El sábado 13 de junio se celebró en el Palacio de Congresos "Manuel Rojas" de Badajoz, el VIII Festival Flamenco dedicado al insigne cantaor pacense "Porrina de Badajoz". Magnífico, excelente, redondo, eran calificativos que se escuchaban al término del espectáculo. El agradecimiento y reconocimiento fue generalizado para la Diputación Provincial de Badajoz, más en concreto al área de Cultura que tantos esfuerzos está llevando a cabo para promoción de Cantos y Artistas de nuestra tierra en todo el orbe flamenco. Asimismo se reconoció la organización del acto, llevado a cabo por la Federación Provincial de Peñas Flamencas de Badajoz. Ese año el espectáculo estaba centrado en el baile. Se quería destacar que en la provincia de Badajoz, hay muy buenos artistas que se dedican a esta faceta del flamenco y que necesitan de ese empujón, que siempre se agradece, para saltar a ser figura. Comenzó el acto con la joven bailaora local Mayte Olivares, que con su arte y estampa llenaron el escenario de colorido y saber hacer flamenco. Intervinieron a continuación Chiqui de Quintana al canto y Francis Pinto a la guitarra, dos auténticas promesas de la cantera extremeña, en fase de consolidación, que están llamados a estar entre los grandes de éste Arte. Haciendo gala de su extremeñismo, hicieron un recorrido por los Tangos extremeños y Jaleos, así como Fandangos de la tierra.
A continuación subió al escenario el bailaor pacense Jesús Ortega y su grupo. Auténtica figura del baile flamenco y la coreografía, que deleitó al público. Arte y plasticidad en su majestuosa interpretación. No en vano es figura destacada del ballet de Cristina Hoyos. Le tocó el turno al maestro José de la Tomasa, que estando en el camerino me preguntó: ¿ Qué ha sido esta cajita de bombones?, ¿algo malo ha pasao aquí, que na más entrá me ha dao doló?. Le expliqué que había sido una plaza de toros y que tenía una historia muy negra de fusilamiento durante la Guerra Civil, y como buen gitano, le dió un poco "yuyu". Pero llegó la hora de actuar y como siempre, a su nivel, dio una lección de sabiduría y hondura, y le dolió. Le dolió el alma, y se quejó como sabe un gitano cuando cantó la Seguidilla. Le acompañó a la guitarra José Luis Postigo, que como siempre y con compás milimétrico arropó al cantaor y dejó en el aire unos acordes flamenquísimos.
Eva Soto, otra joven bailaora de la cantera, subió al escenario con la gracia y saber hacer que le caracteriza y a continuación "El Peregrino", bailaor gitano de Badajoz, puro donde los haya, el más genuino representante de los Tangos y Jaleos de esta tierra. A pesar de la edad, dice él, sesenta y cuatro años, hace siempre derroche de agilidad, y lo hace como se hacía cuando lo aprendió de "chiquinino". El fin de fiesta fue apoteósico. La Organización tenía guardada una sorpresa, la guinda del pastel, y era que entre el público se encontraba nada más y nada menos, que Cristina Hoyos. Fue invitada a subir al escenario por Jesús Ortega, y ella amablemente accedió. No sólo subió, sino que se sumó al fin de fiesta y dio unas "pataitas". Gracias Cristina, la gente de Badajoz te está muy agradecida y tu gesto demuestra lo gran artista que eres y buena persona.