Revista La Flamenca: Revista nº 16 /año 2006 Julio Agosto
Lleva orgullosamente sobre sus espaldas todo el peso de la obra de su hermano Antonio, un titán flamenco que le marcó desde niño. Ahora, a sus 71 años, el pequeño de los Mairena está saliendo poco a poco de una depresión nerviosa que lo ha tenido apartado del cante. Con el cariño de sus hermanas Rosario y Ángeles, de su reunión de amigos, y la intervención de su Señor de los Gitanos, va viendo la luz al final de ese túnel tan largo que ha recorrido en los últimos años.
Nos estamos perdiendo a un gran cantaor...
Pues cualquier día salgo cantando. Es difícil, porque la depresión no se ha ido; ha mejorado. Me dice el psiquiatra que yo soy el que me tengo que quitar la enfermedad, pero esto es muy malo. No se sabe lo que es, hasta que no lo pasa uno... Ahora tomo menos medicinas y estoy mucho mejor, pero lo he pasado muy mal, encerrado sin querer salir del dormitorio.
¿Dónde nacieron sus primeros ecos cantaores?
En Mairena, en la calle General Moscardó nº 30, hoy calle Benardó. Y lo primero fueron las saetas. Mi abuelo, Antonio Cruz Reyes, cantaba y mi padre también. Era un herrero muy trabajador y muy aficionado al cante, de ahí que tuviera cuatro hijos cantaores.
Siempre se habla de Antonio, de Curro y de usted. ¿Pero cómo cantaba su hermano Juan?.
Es que para hablar de cante del que ya no existe, hay que hablar de Antonio. Juan cantaba muy bien pero no llego a grabar. Sólo hay grabaciones de fiestas cuando vinieron los primeros magnetófonos.
"Mi cante está cargado de gitanismo, lejos de esos guitarrazos que dan algunos"
Mairena del Alcor es donde mejor se canta la saeta. Y es en la saeta donde Manuel Mairena ha sido una autentica revolución. ¿Desde niño ya apuntaba cualidades?
En mi casa, todos los varones cantábamos por ahí. En afición Mairena es importante, pero Jerez es mejor tierra de saeteros. De allí viene nuestra saeta: de Manuel Torre y de El Gloria. Yo gané con 13 años el premio de saetas de Radio Sevilla, que me lo entregó Rafael Santiesteban. Lo patrocinó la marca de vinos La Riva.
Es usted una persona de profundas creencias religiosas. No hay día que falte a ver al Señor de los Gitanos. Imagino que esto es fundamental en la profundidad de su interpretación de los diferentes estilos saeteros.
Es una promesa que tengo de cuando estuve malo. Me quitaron un tumor de la cabeza y otro de la próstata. Ahora estoy nuevo. Y, desde luego, para mi saeta, la de Antonio, la de El Gloria o Manuel Torre, es muy necesaria la religiosidad.
Usted tiene un cante propio por saetas. Háblenos de cómo fue fraguándose...
Ese cante mío viene también de Jerez. Yo quería hacer una saeta gitana, no folklórica. Quería cantar en La Campana, en ese silencio, con esos ayes gitanos. Salía el duende por todos sitios, y se notaba que Sevilla no estaba acostumbrada a la saeta de Jerez. Aquí se escuchaba la de Chacón, la de Centeno... otra clase de saeta.
En 1962, Antonio recibe la famosa llave. ¿Qué apreciaciones hace usted a este galardón?
Hombre, la llave estaba dormida, y Antonio y Ricardo Molina la despertaron. Y con ella a la afición, que también estaba mal. Ya vinieron los festivales y se empujó bastante al cante. Pero Antonio le dio más merito a la llave, que la llave a él. Engrandeció y dignificó el cante, e incluso lo llevó a la Iglesia o al Aula Magna de la Universidad en un homenaje a Pastora... El flamenco no había llegado a eso.
En este concurso cantó usted para Carmen Carreras y Farruco bajo el nombre de Manolo Soto. ¿Por qué ese nombre?
Porque no querían poner a otro Mairena en el cartel. Y como no entraba en concurso porque Antonio no quería, me inventaron ese nombre. Pero recuerdo que canté tan bien, que aquello valía para llave de oro.
¿Sigue echando de menos a Antonio?
Dejó un vacío muy grande. Tras su muerte, íbamos a los festivales y lo echábamos de menos. Quieran o no quieran reconocerlo, ese vacío lo hemos notados todos.
Sin lugar a dudas, Antonio era muy grande. Pero está claro que en este país, quien nace para hacer historia y la hace, también tiene que soportar en vida (por parte de pocos valientes) y tras su muerte (por parte de muchos cobardes), el atrevido desprecio de quienes desconocen su obra. ¿Por qué se le han dado tantos palos a Antonio en estos últimos 20 años?
Porque ha interesado a los de la otra parte darle palos al mejor. Al poder. El descubrió una historia que estaba tapada para que no saliera a delante. Los cantes que recuperó y creó... Eso no les convino a muchos. A pesar de que más que mirar por él, miró por el cante. No se apoderó de la mayoría de los cantes que creó. Le puso el nombre de otros.
¿Y le parecería mal que ahora se renombraran esos cantes, y se adjudicaran a Antonio?
A mi no me parecería mal. Pero deben estar muy seguros para poder defender esa tesitura, porque Antonio creó cante de todo lo que cantaba. Le dio un orden y un sentido al cante porque antes era todo un galimatías. Todas las obras musicales, la quinta de Beethoven por ejemplo, tienen un sentido: un principio, un desarrollo y un final. Y eso lo aplicó Antonio al cante.
¿Se ha sentido perseguido o ignorado por la clase política alguna vez?
Yo he sido apolítico. He tenido muchas amistades: Felipe González, Rodríguez de la Borbolla, Colunga... pero no me ha gustado. Sólo algunas veces, durante el franquismo, me prohibieron cantar el Prendimiento de Antoñito El Camborio.
En los ochenta fue un autentico huracán en los festivales...
Yo he sido más cantaor de fiesta de minorías, que de festivales. Más para escuchar que para divertir. Aunque en los festivales he dado los 24 quilates.
¿Cómo ve la situación actual de estos eventos veraniegos?
Malamente del todo no van. Lo que veo es un giro de noventa grados a la izquierda del cante. Hoy para ser figura no hay que cantar bien. Ni por derecho. Con que saques una cosa que sea pegadiza al oído y la gente la tarareen ya está. Hoy no hay cante. Después vas a un festival a trabajar y te tienes que esperar diez horas para que te toque, si eres de los últimos. Eso influye en el espíritu. Sales sin ganas. Y si sales después de seis o siete artistas... ¿Qué cantas? Hay que tener muy buen repertorio para no pisarse.
Me hablan mucho de un día de diciembre de 1987, donde tras el homenaje a Diego de la Gloria, en una confitería de Mairena, le cantó a su hermana Rosario por romances de forma indescriptible, incluso se provocó una alteración de orden público...
Eso fue en la calle San Fernando. Estábamos allí mis hermanas Rosario y Ángeles... y comencé a cantar el romance a ritmo de alboreá... Rosario empezó a bailar gitano y a querer entrar gente en la confitería, hasta que tuvieron que cortar la calle. Fue precioso.
¿Y qué supuso para usted ejecutar el ‘Cantemos al amor de los amores' ante S.S. el Papa Juan Pablo II en el Vaticano?
Habíamos ido a la beatificación de Ceferino a Roma. Yo iba en la comisión y como clausura me tocó cantar en la basílica de Santa María la Mayor. Lo que más impacto me causó es cuando estuve con el Papa y me vi delante de él. Me encontró tan sorprendido, que me daba palmadas en la cara y me repetía "j´aime, j´aime, j´aime...".
En 1972, su hermano Antonio declaró a Francisco Amores en ABC: "deseo que Manuel ocupe, el día de mañana, mi puesto en la Casa y en el arte". Yo pienso que eso se ha cumplido con creces... ¿Pero, qué opina de esto Manuel Mairena?
Le pido al señor todos los días que me de lo que se me ha ido, si quiera para volver a cantar y poder seguir la obra que Antonio ha dejado, para que no se muera. Lo encuentro difícil. Me encantaría poder cantar con la fuerza que necesito, sólo cuatro o cinco veces más. Pero me entra un miedo... me quito del medio y me escondo. Es mucha la responsabilidad, y se que estaría muchísimo mejor de salud. Saldría de este encierro que no me deja vivir.
Y si volviese a los escenarios ¿Qué guitarrista sería el elegido?
Sin duda, Enrique de Melchor. Me encanta ese toque, porque le viene bien a todo el mundo. Parece que hace la guitarra fácil y no todos los guitarristas de hoy saben tocar para cantar. Mi cante está cargado de gitanismo, lejos de esos guitarrazos que dan algunos... Otro guitarrista, Paco de Lucía. Ha sido una pena que Antonio no hubiera podido grabar un disco entero con Paco. Eso hubiera sido un bombazo.
¿No le gusta la situación actual del flamenco?
No. Fíjate a donde ha tenido que llegar José Mercé. ¡¡Cómo canta José Mercé...!!