Esta noche el Festival Internacional del Cante de Las Minas homenajeaba haciendo entrega del Castillete de Oro al diestro alicantino Jose María Dolls Samper, más conocido en el mundo de la tauromaquia como Jose Mari Manzanares
La máxima distinción del Festival, entregada por el Alcalde de La Unión Francisco Bernabé es la primera vez que se le otorga a alguien relacionado con el mundo de los toros, uniendo de esta forma ambos mundos que siempre han ido de la mano: el mundo flamenco y el mundo taurino.
El Festival ha querido sorprender al torero con una proyección audiovisual producida por la Fundación Cante de las Minas y realizada por Onésimo Hernández en la cual se fundía su maestría en la plaza con un tema que Vicente Amigo compuso para él.
El diestro se ha emocionado frente al micro tras la grata sorpresa y ha arrancado un aplauso espontáneo de los presentes mientras se le entrecortaba la voz ya que ahora está en una fase de rehabilitación de la mano y se mantiene por un tiempo alejado de los ruedos. Manzanares afirmaba que “el flamenco es el motor que me da la fuerza para seguir toreando, es una filosofía de vida, por eso me hace tanta ilusión este Castillete, para mí sería muy difícil ponerme a entrenar o a soñar una faena sin escuchar flamenco”.
Antes de la entrega del galardón, se introducía a los presentes en la tesitura del acto con una conferencia titulada “Toros y flamenco, dos aventuras del corazón” a cargo del escritor, periodista y flamencólogo D. Antonio Parra que también fué durante un tiempo director del Festival del Cante de las Minas y que en los años que estuvo al mando incluyó el premio del “Desplante” al baile flamenco.
Parra ha hablado sobre los orígenes de ambos mundos y sus semejanzas, aunque la tauromaquia es anterior al flamenco según los documentos que se obtienen a día de hoy las dos artes siempre ha estado unidas aún siendo diferentes. Ha narrado como ya en el siglo XVIII existían los antitaurinos, en su mayoría formada por el clero que se oponía a que el hombre destinara a un animal a morir cuando la vida o la muerte era cosa de Dios. Y ha recorrido brevemente el origen del flamenco y como se ligaba al mundo del toreo en los Cafés Cantantes del mitad del siglo XIX sobre todo en Sevilla y concretamente en uno de esos primeros locales que fué el Café de Silverio.
Antonio Parra une de esta forma ambos mundos: “El torero es como un héroe moderno, el Cristo moderno que nos salva a todos de la aventura de la vida, en el sentido de jugarse la vida”, ha afirmado Antonio Parra, “al igual que el cantaor, que en un momento de mayor recogimiento, de intimidad, con los amigos, es cuando se aventura y se arranca, por ejemplo, con una minera”.