Más de 250.000 penitentes de lo jondo se dieron cita en la madrugá de la III Noche Blanca del Flamenco cordobesa. Si hacía unos meses las calles y plazas de la ciudad califal se veían repletas por un devoto público de la Semana Santa, en esta ocasión ha sido el arte más andaluz, que va camino de declararse Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, el reclamo de miles de almas en busca del éxtasis que produce el duende.
A grandes rasgos las autoridades han destacado el buen desarrollo de la velada, pese a contar los espectáculos de la Avenida República Argentina con cierto retraso. Artistas como Yasmin Levi, Hower Gelb con su banda gitana liderada por Raimundo Amador o Pitingo, fuero los que más hicieron esperar al respetable.
Por otro lado el Teatro de la Axerquía vio cubierto su amplio aforo con la ración más ortodoxa del quejío de la mano de El Cabrero y Luis de Córdoba, acompañados al toque por Manuel Silveria, y del bailaor Rafael del Pino “Keko”. Otras dos voces fundamentales del panorama flamenco actual fueron de los más ovacionados por sus contínuas levantás de su eco en dos de las plazas con más solera de esa ciudad. Concretamente Enrique Morente en la Plaza de las Tendillas y el ídolo local, El Pele, en la señera plaza de la Corredera.
Otros aires daría a la noche el lebrijano Dorantes con las melodías que emanaron de su piano en el Patio de los Naranjos. Imposible resumir en estas líneas la labor desarrollada por más de 800 artistas que mantuvieron al público con el ángel hasta el alba, destacando las producciones "Capricho", en el Compás de San Francisco, "Manos enamoradas", en la Plaza de la Compañía, o la singular "Flamencos del Sol Naciente", una troupe de artistas japoneses en la Plaza del Potro.