La película de los hijos del genial guitarrista partía con tres nominaciones, entre ellas las de Mejor Dirección Novel y Mejor Montaje.
Web revista La Flamenca. Luis M. Pérez 8/2/2015
Estaba cantado, pero las nominaciones se desvanecían, una a una, a lo largo de las casi tres horas que habían transcurrido de la Gala y el premio no llegaba. Estaba cantado, sí, pero, en este caso, faltaba lo más importante: el toque.
Y el toque llegó cuando la guitarra del maestro acompañó “Entre dos aguas” un sentido homenaje fotográfico que la realización de la Gala dedicó a las decenas de actores, actrices, músicos, directores y demás profesionales del Séptimo Arte que han desaparecido durante el año pasado: Álex Angulo, Daniel Dicenta, Roberto Cairo, Amparo Baró… y Paco de Lucía. Fue uno de los momentos más emotivos de la Gala.
Y acto seguido, al filo de la una de la madrugada, cuando cante y toque se habían conjurado para el anuncio final, los hijos de Paco de Lucía se levantaron para recoger su premio.
Curro Sánchez Varela, el director, fue quien tomó la palabra entre lágrimas de emoción: “Por fin, esta noche, cuando acabemos de celebrarlo mis hermanas y yo, este Goya descansará al lado del Goya de mi padre” (el que Paco de Lucía obtuvo en 1990 por la música de la película Montoyas y Tarantos). A su lado, estaban sus dos hermanas, Casilda y Lucía, guionista y productora del documental, respectivamente.
Y así, ahogado por la emoción, Curro no dudó en dedicar este premio a su padre, a su madre, que se encontraba entre el público, y a todos los profesionales que habían puesto su alma en hacer realidad esta película.