El musicólogo vigués difunde la figura del artista de Elda y pronostica la irrupción de nuevos talentos asiáticos en el arte flamenco.
Revista La Flamenca. Barcelona. Xavier Grau. 21/1/2020 Fotos: Judit Rodriguez
Da igual la conferencia que dé Faustino Núñez, musicólogo, catedrático, excepcional divulgador, guitarrista y otros muchos más-istas, como artista. Como las charlas más recientes Barcelona. Una sobre las claves del flamenco. La otra, sobre Antonio Gades, de la mano de la Sociedad Flamenca Barcelonesa El Dorado. Eso es: da igual el tema. El saber sobre el flamenco y los flamencos de este gallego erudito atrae a profanos y a estrellas, como la última Rosalía a la que uno imagina en sus conferencias y consultándole desazones ante tanto cortocircuito artístico
‘...No-hay-quien-pueda, mira-qué-cosa, con-la-gente-de-Villanueva-y-la-Geltrú...’
No tengo ni idea de donde lo sacó pero Antonio probaba con esa frase el compás... a ver si la gente tenía compás...
Pues yo vivo en la ciudad de al lado, muy lejos de cualquier ruta flamenca, fíjese.
Emilio de Diego, su guitarrista, nos podría explicar de dónde surgió. Lo sacaría de su juventud cuando pateó las salas de fiesta de la costa catalana. Nunca lo he escuchado a nadie más.
Usted cuenta que hizo dos veces la mili...
Sí. Una el Servicio Militar y la otra en la compañía de Gades.
¿Cómo era Gades?
Lo veía todo, un tipo muy atento, se quedaba con todo, no le podías dar coba, era muy listo y despierto.
¿En el rango de los genios?
Como Enrique Morente, que era un tipo excepcional y con una humanidad increíble, admirable. O como Paco de Lucía, un gigante que imponía con su música.
¿El artista máximo de la danza?
Gades es una figura importantísima en la historia del baile.
¿El más grande?
Hay muchas escuelas y formas de bailar. Coges a Antonio el Farruco o al Güito o a Carmen Amaya y todos son distintos e incomparables.
¿Qué hace único a Gades?
Combinó una visión global del baile español con el flamenco, el folclore, la escuela bolera, el clásico español e incluso la danza clásica.
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En eso es distinto, por ejemplo, a Carmen Amaya, que siempre fue una bailaora flamenca, o a Rocío Molina, que incorpora elementos del baile contemporáneo.
¿Disciplina y libertad?
Esa divisa la toma Antonio Gades de Vicente Escudero; disciplina como único camino para llegar a ser un artista completo, para estudiar y estar en forma como un atleta. Y la libertad para expresarse sin cortapisas.
¿Él es bailarín o bailaor?
Se referían a él como bailarín de manera peyorativa para restarle flamencura. Yo defiendo que como Antonio Ruiz Soler, Antonio ‘El bailarín’, Gades era un bailaor cuando bailaba por martinete o por soleá. Pero cuando bailaba ‘El sombrero de tres picos’, era un bailarín.
¿Depende del qué bailo, cómo lo bailo, dónde lo bailo?
No va en función de cómo tú bailas sino de lo que tú bailas. Antonio cuando hace la farruca o la seguiriya o el mirabrás o el taranto está bailando flamenco y es un bailaor. Cuando baila las danzas de Turina o hace ‘El Amor Brujo’ es bailarín.
¿Sufrió mucha inquina de restarle mérito?
Él era de Elda, Alicante, y payo. Siempre se le ha querido restar mérito por no ser gitano como Mario Maya o El Güito.
¿Cómo lo compensó?
El caso es que Antonio bailaba de zapato, de alpargata y de zapatilla. Dominaba la escuela bolera, el clásico español y el flamenco, era completísimo.
El gurú de los guionistas de Hollywood, Robert Mckee, dice que la única vez que ha visto dos veces seguidas una película en un cine ha sido ‘Carmen’.
No me extraña en absoluto; esa película es una genialidad de Carlos Saura y Antonio Gades.
¿Ve usted artistas de esa amalgama hoy?
No.
¿Ni algunos mimbres?
En la actualidad no conozco a nadie comparable. Antonio, Enrique y Paco han dejado obra hecha que podemos ver en perspectiva.
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En el futuro seguro los habrá. Yo admiro mucho a Sara Baras, a Dani de Morón y a mucha gente pero comparables a ellos no, yo nos los veo. Riqueni es un genio, Antonio Canales es excepcional, el cantaor Antonio Reyes me gusta mucho.
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Me encanta mucho como baila Javier Barón, pero no puedo compararlo con Gades porque tiene por delante mucha carrera todavía.
¿Ellos tres son inalcanzables?
Gades, Morente, De Lucía... es como hablar de Bach, que ya sabemos lo que hizo. Son un capítulo cerrado.
¿Puede darme la definición definitiva de lo que es el flamenco?
Para mí, el flamenco es la reinterpretación artística de la tradición musical andaluza.
¿Cada uno tiene el suyo?
Mucha gente piensa que el flamenco es el folclore de Andalucía. Yo destaco que es la reinterpretación artística, es decir, hecha por artistas que lo revisan y lo releen. Si no, todo el mundo, quien más quien menos, cantaría flamenco.
¿Quién puede hacerlo, entonces?
Flamenco cantan los cantaores flamencos, flamenco tocan los guitarristas flamencos. Puedes acompañar verdiales, o tangos de Cádiz o fandangos de Huelva pero eso no te hace guitarrista flamenco.
¿Cómo los distingo?
Una cosa es el fandango de Huelva o los verdiales que se cantan en los Montes de Málaga el 28 diciembre, como fiesta. Y otra cosa es cuando Fosforito o Juan Breva cogen esa melodía en los Verdiales y los reinterpretan en clave artística y hacen de eso un cante flamenco.
¿Qué elementos musicales marcan esa diferencia?
Cierto virtuosismo vocal, melodías melismáticas y ornamentadas; una forma de impostar las voces, esos ‘ayes’...
¿Lo puede hacer todo el mundo?
Se necesitan condiciones. Puedes cantar bien en las fiestas de tu pueblo pero nadie te paga por escucharte.
Explíqueme.
Por ejemplo, un coro del Carnaval de Cádiz que cantan todos de maravilla los tanguillos. Eso no es lo mismo que cuando Chano Lobato o Pericón de Cádiz lo recogen y le dan ese matiz artístico y flamenco.
¿Qué pasará el día que un japonés despunte como cantaor o bailaor?
Que cada uno lo tome como quiera... pero hay muchos asiáticos, coreanos y japoneses, que están bailando flamenco muy bien, por derecho. Pero ya está demostrado en la guitarra y en el baile, y se acabará demostrando en el cante que el flamenco es una música artística que cualquier persona puede hacer si tiene la dedicación y la entrega que exige tanto sacrificio y estudio.
¿Tardaremos mucho en verlo?
Un sector de la afición quiere que el flamenco sea algo propio e intransferible y eso con el arte no puede ocurrir. El arte no puede ser, ni es, sólo de gitanos, de andaluces o de españoles.
Pero ayuda.
Ya no hay que nacer en Jerez, Sevilla, Cádiz o Málaga para ser un flamenco como la copa de un pino.
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Hace 200 años nadie pensaría que su mejor intérprete de MOZART hoy sería una portuguesa como Maria Joao Pires o que hay grandes músicos de jazz en todo el mundo que no han nacido en Nueva Orleans
¿Nada tiene que ver el código postal de nacimiento?
Las dos figuras más grandes de la guitarra flamenca no son andaluces. Uno es de Madrid, Ramon Montoya, y otro es de Pamplona, Agustín Castellón Campos, Sabicas. Y fíjese en Carmen Amaya, una número uno indiscutible, del Somorrostro de Barcelona
Catalana, como Rosalía.
Esto tiene que ver con el arte, con ser artista y no con la etnia o la procedencia.
Ella fue alumna suya.
Yo no digo que Rosalía sea flamenca, aunque sabe hacer flamenco perfectamente.
Pues recibe críticas de lo lindo.
Decía el otro día el maestro Fosforito, ‘si Rosalía se dedicara a hacer flamenco no se comería un colín...’ estaría ahí en el montón de gente sin el carrerón que está haciendo con su música de masas.
¿Qué le irrita cuando se habla en negativo de la apropiación?
Son cosas de mentalidad anticuadas. El principio del arte es la apropiación. Qué sería de Bach sino se apropia de la cultura italiana, o de Mozart si no bebe de la cultura alemana, italiana, húngara, francesa...
Usted es muy duro con eso.
Denota un grado de mentalidad muy conservadora, incluso racista: considerar que alguien no es capaz de hacer algo porque no es de la mata.
¿Quién está en la estela rompedora de Antonio Gades?
Sara Baras es una ‘gadesiana’. En los años 90 en Japón cuando bailaba en Tokio con Javier Barón, Sara estaba todos los días viéndole. Ella adopta ese lenguaje de Antonio, con disciplina y libertad, y se fija en sus escenografías, sus luces...
¿Israel Galván?
Tiene otra trayectoria, procede de una familia del mundo del baile. Él ha desarrollado un lenguaje muy personal y sin duda se ha tenido que fijar en Gades, Escudero, Farruco... Tiene un afán de crear un lenguaje de baile propio y personal con pasos y posturas que son de él.
¿Rocío Molina?
Ella diferencia muy bien lo que es el baile flamenco de cuando hace otras cosas y experimenta con el contemporáneo.
¿Estarían estos nombres en la órbita innovadora de Gades?
Nadie puede escapar a la influencia de un genio de la categoría de Gades. Esos bailes con argumento, esa claridad escénica que consigue no es tarea fácil.
¿Quién puede hacerlo hoy?
Hay que pensar que hoy a los artistas se les exige casi un espectáculo al año y Antonio creó sólo cinco espectáculos en cincuenta años.
Usted lamenta que no se representen de manera fija y estable.
Mi sueño era tener un teatro propio en Madrid donde se representaran a diario las obras de Gades.
¿Éxito asegurado?
Un teatro en el centro de Madrid con las cinco obras de Gades..., eso lo llenas todos los días.