Cuadro Peña Sordera - Cuadro Peña Tio José de Paula - Cante: Enrique "El Zambo", Joaquín "El Zambo",Ángel Vargas "El Mono", Juan Moneo "El Torta" - Toque: Fernando Moreno, Isaac Moreno - Baile: Dieguito de la Margara, Fernando "de Bastiana" - Cine Astoria

Lo bueno y breve, dos veces bueno
Un tanto descafeinado resultó ser el Festival Flamenco a beneficio de la Fundación Paz y Aflicción. El cartel prometía, pero se quedó en eso, en una simple promesa. Y es que cuando se trata de un evento de estas características, donde el artista viene sin ánimo de lucro, suelen haber bajas de última hora. Tomasa "La Macanita" y Capullo de Jerez fueron los grandes ausentes. Menos mal que la presencia de Juan Moneo "El Torta" salvó la noche. El artista de La Plazuela dio muestras del gran momento en que se encuentra ofreciendo a todos los presentes unas pinceladitas de su arte. Eso fue suficiente para que el público se fuera contento.
El cuadro de la Peña Sordera fue el encargado de abrir una velada un tanto aciaga por la incertidumbre sobre la presencia de algunos de los artistas. Enrique "El Zambo", "El Quini", Dieguito de la Margara, María Bala, Tía Curra, Tía Yoya, Salvadora, "El Bo", y las guitarras de Fernando e Isaac Moreno pusieron los ingredientes necesarios para darle sabor a una noche un tanto insípida. La réplica la obtuvieron por parte de la Peña Tio José de Paula. Las mujeres de la peña, el cante de Joaquín "El Zambo" y Ángel Vargas, y el baile de Fernando "de Bastiana" fueron argumentos más que suficientes para llenar de compás el enclave del Cine Astoria.
Tras la intervención de estos dos cuadros llegó el momento más esperado de la noche. Fue el salvador de una noche solidaria. Él mismo lo reivindicó. "Con la gran cantidad de artistas que hay en Jerez, y qué pocos estamos aquí", manifestó. Juan Moneo "Lara" quiso solidarizarse con la causa de la forma que mejor sabe, cantando. Había gran expectación, el público estaba impaciente por escucharlo. Está en un gran momento y vino a corroborarlo. Tres cantes fueron suficientes para poner al respetable en pié. Comenzó por soleá. La amarró de principio a fin dejando muestras de su enorme potencial. Sus cualidades son envidiables. Tras entonarse, se fue navegando hasta la tacita de plata, por alegrías. Estaba a gusto, tenía ganas de cantar. Hablaba con el público, estaba suelto. Remató la faena por bulerías. Con esto nos conformamos. Juan es capaz de conciliar a los duendes y agruparlos en su garganta. Lo bueno y breve, dos veces bueno.