Judevelo: Jerez de la Frontera. Teatro Villamarta. 1/3/2012 21:00 H.
Foto: Javier Fergo
Llegaba al Villamarta por segunda vez en lo que va de Festival la pequeña de los Galván, si bien esta vez lo hacía como protagonista absoluta del espectáculo. Una obra cuya primera versión ya pudimos ver en uno de los escenarios secundarios del Festival pero que se mostraba ahora remozada sobre las tablas del coliseo jerezano. En ella se palpó claramente la influencia de Israel, no en vano la idea, coreografía y dirección musical corrían de su cuenta. Pero lo que realmente trascendió fue el baile con registros bien diferentes que desplegó la sevillana. Lo tradicional, lo rancio y lo jocoso se alternaban con formas más sutiles y refinadas en un discurrir equilibrado que presentó, no obstante, algunos momentos de menguada intensidad. Pastora se explayó en un homenaje danzado a su tierra natal, a uno de sus míticos barrios y a la escuela sevillana de baile, de la que es sin duda una de sus más destacadas representantes.
En la primera parte la bailaora se retrotrajo a los corrales de vecinos de Triana para mostrarse por fiesta burlona, voluptuosa y lasciva Ataviada con bata y mandil de lunares, medias calcetín por debajo de la rodilla y unas manoletinas que hizo volar por lo aires, la bailaora nos hizo disfrutar sobremanera con vacuneos, muecas y desplantes que rezumaban negritud y calor caribeño. La semilla de ébano que arraigó y dio sus frutos en las fiestas del arrabal sevillano.
Se vistió después con traje negro de volantes y reveso rojo, a juego con los zapatos, para interpretar unas siguiriyas que José Valencia desgranó con la potencia y hondura que le caracterizan. Su baile se tornó entonces más esquemático, vertical y grave.
Tras los cantes de transición, la protagonista salió a escena imbuida por el clasicismo de la escuela sevillana, por la herencia y el legado que Matilde Coral y otras maestras anteriores han encumbrado a la categoría de patrimonio inmaterial de Andalucía. Lucía bata de cola roja que movió con garbo y donosura por todo el escenario a la vez que insertaba algunos guiños surrealistas y burlescos que dejaban entrever el toque de su hermano.
Y para terminar, otra vez la fiesta. Tangos del Titi y una sucesión de pasajes cortos pero intensos, al modo de los sueños que se suceden en las mañanas que uno puede retozar en el lecho, con la inestimable colaboración de Bobote que volvió a demostrar por qué es uno de los fijos en los elencos de los hermanos Galván.
Ficha artística.
Baile: Pastora Galván. Guitarra: Ramón Amador. Cante: José Valencia. Cristian Guerrero. Palmas, compás y baile: Bobote Idea, coreografía y dirección musical: Israel Galván Iluminación: Rubén Camacho Sonido: Félix Vázquez. Coordinación técnica: Pablo Pujol