Web revista La Flamenca. Rocio Hellín. Sevilla / Auditorio Al-Ándalus 30/4/2013
Ayer el Auditorio Al-Ándalus de FIBES se llenó de amigos, artistas y flamencos en una noche memorable donde la protagonista Carmelilla recibió el calor los suyos.
Carmelilla Montoya es una artista, bailaora y cantaora que pellizca sin quererlo; y anoche estaba radiante, guapísima, llena de vitalidad y fuerza, de esas fuerzas que no se sabe muy bien de donde llegan, de esas que se encuentran en las personas que te quieren, te admiran y te cuidan; ayer todo el auditorio estaba lleno hasta arriba de ese tipo de personas y Carmelilla brillaba y disfrutaba desde su butaca de las palabras, los cantes, los bailes y los toques que le dedicaban sus compañeros de profesión.
Abrió la noche el onubense Árcangel, con cantiñas y fandangos, con Cádiz y Huelva, a la guitarra de Miguel Ángel Cortés y el compás de Los Mellis, se mecía con la sal de las calas y los rincones del Alosno, comenzaba jugando y se ponía serio rompiéndose en los cantes de su tierra.
Montoya y Triana estuvieron presentes con Lole Montoya, cantándole a su prima; arrancó con el tema "Dime" uno de sus clásicos con su voz sublime, despacio, susurrando y llegando a la profundidad de sus ecos graves y afinados para terminar con unos tangos de aire moruno a la guitarra de José Acedo, como ella es, siempre buscando la belleza en la música.
Morón de la Frontera trajo el baile de Pepe Torres, por soleá, de paseo y desplantes fuertes, con unos pies ligeros y fuertes, rematando por bulerías como buen bailaor con gracia y sabiduría. La cantaora Argentina llegó con unos abandolaos ruidosos y unas bulerías de recreo, disfrutando de la noche y como el resto de sus compañeros, enviándole todo el cariño a Carmelilla desde el escenario.
El momento de vanguardia y respiro flamenco llegó con Lin y Raimundo Amador, pero el arte seguía servido. Revolucionaron el escenario con templanza y saber estar, con gracia y complicidad. Le tocaron el alma a Carmelilla con dos temas entre el jazz, el rock, y el flamenco despidiéndose con el tema "Yo me quedo en Sevilla" del desaparecido grupo "Pata Negra.
Otro amigo que quiso estar fue el entrañable Paquillo con el tocaor Miguel Pérez, que hicieron vibrar al público con la magia que tiene el transmitir, cantó "Carmen" y se fue por fandangos desde su corazón para todos nosotros, pero en especial para su querida amiga que lo miraba con los ojos chispeantes desde el patio.
Derroche de maestría el que interpretó Rafael Campallo y su baile por alegrías, elegante y cómodo; risueño y cercano, con una lluvia de compás en sus pies y un equilibrio en los giros descomunal, otro momento grande para el recuerdo de todos. El potencial de voz de Segundo Falcón se metió en una soleá apolá y unos fandangos, largo de voz y de experiencia, acompañado por el granadino Miguel Ángel Cortés.
Uno de los más esperados de la noche no se hizo de rogar más, Miguel Poveda aparecía en el escenario dedicándole palabras de cariño a su amiga y compañera como antesala de su cante de levante que hace 20 años este año le mereció la Lámpara Minera y concluyó su actuación con letras de Lole y Manuel por bulerías, especial y único como Miguel es siempre, le hacía disfrutar a Carmelilla y a su familia con su humilde homenaje recordando al mítico dúo trianero.
Carmelilla Montoya estuvo durante toda la noche feliz y orgullosa de su gente, agradeció a numerosos amigos, artistas, compañeros, familiares, el apoyo y la dedicación que le han demostrado en esta situación tan delicada de la que ya va saliendo. Artistas y leyendas como la gran Matilde Coral y el cordobés Joaquín Cortés se subieron con ella al escenario para arropar a su amiga, desde el cariño y el respeto mutuo.
Y los protagonistas del broche final, después de más de tres horas de espectáculo, no cabían en el escenario ni nosotros en la butaca del auditorio. Allí estaban para hacer un final de fiesta como merecía la ocasión la familia "Farruco", Aurora Vargas, Remedios Amaya, Pedro el Granaíno, Carmen Ledesma José Méndez, Jesús Corbacho, Bobote, Matilde Coral, la propia Carmelilla Montoya y algunos de los anteriores artistas que se bailaron, se cantaron y se acompañaron entre todos por bulerías y tangos, con alegría y desparpajo, con amor y calor hacia Carmelilla, que también se arrancó a bailar, demostrando su energía y su ímpetu con el público en pie constantemente.
Sin ninguna duda anoche Carmelilla gozó de su homenaje dándonos a todos una lección de vida, y sus compañeros de profesión una gran lección de amistad.