
El pasado fin de semana la ciudad califal acogió los últimos actos del XIX Concurso Nacional de Arte Flamenco. A las exposiciones, presentaciones de libros o discos y mesas redondas que se han realizado a lo largo del mes de noviembre, debemos sumar la cantidad de artistas que desfilaron por las previas en la modalidades de cante, baile y toque. En total han sido más de un centenar los que se han batido el cobre por los preciados galardones, lo que augura un buen futuro a este arte que acaba de ser declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por parte de la Unesco. Este último fin de semana comenzaba con la gran cita del 26 de noviembre en el Gran Teatro de Córdoba, donde el bailaor Marco Flores presentaba la Obra “De Flamencas”. El flamante ganador de la edición de 2007, nos brindó la oportunidad de asistir a un espectáculo, en el que rodeado de mujeres, exhibió su buen hacer, no solo como el gran bailaor que es, sino también como coreógrafo. Acompañado de Antonia Jiménez y Betina Flater a la guitarra, Mercedes Cortés e Inma Rivero al cante, su cuerpo de baile formado por Guadalupe Torres, Vanesa Vento y Lindón Patiño, sin olvidar Ana Romero a las palmas, durante más de una hora nos ofreció un recorrido la mar de interesante por distintos bailes, algunos de los cuales cada vez son más de difíciles de ser contemplados en un escenario.
Sin ir más lejos principió por marianas, continuando ese número el patrón del ritmo binario por tientos rematados por tangos de la Pirula y trianeros. Las coreografías se entremezclaban con solos del bailaor arcense, distintos pasos a dos y tres, y bailes grupales donde todas las piezas demostraron ser partes de un engranaje perfecto. La riqueza de los pasos y las mudanzas exhibidas, pusieron de manifiesto la valía técnica en números como las seguiriyas y las cabales; las cantiñas, que incluyeron romeras y cantes de Pinini. Por su parte la sensualidad vino de la mano de las nanas y la soleá que dio paso al romance, para terminar en una gran fiesta por bulerías. El cante también tuvo su lugar protagonista con una sentida interpretación por malagueñas, en especial en los cante de la Trini.
La noche siguiente, la del sábado 27 de noviembre, vino a refrendar la gran labor organizativa y de producción de la presente edición de este concurso sin pat. Un Gran Teatro con el aforo completo, que rindió su más sentido homenaje a los triunfadores de esta edición. Por un lado el cantor Antonio Mejías, que acompañado por Francis Pinto a al guitarra y un grupo de palmeros, dijo alto y claro por que es el merecedor del trofeo de este año. Repertorio formado por soleá apolá, malagueñas, tanguillo, seguiriya y un remate por bulerías. Se mostró muy emocionado, en especial cuando otro gran cantaor cordobés, cual es el maestro Fosforito le hizo entrega del trofeo y del diploma que le acreditan como ganador. Un tocayo de ambos, nos referimos a Antonio Rey, subió igualmente al proscenio de este magnífico espacio para recoger sus galardones. Acompañado de su inseparable sonanta, nos deleitó en las tres modalidades por las que competía. Dos toques en solitario, por rondeñas y tarantas, a los que se sumaron la granaína en la que secundó al cantaor Antonio de Zúñiga; y las alegrías que condujeron el baile de El Polito. En este número se sumaron la voz de Mara Rey y un jovencísimo José Treviño a las palmas. Igual de dichoso se sentía el tocaor cuando otro gran maestro de la bajañí, Victor Monje Serranito, le hizo entrega de los trofeos. Del mismo modo los finalistas de la modalidad de cante y toque recogieron sus diplomas acreditativos.
Toda vez que el premio de baile quedó desierto, la organización tuvo a bien contar con la participación nuevamente de Marco Flores, en esta ocasión con su mentor Javier Latorre. Este último recuperó varios fragmentos de su “Requiem por Antonio”, en la que coreografió distintos pasajes del requiem de Mozart. Quién tuvo, retuvo, y la elegancia y verticalidad del baile de Latorre nos evocó a épocas pasadas de este arte. A continuación ambos bailaores montaron un número por martinetes y cabales donde se conjugaban las dos visiones del baile flamenco, la ortodoxia de Javier y la heterodoxia de Marca, las cuales pueden tener cabida perfectamente en una misma coreografía. Como era de esperar la noche terminó con una fiesta por bulerías, a la que se sumó el respetable, que puesto en pie ofreció una sonora ovación, siendo el mejor colofón posible a este intenso mes flamenco que ha vivido nuevamente Córdoba.
Fotos: María Moya
VER VIDEO
Triunfo de Mejías y Rey en el Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba