Contenido variado y por momentos arriesgado el que se articula en el espectáculo Tranquilo alboroto que la Compañía Rubén Olmo presentó en el Gran Teatro de Córdoba, con motivo del ciclo Flamenco viene del Sur. A través de siete escenas se van perfilando distintos conceptos del baile flamenco, de la danza española y la danza clásica, una miscelánea de estéticas que pudo llegar a confundir a algunos, al no resultar un espectáculo homogéneo, sino sucesión de diferentes propuestas. Rubén Olmo junto a su compañía supieron exponer como distintas danzas pueden convivir en un mismo contexto, sin que por ello se pierda autenticidad, se refuerce identidad y halla espacio para la creatividad. El bailarín desarrolló de manera excelente cada una de las coreografías que asumió, proyectándolas con una cuidada y depurada técnica, emanando la sensibilidad suficiente para conectar con un público expectante. Tanto en El Hábito como en El vuelo Olmo sacó máximo partido a la plástica visual y corporea. También subrayar la coreografía de Israel Galván Falsa Farruca –con el gaitero Rubén Díez- en la que supo mantener la tensión, la sorpresa y el guiño transgresor con dosis de agudo humor propios de Galván.
El cuerpo de baile fue quien aportó consistencia estrictamente flamenca al espectáculo, teniendo cada componente su protagonismo en conjuntada armonía de movimientos. El homenaje a Manuela Vargas tuvo la chispa y el encanto de un flamenco añejo y la Suite Flamenca resultó un interesante compendio de cinco bailes para el lucimiento de la compañía: Ana Morales, Patricia Guerrero, Rosana Romero, Sara Vázquez, Alejandro Rodríguez, Ángel Sánchez Fariña y Eduardo Leal.
En el cante Inma la Carbonera y Rubito de Pruna mantuvieron el pulso de cada intervención con profesionalidad y detalles de flamenco para el disfrute del aficionado. Los guitarristas Oscar Lago y Andrés Martínez como el resto de acompañantes contribuyeron a reforzar de manera sonora el mensaje de los bailes presentados.
Con el público en pie para despedir con sus aplausos a la compañía el final no pudo se otro que un improvisado fin de fiesta con todo el mundo celebrando el éxito de Tranquilo alboroto.