Lola Pantoja: Sevilla / Monasterio de la Cartuja, 17/9/2012
Fotos: La Bienal
Marcos Vargas y Chloé Brûlé conforman un tándem único en el panorama del baile flamenco actual. Y es que en sus siete años de trayectoria estos dos artistas del baile han llegado a definir un estilo propio, caracterizado por un juego de contrarios que dan luz a esa tensión entre creación y tradición latente en el flamenco. Porque, más que elaborar un ejercicio de fusión dancística, lo que Chloé y Marcos intentan es sacarle al baile flamenco el mayor caudal creativo y expresivo y, para ello, no dudan en incorporar elementos coreográficos propios de otros lenguajes, como el de la danza contemporánea o incluso la clásica que, al fin y al cabo, es la disciplina con la que Chloé empezó a bailar en Canadá, su país de origen.
Así, sus espectáculos se precian de una gran riqueza visual y expresiva que mana fundamentalmente del tratamiento del baile y la música flamenca, aunque también de la recreación de un espacio escénico estilizado, en el que los elementos formales como la iluminación, el vestuario y la escenografía se funden con la dramaturgia para recrear el universo simbólico del flamenco. Aunque, habría que puntualizar que, a pesar de que sus obras hunden sus raíces en la danza-teatro, más que una dramaturgia propiamente dicha ellos se sirven de un entramado conceptual que, mediante los diferentes estilos o palos y la manipulación de una serie de objetos, elabora una retahíla poética para volcar los sentimientos y emociones que convoca el flamenco: pasión, conquista, soledad, desolación, la alegría del amor, el dolor del desamor, la pena de la pérdida...
Con esta 'Colección Privada' presentada ayer en la Bienal, esta singular pareja ha querido concentrar lo más significativo de su trayectoria profesional. Así, esta obra se conforma como una galería de piezas de sus anteriores montajes, una curiosa colección que desgrana una poética de imágenes hermosas, inquietantes y sugerentes mediante la combinación de los pasos y las figuras flamencas con una composición espacial inspirada en la geometría y la disociación del cuerpo, propia del baile flamenco.
La obra comienza abriendo una rendija a la memoria para situarse en la infancia con una escena de tonos oscuros donde comienza a perfilarse un inocente juego de encuentros y desencuentros. Poco a poco el juego se va cargando de emociones mientras se calzan los pies y se adentran de lleno en el lenguaje del baile flamenco enfrentándose al compás en el más absoluto de los silencios, roto solo por su taconeo y el batir de sus palmas chocando con sus cuerpos. Poco a poco, mediante unas transiciones tan sutiles como adecuadas, los intérpretes van del agravio al desagravio mientras su vestuario va del negro al gris plata, y de éste al rojo de la bata de cola con la que Chloé Brûlé nos demuestra su dominio del compás y del lenguaje flamenco. Un dominio que ambos intérpretes derrochan en la escena final, la única creada expresamente para este espectáculo con el objetivo de mostrar su capacidad para imprimir una impronta contemporánea al flamenco más tradicional, representado en la figura del Chozas de Jerez y su 'Romance del Zaide'
Ficha artística:
Obra: Colección Privada
Lugar: Sevilla / Monasterio de la Cartuja / 17 de septiembre
Intérpretes, Coreografía y dirección: Marcos Vargas y Chloé Brûlé
Música: Diego Amador, Venetian Snares, Raúl Cantizano, Mouse DJ
Iluminación: Ada Bonadei
Vestuario: José Tarrino y La Aguja en el dedo
Fotografía: Luis Castilla
Vídeo: La Buena Estrella