Web revista La Flamenca. Rocío Hellín. Murcia / Teatro Circo 18//2/2013 - Fotos: Rafa Márquez
Cerraban las galas de flamenco en el Teatro Circo de Murcia la bailaora finalista en La Unión Cynthia Cano y la Lámpara Minera 2012 Ricardo Fernández de Moral en una noche de poca afluencia de público.
No se necesitan más asistentes en un espectáculo jondo que los que quieren escuchar buen cante y ver baile, a eso venían los que han ocupado casi el patio de butacas del teatro. En contra del protocolo artístico flamenco, abría la noche la Lámpara Minera de este verano pasado, el cantaor y tocaor Ricardo Fernández del Moral que fue la revelación en el Festival Internacional del Cante de las Minas por acompañarse a él mismo mientras se entonaba por varios cantes, incluido la minera por la que se alzó con el galardón.
Ricardo es conocedor del toque y del cante, del grande y del bueno, ya podía haber aparecido antes en el mundo flamenco, aunque estaba, muchos lo desconocíamos. Comienza por soleá, con su voz redonda y flamenca, flamenquísima. Nos lleva de paseo por Alcalá, Triana y Cádiz, sube hasta donde quiere y baja por donde puede, sobrado de escalas en la garganta nos da la primera lección. Por malagueñas está más que acertado haciendo el primer estilo de Chacón y rematando con El Mellizo, como suda, como pelea y como toca, majestuoso. El cante libre es más cómodo para él, imagino que para acompañarse a él mismo le da más libertad que un cante de compás. Ahora vienen las alegrías de Cádiz, por eso decía lo de la comodidad, aunque se balancea entre los tercios con chispa y virtuosidad se mete en las cantiñas haciendo escalas graves con la voz de donde pensábamos que no salía, pero Ricardo sale de todo y vuelve arriba liberado rematando como otros quisieran, mucha fuerza y mucho conocimiento. De las mayores virtudes que tiene este cantaor es que se conoce muy bien a él mismo, tanto en su faceta de acompañamiento como en la capacidad que pueden llegar a tener sus cuerdas vocales.
Oscura y grave comienza la petenera, si ya nos había demostrado que resuelve bien el cante por alto, también lo hace por bajo, trabaja los dos registros con el mismo control. Gusta este palo entre los asistentes que hoy son flamencos y allegados, dándole calor al artista. Cantes como este están volviendo a los repertorios habituales en los últimos tiempos, un gesto maravilloso por parte de los cantaores que recuperan estos sonidos y los incluyen, como pasa también con los cantes de trilla o la caña.
Ricardo no da a basto, tiene que secarse el sudor con una toalla, afinar la guitarra, poner la cejilla y templarse en el tono. Todo lo hace él, al final de cada palo que canta y toca. Es curioso verlo tranquilo y con orden realizar este protocolo cada cinco minutos, con naturalidad, como si todos los días estuviéramos acostumbrados a ver a una persona sola en un escenario llenándolo todo. Nos habla de este verano y de La Unión, de su grata sorpresa, y nosotros estamos viendo su evolución medio año después, que no va por el mal camino, canta una minera con un toque muy cuidado y no hace falta decir porque se llevó la lámpara a casa.
Cambiamos el tercio y va rematando su actuación por bulerías, Jerez está presente, igual que los cuplés para terminar la fiesta, igual que el toque del Morao en las cuerdas de la guitarra, igual que la jondura y el virtuosismo en el que se desenvuelve. No tiene un toque fácil y rápido que resuelva la ocasión, todo lo contrario, mete falsetas y se recorre el mástil de la guitarra como si fuera de juguete cantando a la vez. Con el público entregado desde el principio Ricardo se canta un par de fandangos, uno sentado y otro a pie de escenario sin soltar la sonanta, claro, si no tiene a quién dejársela. El cante libre es también su libertad y retumba su eco fuerte en todo el teatro. Sería recomendable escucharlo cantar sin acompañarse y poder saber si aún puede dar más, o al contrario, sólo por curiosidad de saber si su límite ya esta impuesto. Aunque ese límite roza la brillantez con flamencura y conocimiento.
Ricardo Fernández a demostrado esta noche muchas cosas, ha cantado de verdad y se ha acompañado como quizá nadie mejor lo haría, es flamenco y tiene gusto, talento, capacidad y una lámpara minera. Nos volveremos a encontrar en otra ocasión, con la voz redonda y la bravura de su arte, flamenco sin límite.
El broche de la Cumbre Flamenca lo ponía la bailaora Cynthia Cano, la murciana finalista en el Festival Internacional del Cante de las Minas de La Unión. Abría su espectáculo por seguiriyas y zapateando sentada, cuando se levanta descubrimos a una bailaora que se quiebra con una cintura de avispa y que como siempre está graciosa en los remates. Le hace un guiño a la escuela bolera con las castañuelas donde demuestra mucha soltura, está segura y se bambolea entre la danza española y el flamenco. Tras el toque por tarantas de su guitarrista Juan Jiménez, aparece vestida de hombre en color blanco, controla los giros, y enfoca el baile a los pies; ausencia de formas tradicionales y de recursos muy desgastados, la bailaora quiere llamar la atención de todos de manera visual pero no siempre lo consigue con la misma elegancia.
Tras el cante por malagueñas de "El Trini" y Gabriel de la Tomasa, llega la despedida, ahora sí, con bata de cola y mantón de manila. Con empaque flamenco, sabor antiguo y una estética visual más tradicional en cuanto a posturas y recursos artísticos. Remata por bulerías, con alegría, Cynthia es murciana y está entregada a su público, que la anima y la arropa y eso se nota por cualquier rincón por el que mires. Se le nota la madera de artista, sabe ya mucho de esto porque tiene experiencia de sobra pero sin embargo le falta curtirse para conducir un espectáculo adecuado para cerrar la Cumbre Flamenca. Aún así, merecido el calor de su tierra hacia las jóvenes promesas.
Y así termina el evento flamenco de este año en Murcia, que ha tenido una gran acogida por parte del público y donde la entrega de los artistas a compensado el esfuerzo de sacar adelante esta programación, tanto por parte del Teatro Circo como del Ayuntamiento de Murcia y la Universidad con su aula de flamenco. La afición ha mostrado su apoyo para que no vuelva a olvidarse que esta tierra sabe de flamenco y lo necesita, que no se conforman con La Unión y Lo Ferro, que hay más, debe haber más. Murcia, que flamenca eres.
Ficha artística:
Cante y toque: Ricardo Fernández del Moral.
Baile: Cynthia Cano.
Guitarra: Juan Jiménez.
Cante y compás: "El Trini" y Gabriel de la Tomasa.