Durante este curso académico 2.008/09 se cumplen cuarenta años de actividad flamenca en el Colegio Mayor Universitario San Juan Evangelista. Su Club de Música es conocido de sobra por los aficionados al jazz de los cinco continentes. Igualmente las músicas del mundo, el teatro y el cine tienen abiertas sus vanguardistas puertas continuamente, pero quizás sea el flamenco el arte que encuentra un sabor especial en su salón de actos. Pocas instituciones universitarias pueden presumir de ir caminado de la mano con el arte jondo durante cuarenta años, quizás Sevilla le pudiera hacer sombra a este rincón de la ciudad universitaria madrileña, pero el Johnny ha sido igualmente el refugio académico del duende durante muchas veladas. Sus paredes contemplaron el último concierto de Camarón el 25 de enero de 1992 acompañado por Tomatito a la guitarra y por el escenario del San Juan han pasado desde los más ortodoxos a los renovadores. Así el de la Isla actuó cuatro veces, Paco de Lucía Rancapino, Vicente Soto Sordera, Eduardo Serrano El Güito, Carmen Linares, Fosforito, José Mercé, Vicente Amigo, Víctor Monge Serranito, Fernanda y Bernarda de Utrera, Sara Baras, Manolo Sanlúcar, La Paquera de Jerez, una lista casi interminable. El viernes 17 de octubre comenzaron los fastos de esta conmemoración con un recital de Enrique Morente y Pepe Habichuela, que como se suele decir, estuvo sembrao. Se eligió al Ronco del Albayzín porque fue el primero que llevó el flamenco al colegio, allá por el curso 1968/1969. Participó en una tertulia en la que Gloria Fuertes leía poemas y él cantaba. Al año siguiente, cuatro estudiantes, llamados La Hermandad, que eran Antonio Villarejo, Andrés Raya, Francisco Gutiérrez Carbajo y José Luis Ortiz Nuevo se fueron al tablao Zambra para contratarle.
Ortiz Nuevo, que estudiaba Políticas entonces, y que ha sido director de la bienales flamencas de Sevilla y Málaga, recuerda que el flamenco y el colegio nacieron juntos, "el San Juan estaba terminándose, convivíamos los estudiantes con las obreros cuando empezó todo". Gutiérrez Carbajo, hoy Decano de Filología de la UNED, evoca los inicios, que tuvieron mucho que ver "con unas reuniones que organizaba Andrés Raya. Los artistas tenían una disposición fantástica, mientras cobraban en Torres Bermejas grandes cantidades, venían al colegio prácticamente por la taquilla". Pero una de las piezas claves de esta largo matrimonio entre el flamenco y el Johnny es el almeriense Alejandro Reyes, que desde 1.977 dirige el Club de Música, quien manifiesta que, "fuimos los primeros en sacar al flamenco de los tablaos, a donde sólo iban los señoritos, y otorgarle dignidad como actividad cultural. Eran otros tiempos, era la lucha por la Democracia. Yo he visto en el San Juan a todo el público con el puño en alto cuando José Menese cantaba el Romance de Juan García. El encanto del San Juan no radica en que sea bonito o tenga mejor acústica, es la magia que ha ido dejando cada artista que ha pasado por sus tablas". Esperamos que esa magia siga continuando durante muchas generaciones, cual pábilo de una vela flamenca que alumbre a los jóvenes aficionados.