HOMENAJE A LOS GRANDES (Lola Flores, El Farruco, Carmen Amaya…)
Judevelo.-Sábado 26/2/2011, 21:00 H.
Teatro Villamarta
Baile: Rosario Montoya “La Farruca”, Manuel Fernández Montoya “El Carpeta”
Cante: El Granaíno (colaboración especial), Mara Rey, Fabiola Pérez
Guitarra: Juan Requena
Piano: Pablo Rubén Maldonado
Idea original: Pedro Heredia “el Granaíno”.
Coreografía: “La Farruca”.
Música: Pablo Maldonado, Juan Requena
La segunda jornada de esta decimoquinta edición del Festival de Jerez tuvo como plato fuerte el montaje “Homenaje a los grandes” de Rosario Montoya “La Farruca”. Una obra medida, bien equilibrada, austera, limpia y efectiva, con la que además de cosechar un sonado éxito consiguió resarcirse de su accidentado pase por la muestra jerezana del pasado año.
Rosario se entregó sin reservas, bailó con el alma, para tributar un recuerdo sentido y honesto a las figuras del flamenco que habitan en su corazón. Sin renunciar a su identidad bailaora, se transmutó en Fernanda Romero por tarantos, se fundió por cantiñas con la maestra Matilde Coral, quién desde el patio de butacas la jaleaba, contrastó vestida con chaquetilla y pantalón blanco con la pena negra seguiriyera que rememoraba a la genial Carmen Amaya y se soltó su frondosa y carbonífera melena para bailar cuál Lola Flores al cante de “Pedro el Granaino”, quien con gran solvencia y versatilidad asumió el protagonismo canoro en el desarrollo de la obra. En el número final, Rosario se apegó a lo propio, al legado familiar e intransferible que atesora, para, en un alarde de fuerte contenido simbólico, recalcar la continuidad que esta zaga sin par encuentra en el más pequeño, “El Carpeta”.
Antes de recibir el testigo, -el bastón y sombrero del inmortal Farruco-, “el Carpeta” había ya zarandeado a la audiencia con su vertiginoso baile por alegrías en memoria de su tío el primer “Farruquito”. Siguió después con unos apuntes por martinetes en los que el pequeño derrochó enjundia, fuerza y presencia escénica. Sorprende el desparpajo y seguridad con los que afronta sus intervenciones, a pesar de las innegables similitudes que su baile guarda con las formas interpretativas de sus hermanos, el Carpeta constituye un brote nuevo de esta inagotable fuente, una prueba irrefutable del fenómeno acumulativo y regenerador que mantiene vivo al baile flamenco.
No sabemos si finalmente la Farruca abandonará los escenarios tras esta obra como viene anunciando. Esperamos desde luego que este momento se retrase, que tarde en llegar porque, como ayer demostró la bailaora sevillana, aún tiene muchas cosas que decir en el terreno artístico. Su “Homenaje a los grandes” sirvió no solo para reconocer y agradecer públicamente las influencias que otros maestros han ejercido sobre ella, paralelamente engrandeció su propia figura y el patrimonio dancístico y expresivo que convierte a su familia en una de las zagas más emblemáticas del flamenco.