Web revista La Flamenca. Pedro Madroñal. Sevilla /Teatro Central / 20/5/2014
Finaliza el ciclo Flamenco viene del sur en su sede sevillana del Teatro Central con un balance más que positivo de organización aunque no tanto de público. Cada martes una programación original y arriesgada ha propuesto todo tipo de estéticas y manifestaciones artísticas dentro del mundo flamenco, con un alto nivel de acierto, actitud de agradecer en el aburrido y repetitivo universo de los programadores flamencos.
Difícilmente se puede justificar un espectáculo como el de anoche dentro de un ciclo flamenco. Y no me quejo de la calidad ni de propuesta ni de producción ni escenografía, únicamente la casa Ruibal tiene que ver con el arte jondo lo mismo que un espectáculo de Beyoncé con mallas de lunares.
Eso sí la noche fue preciosa con un público que tarareaba las canciones y que por momentos coreaba los estribillos. El patriarca de la saga, Javier Ruibal, es un tipo que cae bien es complicado criticar a alguien que escribe tan bonito del amor y lo canta con la misma pasión que afinación en un viaje musical que surcó lo mismo el mediterráneo que el atlántico apoyado en la brillante percusión de su hijo Javi Ruibal y sobre todo a lomos del sugerente y elegante piano de Iñaki Salvador.
La escena simulaba el salón de una casa en la que el sonido de una vieja radio impregnaba de armonías y emociones sus paredes a modo de placa de petri donde cultivar el germen del arte. La familia como explicación antropológica de la herencia del arte.
En algunos pasajes de la extensa propuesta escénica (20 canciones) aparecía el baile de Lucía Ruibal interpretando canciones de su padre con una correcta técnica, bien acompasada y de bellísima figura dotando al espectáculo de flamenquería aunque mi mente no podía evitar pensar en cuantas bailaoras darían su reino por 20 minutos a solas en el escenario del central.
El cantautor nos regalo´ una bonita noche con recuerdos a Eric Satié , Federico García Lorca, , Paco de Lucía o Enrique Morente a través de una música universal y propio cimentada en el swing jazzístico, la herencia americana de ritmos y melodías, el sello sureño del puerto de Santa María y la composición poética de un trovador andaluz que no tiene puertas en su casa ni en su alma.
Esperamos con ilusión los nuevos proyectos que nos ofrece Flamenco Vienen del Sur para la próxima temporada.
Ficha artística:
Espéctaculo: La Casa de Ruibal
Música y Letras: Javier Ruibal
Baile: Lucía Ruibal
Percusión: Javi Ruibal
Piano: Iñaki Salvador
Dirección: Ana López Segovia y Alejandra López Segovia
Escenografía: RAS Artesanos
Iluminación: Juan A. Morales
Sonido: Javier Rondán
Producción: Lo Suyo
`Flamenco Viene del Sur´. Guitarras con cuerpo de mujer
Web revista La Flamenca. Pedro Madroñal Sevilla /Teatro Central / 22/4/2014
En la acertada programación de Flamenco viene del sur había hueco para dos guitarristas mujeres, Marta Robles y Antonia Jiménez, que de la mano de Fernando González Caballos de Bujío de ideas a cuatro mano como productor artístico se presentaron en las tablas del Teatro Central de Sevilla para escenificar no sólo una propuesta flamenca sino un modelo estético en el que la sexuación se diluye entre los códigos jondos del arte.
El flamenco como disciplina artística históricamente ha marcado una división del trabajo según sexo en el que, sobre todo a partir de finales del siglo XIX, la mujer principalmente se dedicaba al baile al que dotaba, según los hombres, de características femeninas, también al cante que tenía su estética propia, y casi nada al toque donde el hombre ejercía su liderazgo musical y mercantil.
El recital de anoche más que una reivindicación es una normalización de los roles, si no aún en cantidad si en calidad.
Marta Robles se encargó de romper el hielo con la Rondeña de Don Ramón Montoya que le suena limpia, prevalece su formación de guitarra clásica pero dota a la composición de elegancia y guiños flamenquísimos. Continúa por guajiras compuestas para su sobrino y remata por zapateado, en todo momento maneja los volúmenes, los contrastes métricos y la técnica con maestría.
Antonia Jiménez entra en escena a través de la taranta, su sonido resulta más familiar, usa los códigos propios del toque flamenco y el espectáculo pierde tensión pero gana jondura, pierde frescura pero gana en flamenquería. Titubea al principio pero se hace con la situación. De nuevo huele a cuba por tanguillos y aumenta la emoción por seguiriyas. La composición resulta por momentos monótona y repetitiva.
El tercer invitado sería Kique Terrón que acompañó magistralmente con la percusión los toques de ambas guitarristas dotando a la música de un soporte rítmico bello y preciso sin copar protagonismo.
Una con falda floral, sarcillos y labios granas, la otra neutral, oscura, limpia. Hipercorporiedad-hipocorporiedad. Da igual quien fuese quien. La música brota de almas sin sexo.
Fin de fiesta que rematan por tangos juntas, de equilibrada factura en la que se podían escuchar dos sonidos distintos, dos maneras de afrontar la armonía y apuntar la melodía. Recital de arpegios, trémolos, rasgueos, silencios, vibratos, armónicos…
Un flamenco educado y fino, bonito y pulcro de dos guitarras que no se enfrentaban ni eran complementarias ni opuestas ni dialogaban, sólo dos guitarras distintas, tan distintas como pueden ser la de dos tocaores hombres.
Ficha artística:
Espectáculo: “Dos mujeres tocaoras”
Guitarras: Marta Robles y Antonia Jiménez
Percusión: kique Terrón
`Flamenco Viene del Sur´. Jesús Carmona & Compañía. 7 Balcones
Web revista La Flamenca 9/4/2014
Como decía Jesús Carmona, \\\"me asomo a siete balcones para empaparme en cada uno de ellos de sus aires, ritmos y bailes, y recorrer los diversos palos que han caracterizado mi vida\\\". Los balcones del Teatro Central se abrieron ante la danza clásica y contemporánea, la escuela bolera y el flamenco… Ataviado con pantalón claro, fajín y pañuelo rojo y camisa blanca, hizo gala del clásico traje regional de muchos lugares españoles.
El que fue primer bailarín del Ballet Nacional durante 3 años dejó clara su condición y su elegancia, marcando siete momentos diferentes que Jesús fue hilando a través de bailes regionales, que compusieron un espectáculo sencillo pero de una gran calidad técnica, quizá demasiada. Comienza con una rumba catalana para Barcelona, su ciudad natal, personal y raudo. Pasa por Murcia región que lo encumbró con el Desplante en el Festival Internacional del Cante de las Minas de La Unión en 2012, recorre Huelva con unos fandangos predominantes donde destaca su coreografía digna de disfrutarla, y a Córdoba, la Reina Mora, le baila una sentida soleá de las serias, estilizadas y de talón ligero, un momento especialmente marcado por la intensidad que desprendía el bailaor. Sin olvidar Sevilla y su barrio de Triana, una rosa para Cádiz y un chotis para Madrid como original punto de contraste. La fuerza escoltó a Carmona, que aguantó prácticamente sólo la hora y cuarto.
Jesús Carmona & Cía afrontaron con solvencia una puesta en escena natural. Daniel Jurado pone la guitarra al servicio de todos con un toque sobrio, preciso. Fabiola Pérez Rodríguez ‘La Fabi’ impuso su voz gitana y desgarradora y Jesús Corbacho hizo gala de su cante, cultivado por fandangos desde los dos años de edad. Por último, la bailaora madrileña, Vanesa Coloma, le dio al espectáculo el aire gracioso que se echaba en falta, recitando y narrando a compás de la guitarra.
El bailaor habló sobre sí mismo, y nadie se conoce mejor que él. Nos regaló su alegría y su soleá con una intensidad sublime. Mostró su mayor verdad, una vida representada a través del desarrollo del ingenio musical, fruto de su talento. Es la madurez escénica por la que todo gran artista tiene que pasar.
Después del éxito con su espectáculo anterior en la capital sevillana \\\"Cuna blanca & negra\\\" se esperaba a un Carmona con otras formas, bailar, baila, pero Sevilla quería el arte transmitido, la flamencura por encima de una escena perfecta, se esperaba más espontáneo, natural, libre. A Sevilla le gusta el baile que se hace sin querer y que busca lo auténtico, la esencia de paso siempre hacia adelante. Es un bailaor que sorprendió hace apenas dos años, con su técnica y su vértigo, ese vértigo hay que traspasárselo al público cuando se asoma uno a un balcón. Sevilla exige, pero no ahoga. Se disfruta también observando que la cantera crece y que el flamenco tiene fuentes que lo riegan y continúa floreciendo, esta vez en el cuerpo de Jesús Carmona, que puso sus balcones para emocionar y sorprender. Ha montado un formato con recursos nuevos, ha pulido errores y se mantiene en un listón óptimo que seguirá creciendo; la madurez llega sola, pero llega cuando no se para de trabajar y crear como lo hace él. Se le nota que está en pleno afloramiento aún, pasando lo que en cualquier artista es imprescindible vivir y tiene el talento de ser una puerta al baile flamenco internacional. La suerte se busca con las ganas y sus ganas están en sus giros imposibles, su estilización, sus botas rápidas y conscientes, sus ideas o su montaje; por lo tanto su baile es válido. Se evoluciona sobre lo que se conoce bien. Jesús sin duda, lo ha hecho.
Ficha artística:
Espectáculo: Jesús Carmona & Compañía. 7 Balcones
Dirección artística, coreografía y baile: Jesús Carmona
Cante: Jesús Corbacho y Fabiola Pérez Rodríguez “ La Fabi ”
Guitarra: Daniel Jurado
Palmas: Vanesa Coloma
`Flamenco Viene del Sur´. Por el camino que recorren ‘El Junco’ y Susana Casas
Mirando al pasado, en memoria del magisterio flamenco
Web revista La Flamenca. Sevilla /Teatro Central / 2/4/2014
¿A qué llamamos flamenco? Después de ver anoche en el Teatro Central de Sevilla a los bailaores Juan José ‘El Junco’ y Susana Casas, lo entendemos. Esta pareja, dedicada al baile desde los 8 años, ha decidido emprender un viaje al pasado para darnos a entender, en clave flamenca, la escolanía gitana sin olvidar la evolución y la adaptación de este género artístico a los nuevos tiempos. Ya trabajaron juntos en Por un Sueño y ahora repiten con Mirando al Pasado.
Con ejemplar control de tiempos, plasticidad, técnica y delicadeza de los movimientos, los artistas reflexionan sobre lo que llamamos flamenco y para ello nos invitaron a un viaje a través del sentimiento y la jondura. Ese duende que nació hace siglos, gestado en la sencillez y la pureza. Para emprender este viaje al pasado convidan a la bailaora Loli Flores, al los cantaores José Anillo y David Sánchez ‘El Galli’, percusión y palmas de Roberto Jaén y a los guitarristas Rafael Rodríguez y Miguel Iglesias.
Susana reflexiona por seguiriyas, juega con plantas con gracia y elegancia en el baile. El fuelle de José Anillo en la primera parte se mostró autoritario, se templó la voz con una farruca. Los tacones de Juan José obedecían con escobillas que nos recordaron a Antonio Gades y dejaron ver una muestra de lo que vendría a continuación. El gaditano del barrio de Santa María se ha formado con maestros de baile clásico y flamenco, lo que le convierte en uno de los más representativos de la danza. Las guitarras se abren camino por colombianas y bulerías para llegar a la mitad del camino, donde los viajeros realizan un merecido descanso.
Turno para la invitada especial, Loli Flores, la viva imagen de ese flamenco para cabales que pretenden retratar, abriendo de nuevo al son de la seguirilla. Loli subió a las tablas arrastrando con hechura una original bata de cola. La sevillana plantó las raíces flamencas, mostrando un auténtico recital de castañuelas a compás de las cuerdas de Rafael Rodríguez. Representó el dramatismo y rabia primigenia, segura de pies e inmersa de brazos.
Regresan para pisar el polvillo ‘El Junco’ y Susana. Él, se sumerge en el éxtasis del zapateado de la soleá cabal y moderna, haciendo gala de su técnica. Ella, despliega el mantón al viento y lo mece con una preciosa nana cantada por ‘La Chabuca’ junto con sus compañeros de baile.
Tras los solos, forman juntos un paso a tres para poner en valor el arte genuino. “Así se baila en Sevilla”, dijo una voz de atrás, entre un público que no llenó el teatro, pero se retiró con un regusto de sabor a madera jonda.
Ficha artística:
Espectáculo: Mirando al Pasado
Baile: Juan José Jaén “El Junco” y Susana Casas
Artista invitada: Loli Flores
Cante: José Anillo , David Sánchez “El Galli” y ‘La Chabuca’
Guitarras: Rafael Rodriguez y Miguel Iglesias
Percusión y palmas: Roberto Jaén
‘Flamenco Viene del Sur’. El milagro de las manos de Mengíbar
Web revista La Flamenca. Pedro Madroñal. Sevilla /Teatro Central / 25/3/2014 Foto: Jaime Martínez
Las manos de Milagros Mengíbar deberían ser declaradas Patrimonio Cultural de la Humanidad, bendecidas y honradas con un Nobel. Cuando suben, palomas que se enredan buscando la Giralda, cuando bajan hojas de árbol otoñal que giran y giran dando viva a la naturaleza humana.
Lunares de Almidón fue el título del espectáculo representado en el Teatro Central sevillano y que llega sin ninguna pretensión metafísica ni filosófica. La estética de siempre, sin complicaciones técnicas ni escenográficas. Un cuadro de baile por el baile, del flamenco tradicional que busca la emoción en la belleza del gesto, de la pose y de la historia.
Se abre el telón con el sonido de Rafael Rodríguez con su sonanta, acertado toda la noche, tanto en ejecución como en composición, único instrumento de la obra que no echó en falta ningún otro acompañamiento. En el centro de la escena Luisa Palicio y Maise Márquez que interpretan la zambra en un paso a dos con bata de cola. El manejo del mantón en la coreografía recuerda el arte de la geisha con el abanico en una demostración de habilidad y gusto.
Una de blanco y la otra de negro. Dos conceptos opuestos de baile. Maise vertical, aire y serenidad, técnica y hombros, Luisa curva, tierra y pasión, intuición y caderas. Renacimiento versus barroco. Así lo demostrarían, la una por seguiriyas, la otra por soleá, una de pies poderosos, otra de bata contundente.
Entre una y otra, el milagro de Mengíbar. El baile como estampan que busca la belleza simple, la proporción áurea donde la mujer es mujer elegante y femenina, comedida y decente, dulce y frágil. Pone de manifiesto el concepto de la feminidad occidental que se extrema en Andalucía a base de tópicos y siglos.
Milagros baila la música y el cante no como soporte rítmico y sonoro más bien como objeto de inspiración jonda, entrando en el sentido y sentimiento de la letra y las notas de la guitarra. El cante lo ponen dos de los de siempre, profesionales y acordes con la intención, Juan Reina y Manolo Sevilla, pero sobre todo Manuel Romero, cantaor poderoso, rítmico y con gusto que soporta el peso de la obra con su colocación voz, esperanzador futuro.
Mengíbar bailó la caña de negro con lunares blancos, bata y mantón, pelo recogido al moño, llenando el escenario con sutiles movimientos. Mandan los brazos, desde los hombros a la última falange, en un movimiento de belleza infinita.
Cierra, tras el trémolo ladrón y asesino de Rafael por bulerías, bailando por alegrías en la que se adivina más la gracia sevillana que la gaditana, más el río que el mar y que tras distintos pasos y mudanzas flamencas tienen que ser las manos las que nos lleven de nuevo a la gloria de siempre, ahora de azul y naranja.
Público de pie, pataita de rigor y vuelta a casa con el sabor eterno del baile de siempre, la escuela sevillana, esa forma decimonónica de representar lo jondo a través de lo femenino, de lo bello.
Ficha artística:
Espectáculo: Lunares de Almidón
Baile: Milagros Mengíbar, Luisa Palicio y Maise Márquez.
Cante: Manuel Romero, Juan Reina y Manolo Sevilla.
Guitarra: Rafael Rodríguez.
‘Flamenco Viene del Sur’. El piano de Ariadna conquista el central
Web revista La Flamenca. Pedro Madroñal Sevilla /Teatro Central / 19/3/2014
Nada más llegar me avisó Juani de La Algaba que estábamos en familia. Quizás sí se hubiese anunciado un espectáculo encabezados por los artistas invitados, Jesús Méndez y Niño Pura, se habría vendido todo el papel pero los protagonistas eran Ariadna Castellanos, pianista prácticamente desconocida en los ambientes flamencos sevillanos y Churumbaque Hijo, un cantaor cordobés a los que alguno suena por aquí de ganar la todo poderosa Lámpara Minera hace unos años.
Una pena la falta de público porque se pudo disfrutar de lo lindo por momentos en el Teatro Central sevillano. Una menuda joven rubia toma asiento frente al piano de cola y con marcado acento madrileño se presenta. No más de dos notas hacen falta para reconocer la flamenquería de Ariadna, una pianista con formación clásica que tiene en su haber ser la primera española en recibir la beca más prestigiosa del Berklee College, el vivero musical más importante del mundo.
Una taranta profunda pone de manifiesto las maneras de Ariadna que se retuerce en el banco y que hace uso del código flamenco para su composición, Pueblo. Espalda desnuda que se vuelve sensual, casi sexual, cuando interpreta la bulería con la colaboración de Ané Carrasco, percusionista que nos deleitó con sus maneras toda la noche.
Entra Jesús Méndez para regalarnos una zambra que Ariadna acompaña magistralmente en la que se adivina la improvisación como motor de emoción para volverse más flamenca si puede por alegrías en recuerdo a Paco de (Anda)Lucía, Barrosa.
Ahora presenciamos un trío musical, sigue el piano y la percusión, se suma Juan Miguel Guzmán al contrabajo que dota al conjunto de empaque para el sonido de los tanguillos del mar madrileño, Puerto Tierra. Ahora añadimos algunas zetas al Jazz de la rumba-tango que es más reconocible en los fraseos melódicos que en los armónicos.
Para despedirse bulerías de Jerez con Méndez luchando por encontrar la tonalidad. EN definitiva una primera parte de enorme altura, jonda e ilusionante.
Tras un breve descanso, la guitarra, la de siempre, la amante natural de la voz, del cante, nos devuelve al seno materno para encontrarnos más cómodos disfrutando de Niño de Pura, otro enorme músico e intérprete. Pero se frena buscando el silencio que acomode el cante de trilla y por tonás de Churumbaque Hijo que busca en Antonio Cruz Garcia \\\"Antonio Mairena\\\" y su cerrojo el vello del respetable.
Se templa por soleá, sin despedirse de Mairena y siempre por sus alrededores, Alcalá, Utrera y Lebrija para demostrar qué tipo de cantaor es el cordobés, templado, serio, aficionado, cabal y acompasado. De buena voz natural con recursos propios de lo jondo.
Por abandolaos que se acuerdan de Ronda, Málaga y Antonio Ortega Escalona \\\"Juan el Breva\\\" se llena el escenario con la percusión de José Prieto y las palmas y jaleos de Yolanda y Almudena. Un cante que Churumbaque lo encorseta con demostraciones rítmicas que no dejan de ser meros fuegos artificiales.
Por Cantiñas de Lebrija a Cádiz pasa por su tierra. Un collage de estilos de bella factura que tienen en las alegrías de Córdoba su cenit pero que siguen encarceladas en la estructura cerrada de la composición. Se despide por tangos comerciales de coros femeninos y estribillo pegadizo en un cambio repentino de registro vocal que ahora se lanza en busca del quejío camaronero.
Un cantaor con proyección, cualidades y conocimiento que navega en busca del dorado que le permita desarrollar lo que lleva dentro, de momento sólo canta de cara al público.
Ficha artística Ariadna Castellanos
Espectáculo: Flamenco en black & white
Piano: Ariadna Castellanos
Artista invitado: Jesús Méndez
Contrabajo: Juan Miguel Guzmán
Percusión: Ané Carrasco
Ficha artística Recital Churumbaque hijo
Espectáculo: Recital
Cante: Churumbaque hijo
Artista invitado: Niño de Pura
Percusión: José Priego
Palmas y coros: Yolanda y Almudena
‘Flamenco Viene del Sur’. Rancapino leyenda. Rancapino promesa
Web revista La Flamenca. Pedro Madroñal Sevilla /Teatro Central / 12/3/2014
Un único ayeo te puede recordar la razón por la que escoges el arte jondo como compañero de viaje en la vida. Un único ayeo puede desnudar tu conciencia para que no olvides el motivo de tu condena en esta cárcel de melodías y ritmos flamencos.
Anoche en el Central, Alonso Núñez Núñez “Rancapino” demostró que el arte jondo no tiene ni leyes ni reglas, más bien posee un fin, el de situarte en el mundo cerrando los ojos y abriendo el pensamiento para, en un gesto irracional y masoquista, disfrutar del dolor y la tragedia que muestra el cante por derecho.
Pero vamos desde el principio. Se proyecta un video con Rancapino padre e hijo representando la entrega del conocimiento flamenco, una especie de abdicación jonda en la que el viejo cantaor otorga al nuevo su bagaje artístico. Un sólo problema, el arte no se hereda.
Duelo de martinetes para abrir boca y paso a “Rancapino Hijo” con la guitarra de Antonio Higuero y las palmas de Ali de la Tota y Manuel Salado, primero por soleá de Charamusco acompasada y bien timbrada. Cambio por alegrías en la que el joven cantaor muestra su ADN gaditano que prolonga en la malagueña del Mellizo con su padre siempre anudado en la garganta. El tiento eterno soplón y chivato deja entrever las carencias del cantaor que suple con bulerías y sobre todo fandangos naturales buscando los ecos de Caracol.
Rancapino Hijo tiene maneras en el escenario, que maneja bien para su juventud, e interpreta bajo un código familiar heredado y propio de la casa con gusto, pero tiene que desprenderse del influjo paterno, buscar nuevas letras, nuevos ademanes y nuevos mensajes porque para Rancapino ya tenemos al original y genuino, resumiendo abandonar la etapa de formación y emprender el viaje a su obra artística.
Llegó el momento, el pequeño cuerpo de Alonso ocupa todo el escenario para templarse por soleá, ahora sí, empieza el dolor. Recuerda a Juan Talega y se agita en la silla para dejar pasar por sus cuerdas vocales un suspiro de aire que mezcla con tierra y con sal moldeándolo para escupir un monumento al cante madre, dos trazos, media faena.
Deja al aire la sonanta que hasta ahora mandaba y que se pone nerviosa al servicio del maestro para meter Cádiz en dos malagueñas, Enrique El Mellizo y Antonio Chacón, sin fuelle, sin recorrido, sin volumen pero con mil cosas más que no se saben explicar, que no se pueden explicar. Algún tono le recuerda al taranto y nos lo regala. Aquí respira en cada sílaba porque no quiere dejarse ni una nota dentro.
Todos sabíamos, Curro Romero el primero allí presente, que fallaría con la espada en la suerte de matar al toro del cante aunque un detalle en cualquier lance te sometería para siempre. Pero la faena era de trofeo y se ganó la puerta grande por seguiriyas gitanas y de jerez. No quiso dejar un alma intacta imprimiendo su marca con la espada de la tragedia seguiriyera en la que intuíamos al niño gitano negro y descalzo que andaba por Chiclana, al joven compañero de Camarón, al superviviente a la última gran generación de cantaores. Rancapino, la leyenda.
Ficha artística.
Espectáculo: Rancapino y Rancapino Hijo. “ El ayer y el hoy”
Ciclo: Flamenco Viene del sur. Teatro Central
Cante: Alonso Núñez Núñez Rancapino y Rancapino Hijo
Guitarra: Antonio Higuero
Palmas y jaleos: Ali de la Tota y Manuel Salado
‘Flamenco Viene del Sur’. Andrés Marín no engaña a nadie
Web revista La Flamenca. Pedro Madroñal. Sevilla /Teatro Central/ 5/3/2014
Bien claro lo dejaba la nota de prensa, e incluso el programa de mano, “Marín experimenta como si de un laboratorio de creación se tratase”, pues eso, un experimento, más en la parte conceptual del baile que de la estructura propia del espectáculo.
El bailaor sevillano Andrés Marín presentó Op 24 en clara reivindicación de un nuevo camino flamenco, camino a medio recorrer, en el que propone un lenguaje adaptado y una estética cada vez más reconocible, un mundo propio, aquello que todo artista, sea flamenco o no, anhela. Pero el espectáculo olvida el fin último que justifica una creación, la emoción.
Mal tenía que darse la noche para no sentir la daga del arte atravesándonos las costillas con el extraordinario sonido de Jesús Méndez, el elegante y virtuoso toque de Salvador Gutiérrez, el soniquete de José Carrasco y la técnica y creatividad de Andrés Marín, pues créanme, se dio.
El impacto visual que supuso la puesta en escena de un Marín con sombrero cordobés, torso desnudo y bailándose su propio cante por soleá no tuvo continuación en una hora y cuarto de baile flamenco, en la que demostró su capacidad física, su gusto por las formas asimétricas, la deconstrucción de la pose natural y la originalidad innovadora en sus composiciones.
La obra basada en el aperturismo que supuso el año 24 para el flamenco como búsqueda de un nuevo repertorio no se vio refrendada en los estilos de cantes propuestos, ya clásicos por aquella fecha. Empieza la toná, se escucha un xilófono, pasamos del cante de trilla al pregón de Macandé, mientras Marín presenta su cuerpo, a veces anguloso, otras deformado, otras como movidas por hilos invisibles, como el gran teatro del mundo.
En la farruca acompasa con punta y tacón los trémolos de Salvador que por momentos ilumina el escenario de pura armonía, un escenario sumido en el tenebrismo propio del nuevo concepto de obra flamenca, muy occidental.
Suena el temple de La Paquera para los fandangos naturales de Jesús Méndez que va de menos a más. Marín de negro nos presenta un tríptico de figuras y mudanzas, ahora sí, más onduladas y rizadas para salir de ellas a compas de palmas y meterse en un cuadrilátero de luz en busca de la seguiriya, seguiriya de ritmo vertiginoso que desnaturaliza bailando con gracia por momentos mientras se escucha el dolor del cante, “qué desgraciao soy mare hasta en el andá”.
Saltó el levante, a palo seco por mineras, para dejar paso al sentido toque de Gutiérrez, que titubea por momentos pero que ofrece el sentido y la sensibilidad de una composición compleja pero preciosista. Junto al arranque de La Gabriela de Jesús Méndez de lo mejor de la noche.
Se baila y canta la caña pero a compás de cuatro tiempos, nos vamos abandolando camino de La Plaza de los Herraores hasta llegar a Lucena por fandangos, recuerdos a Antonio Mairena de Charamusco mientras Andrés Marín manifiesta su dominio del cuerpo, saliendo de su propio eje por antojo, mandando en la geometría de sus carnes, descomponiendo el compás en mil partes para construirlo de nuevo, pero sin otorgarnos la posibilidad de sentir ni de dolernos ni de reírnos… Un trabajo inacabado, un experimento para un futuro cercano pero no una obra finita, ni una lágrima, ni un vello erguido.
La canción romántica y lírica de voz educada que suena mientras se despide me sirve de resumen. En el recuerdo, un giro de cuello con sombrero, un baile horizontal y paralelo al suelo, la percusión de su cuerpo y del búcaro, sus etéreos miembros, el agradecimiento por su valentía, por la búsqueda, por la propuesta de espacios nuevos para el arte jondo…ya sólo queda emocionar.
Ficha artística:
Espectáculo: Compañía Andrés Marín “OP. 24”
Ciclo: Flamenco Viene del Sur. Teatro Central
Baile y coreografía: Andrés Marín
Guitarra: Salvador Gutiérrez
Cante: Jesús Méndez
Percusión: José Carrasco
‘Flamenco Viene del Sur’ se estrena con el cante de Rocío Márquez
La protagonista lució como una estrella en un recital clásico andaluz
Web revista La Flamenca Sevilla /Teatro Central/ 26/2/2014
Rocío Márquez dio anoche el pistoletazo de salida del ciclo ‘Flamenco viene del sur’, en su edición de 2014. El Teatro Central de Sevilla recibió a un público rebosante y ávido por escuchar la semilla que crece en la garganta de Rocío, cada día con más fuerza.
Rocío, como salida de un poema romancero, manifestó su conservadurismo en una audición compuesta por los temas de su disco ‘Claridad’, a los que añadió temas populares antiguos. De la joven cantaora emergió un aura jondo, elegante y castizo. Se pronunció la voz del ángel flamenco. Contribuyeron a ese impecable acabado, Alfredo Lagos a la guitarra, Agustín Diassera a la percusión y Manuel y Antonio Montes ‘Los Mellis’ a las palmas.
El comienzo se presentó algo sobrio, ataviada con un traje negro y juvenil. El silencio lo rompió una bulería, recordando en la línea del purismo a La Perla de Cádiz y a Manuel Vallejo, cantaor que destacó en la época de la ópera flamenca. Acompañamos a la voz genuina en un viaje a través de melodías clásicas y palos tradicionales. Nos regaló su voz por tangos, jotilla de Aroche, abandolaos… Unas sentidas y magnifica seguiriya que quiso dedicar a José de la Tomasa (allí presente), agradeciéndole aquellas palabras enjundiosas al comienzo de su carrera, que le decían que fuese siempre ella misma, que crease su propio cante sin copiar. Palabras que han dado su fruto.
La cantaora interpretó un tema muy especial para ella, Una nana que escribió junto con su maestro por el nacimiento de su sobrina, Rocío. Pudimos notar el pellizco en nuestro propio ser, el sentimiento hecho canción que nos hizo a todos sentirnos niños. Para cerrar, unos fandangos que pusieron el colofón de oro a una dulce voz que rózo lo sublime.
La onubense es todo alma, y así lo demostró. Su nuevo trabajo ‘Claridad’ está recibiendo excelentes críticas. En él refleja su madurez profesional, que ha ido creciendo desde 2007, cuando recibió el premio Lámpara Minera. Ese fue su punto de inflexión artístico –reconoce ella misma- aunque es flamenca por los cuatro costados desde niña. Muestra de ello es que nuestra artista destaca entre las mejores voces del panorama actual.
Rocío ha llegado al podio demostrando su afinación y su capacidad de transmitir a través del cante. Se deja la piel y el sentimiento en cada nota. Su cante es un acto de benevolencia, una manera explícita de poner en valor el talento flamenco.
Por tanto, podemos afirmar que este ciclo ha quedado inaugurado con sello flamenco en su decimoséptima edición. El flamenco viene del sur, de sus raíces y su compromiso musical. De Andalucía, madre de nuestro arte identitario. De voces como la de Rocío Márquez, que anoche nos hizo sentir orgullosos. Olé tú, Rocío.
Ficha artística:
Espectáculo: “Claridad”
Ciclo: Flamenco Viene del Sur. Teatro Central
Cante. Rocío Márquez
Guitarra: Alfredo Lagos
Percusión: Agustín Diassera
Palmas y acompañamiento: Manuel y Antonio Montes “Los Mellis”
La decimoséptima edición viene cargada de un gran talento jondo, que se repartirá a lo largo de las 8 provincias andaluzas
Web revista La Flamenca 6/2/2014 Foto: ( IAF )
Esta mañana, en el Teatro Central de Sevilla, se ha dado a conocer la programación para del ciclo ‘Flamenco Viene del Sur’ de 2014. Las encargadas de revelar el repertorio de artistas han sido la secretaria general de Cultural, Mª del Mar Alfaro, y la directora del Instituto Andaluz del Flamenco (IAF), Mª Ángeles Carrasco.
De igual manera que otros festivales de flamenco recientemente presentados, el cartel de este año se duplica en artistas, quedando finalmente 128 participantes, de 204 propuestas que se recibieron. Se han incorporado 18 artistas de cabeceras de cartel (el doble respecto al año anterior), sumando un total de 37 principales y 91 artistas colaboradores, repartidos en 41 excepcionales actuaciones. Muchas de ellas, consagraron su éxito durante 2013 y ahora, vuelven para recorrer las provincias de su tierra, porque el flamenco verdaderamente viene del sur.
La selección del programa se ha hecho mediante una convocatoria pública del IAF, en la que podremos ver a profesionales del flamenco que entran por primera vez en este ciclo. Entre ellos, Rancapino hijo, Eduardo Guerrero, La Piñona, Abel Harana, Lucía Ruibal, Churumbaque hijo, Antonio García, Álvaro Pérez, Antonio Molina El Choro, Jeromo Segura, Luisa Palicio, Rafael Ramírez, Marta Robles, Carmelilla Montoya, Jose Mª Gallardo el Rey, Ariadna Castellanos, Guadalupe Torres y Jesús Carmona.
La diversidad creativa e interpretativa se mezcla con artistas ya bautizados en este festival, como Paco Cepero, Rancapino, Milagros Menjíbar, Mayte Martín, Remedios Amaya, Rocío Márquez, Diego Carrasco, El Capullo, Jesús Méndez, La Macanita, Miguel Ángel Cortés, Niño de Pura, Andrés Marín, Belén Maya... Además veremos el nuevo espectáculo del Ballet Flamenco de Andalucía. El cante, el toque y el baile en las manos de 116 artistas y 26 compañías.
Pero además de la parte más cultural, hay que valorar la económica. El despliegue artístico del festival supone una oportunidad de empleo en estos momentos tan difíciles. El ciclo ha contado con la participación de 17 empresas, de las que el 82,35% tienen su sede social en Andalucía. Cuatro de ellas (un 23,53%) serán contratadas por el programa por primera vez. Los emplazamientos donde tendrán lugar las actuaciones serán en los teatros siguientes. Teatro Central de Sevilla. Teatro Alhambra de Granada. Teatro Cánovas de Málaga. A menor escala el Gran Teatro de Córdoba, Las Cocheras de Huelva. Martín Recuerda de Almuñecar. Teatro Villa de Huercal Overa. Teatro Municipal de Martos. Jaén Teatro Villamarta de Jerez de la Frontera y el Teatro Municipal de El Ejido. Almería.
Los jóvenes talentos han sido bien contemplados en este ciclo, ya que Granada acogerá el espectáculo de la Gala de los ganadores del IV Certamen Andaluz de Jóvenes Flamencos -Rafael Ramírez (baile) Antonio García (cante) y Álvaro Pérez (guitarra)- que cada año organiza el Instituto Andaluz de la Juventud, junto al Instituto Andaluz del Flamenco.
El tour comenzó en Córdoba el 17 y 18 de enero con el Ballet Flamenco de Andalucía y su nuevo espectáculo En la memoria del Cante 1922. Rafaela Carrasco ha querido rememorar el acontecimiento flamenco más relevante de la historia, en honor a la labor de grandes figuras que lo catalogaron como una expresión comparable a las más altamente consideradas como cultas. Manuel de Falla, Ignacio de Zuloaga o Federico García Lorca situaron al flamenco en plena igualdad con otras artes. Además fue respaldado intelectualmente por Turina, Pérez Casas, Juan Ramón Jiménez, Pérez de Ayala, Óscar Esplá, o Fernández Arbós, entre muchos otros. Rafaela homenajea por tanto a todo el movimiento impulsor y difusor de aquella época, y a todos sus artistas como La Niña de los Peines, El Tenazas, Ramón Montoya, La Macarrona y Manuel Torre, entre otros.
El Ballet se trasladó a Huelva los días 31 de enero y 1 de febrero. Próximamente les podremos ver: el 8 de febrero en Martos y el 28 de febrero en el Teatro Villamarta de Jerez. En el mes de marzo, el 22 estarán en El Ejido, el 7 en Almuñecar y el 28 en Valverde del Camino. Finalmente, el 20 de marzo en Huercal Overa.
El Teatro Central de Sevilla abre sus puertas del 19 de febrero al 20 de mayo, para recibir nuevamente al Ballet Flamenco, además de artistas como Rocío Márquez, la Compañía Andrés Marín, Rancapino y Rancapino hijo, Ariadna Castellanos con Niño de Pura, la Compañía de Milagros Menjíbar, la Compañía de Juan José Jaén ‘el Junco’, Jesús Carmona con Siete Balcones, Antonia Jiménez y Marta Robles, y por último “Casa Ruibal”.
Otro gran despliegue artístico tendrá lugar en Granada del 24 de febrero al 5 de mayo con los siguientes protagonistas: Mayte Martín, Jesús Méndez, la Compañía de Úrsula López, Paco Cepero, la Compañía de Belén Maya, Carmelilla Montoya y Remedios Amaya. Como ya hemos nombrado, estarán presentes los ganadores del IV Certamen de Jóvenes Flamencos, además de Jeromo Segura y Eduardo Guerrero. El broche de oro en el teatro Alhambra lo pondrá la Compañía Guadalupe Torres.
El arte genuino también rondará Málaga estos días. Del 21 de febrero al 16 de mayo, disfrutaremos de un flamenco de privilegio con La Macanita, la Compañía Palicio – Choro, la Compañía Lucía Álvarez la Piñona, Diego Carrasco, El Capullo de Jerez y la Banda del Ratón, Compañía Ángeles Gabaldón, el Grupo Los Niños del Soniquete, para terminar con José María Gallardo del Rey y Miguel Ángel Cortés.
Por tanto, continúa el compromiso institucional a favor del flamenco, creando nuevos espacios y atrayendo a nuevo público. El apoyo y respaldo a las nuevas creaciones y a los artistas consagrados han definido una programación, fruto del compromiso con la cultura flamenca y con la UNESCO, en la declaración del Flamenco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.