Lola Pantoja: Sevilla / Teatro Lope de Vega, 21 /9/2012
Fotos: Manny Rocca
Dentro del ciclo ‘Literatura bailada’ que supone una de las más interesantes novedades de esta nueva edición de la Bienal, Fernando Romero nos presentó ayer su particular versión del Macbeth de Shakespeare, una propuesta de baile flamenco que, en cuanto al tratamiento de la dramaturgia y la composición musical se ciñe al lenguaje del ballet clásico.
Y es que, según la adaptación del texto Pepe Nieto, la dramaturgia presenta un corte narrativo que somete a la coreografía a mantenerse dentro de los márgenes de la descripción. Así, el espectáculo se define como una suerte de danza-teatro que se sirve del flamenco para contar a grandes rasgos la reflexión shakespiriana sobre la debilidad de los poderosos, cuya ambición puede llevarle a corromper su alma hasta el punto de la locura y el magnicidio.
Por fortuna, actualmente en nuestra sociedad las luchas de poder y la corrupción no desembocan en el asesinato y el magnicidio, al menos en el ámbito de la política. Sin embargo, la corrupción como fruto de las ansías de poder sigue siendo uno nuestros flancos débiles. No hay más que recodar ciertas “tramas” que aún están en el candelero. El flamenco, por su propia condición no se define por adentrarse en el terreno de la reivindicación política, pero nace de la desigualdad y el desarraigo y, al igual que las obras de Shakespeare, convoca sentimientos y emociones universales. Ahora bien, mientras el insigne autor se regodea en la denuncia de las miserias del alma humana, el flamenco hace justo lo contrario, esto es, escapar de la miseria mediante la sublimación de la queja. Para ello, se sirve de una poesía plenamente lírica.
En ese sentido no puede decirse que exista en el flamenco conexión alguna con el núcleo central de esta obra de Shakespeare, que gira en torno a la ambición, la debilidad, la locura, la espiral de autodestrucción y los sentimientos de culpa. No obstante, por venir de donde viene, el flamenco destila indefensión y angustia y tiene una clara impronta trágica y todo eso se desprende de la impactante composición musical que Pepe Nieto ha creado para este montaje, uno de sus mayores aciertos a pesar de no adscribirse al lenguaje musical del flamenco.
Otros de los aciertos es haber contado para el papel de Lady Macbeth con Ana María Bueno, una bailaora significativa de eso que se ha dado en llamar “escuela sevillana”, un movimiento que se caracteriza por el predominio del cuerpo sobre el taconeo y un movimiento de brazos y manos elegante y dúctil. Ana María dio buena cuenta de ello ayer creando una figura de mujer fuerte y poderosa, pero sensual y seductora. Así, la bailaora se mueve por el escenario con absoluto dominio y su baile exhala un aura de magnificencia que atrapa la atención del espectador desde que aparece en escena. En muchos momentos su danza resulta meramente descriptiva, pero alcanza un alto grado de dramatismo, sobre todo en su pase a dos con Fernando Romero que colma de magia la escena. Una magia que se ve potenciada por la magnífica escenografía conceptual de Gonzalo Narbona, el elegante vestuario de José Antonio y la compleja iluminación de Florencio Ortiz, cuya riqueza de matices aportan a la obra un halo irreal y mágico que tiene su contraste en las piezas de baile que determinan las escenas de lucha entre el protagonista y sus contrincantes. En estas escenas Fernando Romero imprime a su baile un elevado grado de pasión y verosimilitud que demuestra su creatividad y su absoluto dominico técnico y expresivo. De la misma manera, tanto Miguel Ángel Corbacho como el joven Jesús Carmona, dan una inmejorable réplica al maestro del baile sevillano.
Lástima que, en su empeño por ser fiel a la historia y a la herencia del ballet, la dramaturgia se empeñe en describir a la situación y los personajes con una excesiva carga de elementos narrativos y que la dirección de José Antonio abuse de la gesticulación y le otorgue un tiempo excesivo al personaje de la bruja, cuya interpretación, al igual que la del personaje del rey, resulta un tanto sobreactuada.
Ficha artística:
Obra: Sortilegio de sangre. Estreno absoluto
Lugar: Sevilla / Teatro Lope de Vega, 21 de septiembre
Idea original y coreografía: Fernando Romero
Dirección de escena: José Antonio
Composición musical, dramaturgia y adaptación del texto: Pepe Nieto
Cante: Miguel Ortega
Interpretación y Baile: Elena Algado, Ana María Bueno, Fernando Romero y Miguel Ángel Corbacho,