Una cita jonda tuvo lugar el pasado sábado 20 de julio donde se rindió homenaje a una de las instituciones más antiguas de la localidad sevillana, la Peña Flamenca de Tomares.
Revista La Flamenca 26/7/2019 Fotos. Ayuntamiento de Tomares
Un año más, Tomares vivía su Festival Flamenco. Una cita con el arte jondo que este 2019 celebraba su 44º edición y volvía a repetir el éxito de años anteriores. A las 22 horas del sábado 20 de julio, arrancaba dicho evento en el Patio de las Buganvillas de Ayuntamiento seguido por cerca de 600 personas.
El Festival “Ciudad de Tomares” se preparaba para vivir una noche especial y llena de sentimiento por un lado por el homenaje, que en la presente edición ha sido para una de las instituciones más antiguas y respetadas de la localidad: la Peña Flamenca de Tomares; y por otro lado, por el cartel y el elenco artístico que lo formaban, que guiados por Ildefonso Vergara como presentador con la sabiduría y la maestría de los grandes del flamenco se pudo disfrutar de El Pele y de Esperanza Fernández, La Tana y Ezequiel Benítez, Miguel Ángel Cortés, Niño Seve, Juan Campallo y José de Pura a la guitarra y David Pérez, al baile.
La inauguración corrió a cargo del alcalde del municipio sevillano, José Luis Sanz Soleares, quien comenzó la jornada con la entrega al presidente de la peña de un detalle como agradecimiento y tributo a la entrega y al trabajo desarrollado por la entidad a lo largo de cuatro décadas. Una entidad, que en palabras del propio Sanz, organiza uno de los mejores festivales de Andalucía, y se dedica a la defensa y promoción de uno de los más importantes elementos patrimoniales andaluces: el flamenco.
Antonio Novella, presidente de la Peña Flamenca de Tomares, recibió este tributo y en sus palabras quiso echar la vista atrás para recordar el primer festival que se celebró en la localidad, allá por 1976. Novella, además, impuso la Insignia de Oro a Ángel Costales, un histórico de la entidad tomareña que formó parte del cartel de aquella primera edición. Cabe mencionar que a este homenaje se sumó la Peña de Bormujos, de la que Tomares es madrina.
Tras el homenaje comenzaron las actuaciones, donde el arte y el compás se sucedían a raudales. Fandangos, seguiriyas, bulerías… fueron solo algunos de los palos que se tocaron en el escenario.
El artista que abrió la 44º edición fue el jerezano Ezequiel Benítez. El público fue abriendo boca con sus cantes a las grandes figuras de su tierra y sumergiéndose plenamente en la ortodoxia por tientos, alegrías, fandangos, bulerías y bulerías por soleá de marcado acento jerezano.
Le siguió La Tana, por tarantos, tientos-tangos, soleá, cantiñas, bulerías y fandangos. Una cantaora excepcional, clásica, sin aditivo, imprimiendo carácter en cada uno de sus cantes.
Tras ello, el baile tomó las tablas del patio tomareño de la mano de David Pérez, quien ofreció unos elegantes y trabajados martinetes y alegrías que fueron muy bien acogidos por parte del público.
Y de vuelta al cante, los asistentes se preparaban para vivir uno de los momentos culmen de la noche, gracias a la actuación de Esperanza Fernández y El Pele. Esperanza, desde Triana llegó con su versatilidad, aquella que le permite cultivar los estilos más tradicionales y participar a la vez formaciones de lo más variopintas como el jazz, big-band, orquesta de cámara, orquesta sinfónica… En Tomares volvió al deslumbrar con sus cantes limpios y con casta por malagueñas con abandolaos, seguiriyas, cantiñas, tangos y bulerías, haciendo disfrutar al público.
El Pele, un imprescindible del cante gitano, que imprime una fuerte personalidad en su voz jondo fue la siguiente actuación que de nuevo supo conquistar al público tomareño a quién deleitó incluso por sevillanas. Este fue el punto final a un festival en el que brillaron, también las guitarras de Miguel Ángel Cortés, Niño Seve, Juan Campallo y José de Pura.