqueza el reto de cantar con dos figuras consagradas y puso toda la carne en el asador. Nos sorprendió con unas alegrías de Cádiz, palo en el que no se suele prodigar en público, y demostró un gran conocimiento de toda la geografía estilística de estos cantes, desde Aurelio, Ezpeleta y José el Águila hasta la misma “señá Grabiela”. Se recreó en los graves, con regusto y jondura, e hizo alarde de su gran amplitud vocálica llegando al macho de los cañones de artillería camaroneros y al juguetillo de los titirimundi sin forzar nunca la garganta. También estuvo grande por soleá, siguiendo al maestro de los Alcores y a Juan Talega, tal vez con demasiado celo en imitar y menos de lo habitual en rebuscarse. En la ronda inicial de martinetes estuvo brillante con la toná de los Pajaritos, también en modo Mairena. Muy bien, como siempre, en las bulerías, donde parece haber encontrado el punto medio en la utilización del volumen que su prodigiosa garganta le facilita.
Dolores de los Santos Bermúdez, Dolores Agujetas (Jerez de la Frontera, 1960) no ofreció tantas sorpresas y estuvo a la altura de lo que se esperaba de ella. Cante desnudo, sin adornos, cavernario. El sello de los Agujetas, cantando lo mismo de siempre, como ella piensa que tiene que ser: “las cenizas de Riego las conservo yo, como yo guardo estos cantes gitanos en mi corazón”, proclamó orgullosamente por seguiriyas, acompañada primorosamente por Manuel Parrilla. Estuvo regular en los consabidos fandangos de Dolores la Parrala y muy bien por martinetes, con letras recogidas de su abuelo y del Negro del Puerto.
Juana Fernández de los Reyes Tía Juana la del Pipa (Jerez de la Frontera, 1955) dio una lección de lo que significa ser artista en un escenario, del uso de la mirada y la complicidad con el público. Cuando se levantaba y alzaba los brazos, el público se revolvía en sus incómodos asientos, y le lanzaban oles y vivas a sus plateados zapatos, los ojos, recuerdo, siempre pendientes de esas manos enormes. Tientos, tangos y soleares, todas las del mundo, acordándose de Tío Borrico.
Siendo la menor de las hijas de su madre, la genial bailaora de mismo nombre, aparenta mucha más edad de la que tiene, no solo por su forma de vestir, de rigurosa bayetita de la negra: anoche, en más de una ocasión nos recordaba a una de esas reinas madre gitanas sacadas de un retrato decimonónico, como esas estampas de Mercedes la Sarneta, Gabriela Ortega o Rosario la Mejorana; sino por su arcaica forma de cantar. Es un cante que sale de más adentro que el pecho, de una caverna que tiene en sus tripas y que sale con mucho trabajito, a fuerza de apretar los riñones. Al oyente lo deja “estartalao”, con un bocado en el estómago, sin ganas nada más que de morirse. Con la batería al 100%, para que se entienda.
Ficha artística
Espectáculo: Jerez (Patio de la Montería: Alcázar de Sevilla) 12/9/2015
Toque: Diego del Morao y Manuel Parrilla
Cante: Juana la del Pipa, Dolores Agujetas y Jesús Méndez
Baile: Fernando Jiménez
Percusión: Ané Carrasco
Palmas: Juan Grande y Juan Diego Valencia