Una demanda que se hizo oficial el pasado mes de diciembre y que ahora se ha hecho realidad con su publicación, este martes 15 de marzo en el Documento Oficial de Extremadura (DOE).
Revista La Flamenca 16/3/2022
El flamenco, el arte, la cultura… están de enhorabuena en Extremadura pues han conseguido la declaración como Bien de Interés Cultural "El Flamenco en Extremadura" en la categoría de Patrimonio Cultural Inmaterial.
Así se hace constar en el Documento Oficial de Extremadura de este martes 15 de marzo de 2022, fecha que quedará por siempre marcada en el calendario del flamenco extremeño.
Una declaración en la que en el mes de diciembre de 2021 ya se empezó a trabajar de forma oficial, pues tal y como publicamos en Revista La Flamenca, el día 2 de ese mes el DOE publicaba el expediente de incoación para esta iniciativa.
Una decisión importante que no viene más a que poner en valor que Extremadura forma parte de la geografía del Flamenco, porque éste es una de sus señas de identidad respaldado por una gran afición reflejada en peñas, federaciones, festivales y concursos.
Ahora, tras todo el proceso burocrático que conlleva un reconocimiento de este nivel, ya se puede decir, y en Extremadura pueden presumir orgullosos, que su flamenco es Bien de Interés Cultural.
Un título más que merecido, pues como ya se ha señalado en más de una ocasión y tal y como recoge el DOE, el Flamenco de Extremadura engloba no solo las aportaciones peculiares autóctonas y creaciones individuales de los artistas extremeños que lo distinguen del resto de la geografía flamenca, sino también todo aquello que tiene en común y con lo que participa del acervo común del flamenco español.
Pero además, Extremadura, forma parte del origen del flamenco y ha sabido cuidar y conservar los estilos autóctonos, tales como jaleos y tangos.
El embrión flamenco extremeño surge, fundamentalmente, en los asentamientos gitanos. De hecho, las fuentes de intercambio cultural eran ferias de gran concurrencia y protagonismo gitano como las de Fregenal de la Sierra, Mérida o Zafra. Las primeras y más importantes formas flamencas surgen en torno a lo que parece ser el foco y epicentro de la génesis del cante flamenco extremeño: la “Plaza Alta” de Badajoz y sus aledaños.
El cante extremeño, y sobre todo sus estilos más característicos, es decir, los jaleos y los tangos, son transmitidos y cantados por unas cuantas familias conocidas y reconocidas por el colectivo. Hablamos por ejemplo de la familia del “Tío Juan Tomá”, casado con “Tía Ana” –padres de Porrina, su cantaor más internacional, que ha llevado el flamenco y Extremadura, siempre por bandera; la de “La Hipólita”, con sus dos hijos, “El Romillero” y Alejandro Vega, y su nieta Remedios Amaya; otra familia flamenca es la de Alejandro, padre de “La Marelu”, “La Jorobita” y “El Pepe”; “El Musiquina”, padre de “El Guadiana” y de Ramón “El Portugués”… y un largo etcétera.
Pero Extremadura no solo aporta buenos intérpretes, también cuenta con creadores que han contribuido a enriquecer el árbol del flamenco como “Manolo de Fregenal”, creador de tres modalidades de fandangos; Pepe “El Molinero”, de Campanario, creador de una hermosa taranta; o José Pérez de Guzmán, de Jerez de los Caballeros, creador de un fandango “abandolao”.
Esto son sus raíces pero, sin duda alguna, lo más importante es que el flamenco tiene asegurado su futuro en Extremadura porque forma parte de sus señas de identidad. El cante está patente en fiestas, programaciones culturales y reuniones familiares hablamos por ejemplo del Festival de Porrina de Badajoz; de Las noches de Santa María en Plasencia, BADASOM, el encuentro anual de fado portugués y flamenco…
En resumidas cuentas, Extremadura ha dado y da al flamenco intérpretes, creadores y dos estilos autóctonos, lo que justifica la consideración del “Flamenco en Extremadura” como bien de interés cultural.