Su paso por la pasada edición de la bienal sevillana con este nuevo espectáculo ha dado sus frutos. Desde el festival de Jerez hasta el ciclo “Flamenco viene del Sur”, dos de los grandes espacios que acogen cada año a lo más granado del panorama flamenco. Choni Cía flamenca presentó en Granada su particular teatro-flamenco “La Gloria de mi mare” un homenaje a las madres de los y las artistas y los vaivenes por los que pasan para conseguir el éxito de sus progenitores. Una historia que narra la historia de madre e hija, y el afán de conseguir un hueco en un café cantante de la época. Desde Juanjo Macías en la figura de madre hasta Raúl Cantizano en la guitarra, o la imperiosa voz de Alicia Acuña completan una comedia con tintes irónicos, en la que no falta el baile de la protagonista.
El hilo conductor lo pone la figura de la madre, personaje que aporta la voz hablada, mientras que el resto se limitan a actuar, cada uno en su rol. El argumento no es otro que el baile. Choni se inició con una guajira y quitasol, de blanco y mostrando que la obra es un espectáculo de baile, a pesar de los episodios cómico-teatrales. Incluso hay espacio para el amor, a lo largo del discurso narrativo entre la protagonista y el maestro Cosme (Raúl Cantizano). La cuestión flamenca, con creces la más interesante, parte de la caña de Choni, seguida de seguiriyas y cantiñas. En la seguiriya, se mostró ciertamente clásica, con guiños a la escuela de Pilar López. El duelo con batas de cola entre las féminas fue de lo más jugoso, en un alarde de movimientos rítmicos al compás de amalgama, un rito en el que maestra y alumna se enzarzaron provocando uno de los momentos escénicos más divertidos. Con provocaciones continuas de Juanjo Macías, la mezcla entre la comedia y la flamenquería restó fuerza a esos momentos de baile en los que Choni se expresó. Por otro lado, desde el atrezzo hasta las letras de los cantes formaban parte de la trama, dieron consistencia a la historia, que tan solo pecó de excelsa en el tiempo, con un repertorio que alcanzó cerca de las dos horas. Un formato alejado de los espectáculos a los que estamos acostumbrados en el flamenco, pero que se consolida como un trabajo de corte teatral desarrollado desde una perspectiva netamente flamenca.