El flamenco vuelve desde Jerez de la Frontera para refrescar las calurosas noches de Agosto a la capital madrileña. El Teatro Compac, situado en la Gran Vía, ha sido el emplazamiento elegido por segundo año correlativo para la puesta en escena de un arte traído desde su cuna.
La iniciativa nació en 2012 con idea de mostrar la profesionalidad y la identidad de esta manifestación artística, preparada para ser presentada a lo grande, en la “Platea de Madrid”. Además el festival combinó las actuaciones con cursos impartidos por los artistas, exposiciones de fotografía, degustación de productos típicos y recitales de otras voces de Jerez. Los encargados de darle forma a este brillante evento fueron Grupo Smedia y Proyectos e Ideas del Sur bajo el emblema “Jerez en Madrid”. Ofrecieron 40 funciones que mostraron la armonía entre el flamenco castizo y el innovador con artistas de la talla de Maria del Mar Moreno, Mercedes Ruiz, Joaquín el Grillo, Diego del Morao, Luis el Zambo, Jesús Méndez, La Macanita o Juana la del Pipa. Jerez de la frontera es puro flamenco y el Original Flamenco Festival fue un formato diseñado para su embrujadora difusión.
El 23 de Mayo de 2013 quedó presentado de nuevo este evento en el Teatro Cofidís de Madrid, que ha tenido lugar entre los días 1 y 26 de Agosto, abordando su segundo recorrido a través de lo más profundo del flamenco, para que el público se dejase llevar por el sinfín de emociones que hicieron sentir un “Flamenco con Alma”. Así se denominó a la edición de este año, donde la maestría se experimentó centrada sobretodo en el baile, en la expresión del cuerpo, en la fuerza de las manos y en la expresividad de los rostros. Pero como no, arropado por grandes cantaores y tocaores que hicieron un total de 70 artistas repartidos en 30 funciones. Además, tras el éxito del pasado año, se han vuelto a repetir los cursos de baile impartidos por los propios protagonistas.
El viaje comenzó con la obra “Las cinco estaciones” (que también inauguró el Festival de Jerez de este año) dirigida por Francisco López, de la mano de Marco Flores, Olga Pericet, Laura Rozalén y Mercedes Ruiz. Es una experiencia “existencial y emocional” como el propio autor indica, es un símbolo de lealtad al arte flamenco y a las grandes figuras que han recorrido su camino y un profundo e indómito deseo de permanecer y perpetuar en el. Este conmovedor peregrinaje de vivencias, recuerdos, expectativas y deseos comenzó con Laura Rozalén, quien paseó su mirada sobre las imágenes de algunas antiguas bailaoras antes de entrar en acción, continuó con un solo de Mercedes Ruiz, esta bailaora ya actuó el pasado año y ha querido estar presente de nuevo para mostrarnos un flamenco castizo pero muy innovador, seguido de una coreografía en pareja de Marco Flores y Olga Pericet a modo de cortejo, quienes terminan por peteneras y fandangos respectivamente para concluir los cuatro bailaores en escena. La actuación se lleva a cabo sobre un fondo iluminado que cambia de color para aportar el correspondiente dramatismo a las escenas, con las voces de Londro, Miguel Ortega y Manuel Gago, las guitarras de Antonia Jiménez y Santiago Lara y la percusión de Rafael García. Todos ellos fueron los encargados de hacernos vivir del 1 al 5 de Agosto un momento de éxtasis, de trance y llevarnos a conocer el más allá del flamenco con una intensidad expresiva y una maestría digna del flamenco jerezano que provocó la ovación de un público embrujado e hipnotizado tras el viaje.
Los días 6 y 7 de Agosto el cartel estuvo protagonizado por “Seis cuerdas para dos tacones”, un espectáculo en el que el cante se retiró de escena para dejar a solas al toque de Juan Antonio Suarez “Cano”, guitarrista y compositor barcelonés y padre de esta creación, discípulo de Tío Remolino y Manolo Labrador que hoy en día ha formado su propia compañía y al baile de Concha Jareño, madrileña galardonada con numerosos premios en España y en el extranjero. El acto se compone de una puesta en escena de nueve piezas, de un constante diálogo entre las cuerdas y los tacones. Tras el éxito que tuvo esta flamenca pareja en Albuquerque, Dublín y Filipinas, aterrizaron en el Teatro Compac para hacer disfrutar a sus paisanos de este debate musical sin más atrezzo que la luz. Un paso a dos marcado por la exteriorización de los sentimientos a través del cuerpo envuelto en una melodía que en varias ocasiones se quedó sola ante la expectación del Teatro.
La función continuó del 8 al 12 con Ángel Muñoz, que tras triunfar en Nueva York regresa a Madrid con su compañía en “Ángel: del blanco al negro”. Un auténtico mensajero espiritual del flamenco, un verdadero ángel lorquiano, una evolución de la pureza de la tradición pero sin quebrantarla, realzando los valores de su personalidad artística. Este vuelo del blanco al negro, pasando por toda una escala de grises representa las distintas expresiones del flamenco, un ángel que se mostró en unas ocasiones inmaculado vestido de blanco y en otras revelador con ropajes negros. Acompañado en el baile por su compañía y arropado instrumentalmente por guitarra, saxo, flauta y percusión y el cante de José Ángel Carmona y de nuevo, Miguel Ortega.
La Truco se hizo dueña de las tablas del Pequeño Teatro los días 13 y 14 de Agosto con “Sentencia”, donde la madrileña, coreógrafa y directora, descubre su trayectoria artística como bailaora y pedagoga del flamenco. Comenzó con unas enérgicas alegrías que acabaron en bulerías, rematando con fuerza, expresándose con poderío. A continuación hizo un recorrido a través de guajiras, jaleos, tangos… dictando “Sentencia” con una intensa soleá, expresando lo que para ella es la esencia del flamenco. Su bata de cola blanca fue escoltada en el baile por tres artistas, entre ellos su hijo Cristian Truco e instrumentalmente apoyada por guitarra, percusión y flauta. La expresión del flamenco en los cuerpos, las voces y los instrumentos de todos estos mercenarios continuó en una sucesión de espectáculos de un fastuoso nivel.
En el ecuador de la programación pudimos contar los días del 15 al 19 con Rafael y Adela Campallo en “Horizonte”. Estos dos hermanos trajeron el Guadalquivir al Manzanares, el encanto sevillano a la Gran Vía de Madrid… La fortaleza de emprender un camino que culmina en el horizonte, en ese lejano e inalcanzable lugar donde se juntan cielo y tierra. No hay hilo argumental, se basa en un guión musical. Un escenario que brilló por su sencillez, una luz tenue, un silencio que se rompió con unas bulerías que elevaron al público al delirio. Después los tacones de Adela en una escultural seguirilla, unas cantiñas en las que hondeó el mantón como las olas, soleá... Rafael unos tarantos, unos elegantes tangos, unas alegrías... Ella mostró bravura, él mostró equilibrio pero sin duda, la combinación de ambos aspectos fue la simbiosis que hizo de esta actuación una extraordinaria experiencia espiritual con el flamenco.
Llegando a su fin, los días 20 y 21 pudimos disfrutar del debut en solitario de Pedro Córdoba en “Del 2mil y pico”. En este penúltimo espectáculo el bailaor catalán rinde homenaje al flamenco huyendo de las fusiones y las vanguardias, centrándose en la pureza máxima, la esencia más jonda, el espíritu de un flamenco oriundo que ha permanecido vivo desde antaño hasta el “2mil y pico”. Acompañado por un excelente cuadro flamenco, Pedro, director y coreógrafo nos muestra su subjetiva visión, su manera de entender el flamenco, dando protagonismo a sus bailaoras y a sus músicos con varios solos en los que el bailaor se retiró del tablao.
El epílogo del Original Flamenco Festival fue la actuación de Rafaela Carrasco con la colaboración especial de Camerata Flamenco Proyect, la fusión del flamenco con el jazz, el tango y la música clásica del 22 al 26. Esta renovadora bailaora sevillana se va “Con la música en otra parte” del Festival de Jerez a Madrid. Envuelta en una cortina de flecos compuso un continuo espectáculo de 13 piezas, con un soberbio matiz instrumental de sonidos de piano, contrabajo, batería, saxo, flauta, percusión y palmas de Camerata Flamenco Proyect y de nuevo Juan Antonio Suarez “Cano” a la guitarra con Jesús Torres. Custodiada además por cuatro bailarines y el cante de Antonio campos. Abrió por bulería, seguida de unos fandangos y una rondeña para rematar la faena de nuevo con la máxima expresión de la bravura, la bulería. Ofreció un espectáculo de varietés como ella misma indica en el que se incluye la dimensión del color, entendido como la característica más personal de cada uno de los artistas que actuaron. El resultado fue pues, el epítome y la fusión de varios estilos en los que Rafaela se desenvolvió con gran soltura, poniendo la pieza del puzle Original Flamenco Festival que faltaba en esta veneración al arte y la cultura flamenca, a un pasado que gracias a todos estos artistas se mantiene puro, vivo y se nutre de las nuevas tendencias. Un flamenco que ha sobrevivido durante siglos y que amenaza con seguir vivo durante mucho, mucho tiempo.