En menos de quince días han sido numerosos los espectáculos flamencos programados con motivo del Festival de los Patios Cordobeses y que han tenido como escenario varios espacios de Córdoba.
Plaza de la Corredera
La primera gran cita en la plaza de la Corredera fue el día 6, donde intervinieron los ganadores del último Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba, celebrado en el pasado mes de noviembre: el cantaor Antonio Mejías y el guitarrista Antonio Rey. Los dos jóvenes artistas estuvieron bien pertrechado por los suyos posibilitando momentos de alta calidad. Tanto Antonio Rey como Mejías sintetizaron todo su potencial flamenco, prevaleciendo la entrega sin tapujos, en honesta expresión. Dos artistas premiados en Córdoba y en los que se ha depositado la confianza en que aún les queda una trayectoria artística exitosa y bastante por seguir aportando a este arte.
La copla y el flamenco se hermanaron el día 7 en un espectáculo con los cantaores El Séneca, Joaquín Garrido y Domingo Herrerías, acompañados al toque por Merengue de Córdoba y Alberto Lucena, estando en el baile Rafael del Pino Keko acompañado de su grupo. Un acto en el que se quiso también significar a artistas cordobeses que han sido premiados en alguno de los concursos nacionales de arte flamenco que se organiza en la ciudad cada tres años. En la línea de respetuoso clasicismo se mostraron los cantaores mientras que Keko dio rienda suelta a un baile palpitante y efectivo.
El concierto de clausura del día de Europa en Córdoba el día 8 tuvo carácter flamenco. Se presentó el espectáculo Mujerez, patrocinado por BBK y la Fundación Cajasur. El desagarro de las voces jerezanas de Juana la del Pipa y Dolores Agujetas, junto al empaque de Tomasa La Macanita, hicieron revivir en la plaza de La Corredera el sabor más natural del flamenco de Jerez, en versión femenina.
El día 12 se volvió a acoger un encuentro con artistas cordobeses ganadores de algún premio del Concurso Nacional de Arte Flamenco. En esta ocasión fueron Rafael Ordóñez, Antonio García Gómez El Califa, David Pino y Antonio Porcuna El Veneno en el cante, con los guitarristas Gabriel Expósito y Juanma El Tomate. Los bailaores fueron Antonio Alcázar y Victoria Palacios. Variedad de repertorio, escuelas e intenciones artísticas fue lo que el público pudo apreciar en otra noche de intenso son flamenco.
Algo más que flamenco fue el último de los conciertos extraordinarios con carácter flamenco del Festival de los Patios, sus protagonistas El Cabrero y Juan Pinilla, junto con la participación del cantaor local Antonio Plantón El Güeñi. Acompañado por Niño Seve a la guitarra El Güeni supo como caldear el ambiente con cantes festeros por tangos y bulerías. Juan Pinilla se mostró cantaor clásico pero con la suficiente capacidad para moldear cantes con sutiles variantes musicales. Estuvo en cantaor responsable y comunicador, acompañado por Luis Mariano al toque. El Cabrero contó con sus incondicionales y bien que disfrutaron porque sus cantes estuvieron a la altura de exigencia flamenca deseada, sin obviar el compromiso social y político inherente en sus letras, acompañado excelentemente por Rafael Rodríguez
XVII Festival Cruzando el río
El Festival Flamenco Cruzando el río convocó a numeroso público en el entorno de la torre de La Calahorra durante los días 6 y 7. En la primera cita las cantaoras Anabel Castillo, Rosalía de Códoba y Eva de Dios, acompañadas por los guitarristas Rafael Trenas y Paco Arriaga expusieron tres formas de asumir el cante en clave de mujer. Al día siguiente dos cantaores del popular barrio del Campo de la Verdad, Antonio de Patrocinio y Manuel García Moreno Morenín hicieron proclama del ser y sentir flamenco de este barrio bien acompañados a la guitarra por Rafael Montilla. Antonio Haya El Jaro completó la terna plasmando la ilusión y forja de joven cantaor con aspiraciones.
III Festival Flamenco de Córdoba
Numeroso público se dio cita en los jardines del Alcázar de los Reyes Cristianos para asistir a un festival que no defraudó. La bailaora Estefanía Cuevas desplegó todo su encanto y garra, técnica y sensibilidad. Milagros de Sanz fue la encargada de dar el aldabonazo del cante, de ir iniciando una noche/madrugada en la que Manuela Cordero puso en pie a los espectadores desde sus primeros tercios. Pansequito en maestro, con la frescura de una voz que aún le permite registros virtuosos y originales. En el tramo final el desparpajo en torrente de compás y fiesta flamenca de Aurora Vargas. Y Aurora bailando y todos los artistas celebrando en el colofón la celebración de un festival que va a más.