La noche del sábado fue la última de todas las que han formado esta nueva etapa del festival. El éxito ha sido rotundo, el flamenco ha conseguido llenar las salas noche tras noche, ha llegado al corazón de todos aquellos que han querido ser testigos de este derroche de arte.
Pero había una modalidad que se estaba echando de menos, la que se reservó para el sábado, la que puso fin a esta aventura. En un festival marcado por el toque y el cante, se puso ante nuestros ojos la Yerbabuena para mover sus pies y su cuerpo como sólo ella sabe hacerlo. El baile y el zapateado fueron pues, los encargados de traer el embrujo flamenco con la bailaora Eva María Garrido, conocida artísticamente como "Eva Yerbabuena". Nacida en Alemania, creció en Granada y fue discípula del coreógrafo Johannes García en Cuba. Artista de talla internacional y soberbia de los tacones flamencos, nos deslumbró con la poesía liberadora del flamenco. Además nuestra bailaora se encuentra en un momento excelente de su carrera, un momento de madurez artística, afinando cada paso con mucha elegancia y definiendo un estilo muy limpio, alejado de los recurrentes desplantes o estridentes zapateados.
Con esa “finura en el bailar” Eva deslumbró aquella noche, especialmente por soleá, con una mezcla de lo tradicional con lo contemporáneo, un baile silencioso, creativo y lleno de expresividad y poderío, dramático como el juego de luces o la vestimenta de los artistas en su puesta en escena. Para comenzar Eva eligió unas seguiriyas y a continuación, el cuerpo de baile compuesto por Mercedes de Córdoba, Moises Navarro y Eduardo Guerrero se marcaron una caña. Fabulosa la guitarra de Francisco Franco Fernández “Paco Jarana”, el tocaor de Dos Hermanas se bastó él sólo, sin la necesidad de una segunda guitarra de apoyo, para acompañar a los bailaores y continuar con un toque por soleá, por taranto y un romance interpretado también por los bailaores. Por si esto fuera poco, los cantaores Enrique el Extremeño, José Valencia y Jeromo Segura quisieron unirse a esta fiesta flamenca, dejándose la piel en unas bulerías, unos fandangos de Huelva y una soleá muy sentida desde el interior de cada artista, desde el alma. Así pudimos ver a la Yerbabuena cerrar la soleá con un cuplé por bulerías (alejándose del tradicional baile de bulerías de Cádiz), moviendo el mantón con mucho talento y arte en un escenario cargado de emotividad y dramatismo, jugando la luz un gran papel. Y de esta manera cerraron su actuación, tras un emotivo “se nos rompió el amor de tanto usarlo” de la voz de José Valencia. El entusiasmo del público se pudo percibir en aquella larga, sentida y entregada ovación de todos los presentes.
Ficha artística
Baile: Eva Yerbabuena
Guitarra: Paco Jarana
Cuerpo de baile: Mercedes de Córdoba, Eduardo Guerrero y Moisés Navarro
Cante: Enrique el Extremeño, José Valencia y Jeromo Segura
Percusión: Raúl Domínguez
A continuación el adiós lo dijeron Jesús Méndez con Manuel Valencia, acompañados al compás por las palmas de Carlos Grilo y Manuel Salado. Para concluir esta jornada flamenca, Jerez de la Frontera vuelve a hacerse dueña del Teatro Campos. Contamos con el recital del heredero del poderío de La Paquera de Jerez, el cantaor Jesús Méndez, es uno de los valores en alza del cante jerezano y ha sido galardonado con el Madroño Flamenco 2013, escoltado por el tocaor Manuel Valencia Medrano, descendiente de una de las familias flamencas más importantes de Jerez, que entiende bien al cantaor y posee un sentido del ritmo innato que le auguran un futuro prometedor. Estas dos eminencias del flamenco jerezano, que ya han actuado juntas en más ocasiones, cerraron como sólo ellos saben hacer un ciclo marcado por la tremenda e importante apuesta hacia un flamenco que, con más fuerza cada día, se hace dueño del terreno que pisa y esta vez le tocó al Teatro Campos Elíseos de Bilbao. El dúo se mostró muy cómodo en el escenario, los aficionados al cante les esperaban impacientes. Salió acordándose de Cádiz cantando por alegrías, se superó a sí mismo en la Soleá por Bulerías, se dolió y rajó por seguiriyas, arremetió los tangos con cierta ralentización rítmica al estilo de Jerez, que es más tierra de tientos que de tangos, y terminó en pie y a capela por fandangos para rematar por Bulerías de la Plazuela y lanzando de vez en cuando alguna dedicatoria a su maestro José Valencia que se encontraba entre el público, con las intervenciones de ambos palmeros al baile en la clásica pataíta por bulerías, con mucho arte gaditano. Además de José, toda la comitiva de Eva Yerbabuena se sentaron a disfrutar de lo que quedaba de noche.
Un recital mágico incluso para los propios artistas que así lo comentaron y que respondieron con creces a la responsabilidad de ser la actuación final del festival, el compromiso de poner el broche de oro, de cerrar un ciclo cultural flamenco lleno de talentos incuestionables que han hecho posible el triunfo de esta iniciativa que cada año se supera. No nos queda más que esperar al año que viene pero el buen sabor de boca que se nos ha quedado valdrá para hablar de ello durante mucho tiempo y esperar ansiosos el VII Festival Bilbao Flamenco, una clara y fuerte apuesta por el flamenco a la que queremos dar las gracias por hacer de este arte el motivo central del Festival. Así pues, gracias a todos los que han hecho que esto sea posible y gracias al flamenco, por ser un arte del que cada vez nos sentimos más orgullosos.
Ficha artística
Cante: Jesús Méndez
Guitarra: Manuel Valencia
Palmas: Carlos Grilo y Manuel Salado