PERSEVERA LA SAGA DE LOS FARRUCO
Sevilla. 17/5/2011
Texto. Manuel Sualis
Fotografías: Adam Newby
Lleno total en el Teatro Central de Sevilla para ver el último espectáculo del ciclo Flamenco Viene del Sur. Despedida por partida doble, la bailaora sevillana Rosario Montoya Manzano, "La Farruca", se despidió de las tablas con este, su ultimo espectáculo.
Entró Farruca con Cantes de Levante, enguatada y con crotalos, arropada por el cante de Pedro "El granaino", Jose Valencia y Mara Rey, en la sonanta un solitario Juan Requena se bastaba para apuntillar los bailes de la anfitriona y "El Carpeta", el pequeño de la saga.
Cerró el primer número con la tenue luz de un Candil, en un recordatorio a los hombres de la mina.
Las Alegrias abrieron el segundo baile y en esta ocasión fue "El Carpeta" el que entró como un volcán en erupción en el escenario. Su color preferido es el rojo, por eso viste pantalón, blusa, chaqueta y zapatos rojos como la escarlata. Tiene solo 13 años y manda en el escenario como un viejo, da media vuelta, con un solo gesto le sirve para coordinar a los de atrás, ahora me ralentizas el compás y ahora me lo endiablas, ahora me cantas y luego callas. Se recoje la coleta en una trenza que acaba en lazo rojo, despierta pasiones con sus saltos, como corceles encabritados, se quita la chaqueta como solo los Farrucos saben hacerlo, desbotona la blusa y se la saca fuera del pantalón, ahora está realmente comodo, recorre el escenario, sonríe al respetable, sus manos son las del abuelo en hombre, sin giros afeminados de muñecas, sus piernas menudas nunca paran quietas y cuando lo hace, para el tiempo a su antojo. Entra mamá Farruca con mantón, juguetea y se contonea y cual caballero de echuras varoniles, le quita con enorme delicadeza y sin titubeos el mantón usándolo de capote improvisado, con oreja y rabo se marcha triunfante por donde entró, por la puerta grande.
Momento de recogimiento y temple con los cantes de Fragua. Dos mesas, una a cada lado del escenario y en un mano a mano de alto voltaje, "El Granaino" y Jose Valencia se cruzan martinetes y Tonás valientes, Debla y finalmente Seguidilla. El cante arrugado y ronco de El granaíno y su arrojo contrasta con los jueguecillos y el temple calmo de José Valencia, el turno de Mara Rey es el que da la señal a Farruca para que entre, con traje Blanco de nieve, pelo "renegrio" con recogido años 40, y el baile característico de una de las grandes del baile Flamenco, Carmen Amaya.
Farruca homenajea en este espectáculo a los grandes del Flamenco y siendo bailaora y gitana, no podía escapar al embrujo de la de Barcelona. Dedos y brazos estilizados que envuelven el rostro, recorriendo de arriba a abajo con la pasión de Farruca, que es la mejor manera de homenajear a la diva del baile gitano y español, la gradisima Carmen Amaya.
Tampoco quiso Farruca olvidarse de otra grande como fue la siempre controvertida Lola Flores y es que no hacia falta ser un entendido para ver en el vestido rojo con bata de cola y el pelo suelto a la viva estampa de la de Jerez. Su replique de palillos, su andares por el escenario, su fuerza arrolladora, el descaro y la manera de acercarse a su partener, le hacían inconfundible. fue momento de fandangos de Caracol y de Copla en la voz de "El Granaino" que bordó una noche muy difícil para él. Acompañados ambos, por las blancas y negras del de Almanjayar, Pablo Rubén Maldonado, confiriendole entre los tres, el aire de los tiempos de "la Salvaora" , "Niña de Fuego" o "Carcelero , carcelero". Que manera de rebuscar en los gestos de la Faraona para recrear un tiempo innolvidable y de gran valor del Flamenco cañí.
Cumplió la Farruca con el objetivo de rememorar a los grandes, Carmen Amaya, Arturo Pavón, Caracol, Lola Flores, Camarón, y no podía faltar el más grande bailaor que ha dado Sevilla, el más varonil, el hombre con el porte más elegante de todos los calós, a todas horas del día, el hombre que con su temple, mirada y arte ancestral ha sido capaz, casi sin quererlo ,de crear una autentica escuela de baile con infinidad de seguidores en diferentes partes del mundo, un aristócrata del flamenco, todo un señor, un patriarca llamado, FARRUCO, con mayúsculas.
Eligieron la Soleá para rendirle un emotivo homenaje, lleno de guiños y simbologías, el sombrero cordobés, el pañuelo de lunares al cuello, el color negro, el mechero haciendo compás con la madera, y la manera de irse del escenario más Farruca posible, con la chaqueta sujeta por un dedo y apoyada en el hombro, despacio, con parsimonia y sin altanería, con rigor y majestuosidad, Farruco lloraba desde el cielo.
No hubo fin de fiesta, probablemente en señal de respeto por la muerte hace tan solo dos días de la abuela del cantaor Pedro "El Granaino". No solo tuvo una difícil noche por esto, quiso el destino que el malísimo sonido incomprensible en un gran teatro como el Central, se cebara con el inalámbrico de Pedro, que aguantó estoico como pudo los envites del destino, La Farruca tuvo unas palabras finales de consuelo para la abuela de Pedro y pidió un emotivo minuto de silencio al publico, que cumplimos rigurosamente.
Tantas despedidas acaban emocionando a más de uno. Farruca seguirá con sus clases, por que es deber no escrito, postergar el legado que su grandioso padre puso en ella y sus nietos. Anoche la chaquetilla corta de rayas grises y negras, las patillas bien cuidadas y la tez chocolate de un buen hombre, sobrevolaron la Cartuja de Sevilla, venia desde el Poligono San Pablo, mi barrio, el de los Farrucos, nunca podré olvidar a mi vecino, ese gitano elegante y que imponía sin abrir la boca, que jugaba al dominó con mi padre y siempre que me acercaba a ver la partida, sonreía tiernamente y me acariciaba el pelo con sus manos gruesas de sabio maestro. Descansa en paz!!