Web Revista La Flamenca. Rocío Hellín 25-11-2013
Chipiona nos trajo su existencia en 1.994, es la voz añeja que nunca se olvidará, Samuel Pimentel Serrano es una de nuestras esperanzas en el cante flamenco más tradicional.
Su estirpe los dice todo,
"Los Agujetas" de Jerez de la Frontera corren por sus venas, por sus
quejíos y sus remates, cante gitano, puro y duro, es una de las señas de este
joven cantaor que aún no tiene ni 20 años y ya apunta bien alto.
Su garganta parece fatigada
de padecer, curtida en las fraguas que ya no existen, en los campos temporeros;
es oscura y de verdadera raza, no hay mejor carta de presentación para Samuel
Serrano. Podrías cerrar los ojos escuchándolo cantar y recordar al viejo Juan Talega,
Chocolate, Terremoto o Mairena. Tan exagerado como verdadero.
Sus metas no son otras que
las de los buenos artistas que quieren hacerse un hueco, pisar despacio y
fuerte, aprender de grandes profesionales y dejarse aconsejar por ellos como es
el caso de su padrino artístico: Paco Cepero, gran descubridor de otras grandes
voces del arte flamenco en Cádiz.
Tintes dramáticos se escuchan
en el quejío de Samuel, nada tiene que ver su voz afillá con sus condiciones
juveniles, parece una voz encerrada en el cuerpo de un adolescente, y ya no
solo es eso, sino que se atreve con los palos más peleones del flamenco, su
comodidad por seguiriya, su sentencia por martinetes, su pureza por soleá,
sabor por bulerías y destreza en los fandangos. Domina todos los palos sin
tener nada que ver su tempo, a pesar de su voz rota, es ágil.
Se le nota el
"agujeteo", es algo inevitable, su sello jerezano, sus principales
maestros, su afición por la pureza y el flamenco por derecho. La afición tiene
aquí otro de los filones que se prepara para sostener los principales pilares
del cante flamenco, poderío en una voz que ya viene rajada y tenue, que alberga
los sonidos negros y la inmaculada pureza de lo rancio, de la tradición que
corre por la sangre se Samuel Serrano.
Ya ha pasado por escenarios
como el Baluarte de la Candelaria de Cádiz junto al Niño Pura, Canal Sur, Radio
Nacional de España, Zamora, Madrid o una clase magistral junto a su padrino
Paco Cepero en el Festival de la Yerbabuena en las Cabezas de San Juan que se
le recuerda como algo memorable.
Por donde pasa, marca. Cuando
escuchen su nombre imaginen un viaje en el tiempo, volvemos a lo atípico de
estos tiempos, a la esencia del buen cante, de la buena raza y la esperanza de
que su juventud nos deje disfrutar durante muchos de la magia que desprende
Samuel Serrano: la oscuridad hecha luz.