El festival Flamenco Monumental, que ha reunido a las figuras más relevantes del flamenco en Madrid, se despide por todo lo alto en una de las noches más mestizas y más flamencas de la capital.
Web revista La Flamenca. Marta Sánchez Gento. Madrid (Teatro Monumental) 14/12/2015 Fotos: Manuel Rodriguez
Juan Verdú saltó al escenario para presentar la última noche del festival y anunció por sorpresa: “Dicen que quien siembra vientos recoge tempestades, pero Jorge Pardo sólo cosecha éxitos”. Aunque su actuación estaba prevista para el final de la noche, el trío formado por Jorge Pardo, Carles Benavent y Tino Di Geraldo dio comienzo al espectáculo.
Tocaron con la fuerza y la pasión que les caracteriza, todo de una, en esa fusión de jazz y flamenco tan suya, y aunque los menos puristas temblaron en sus asientos a la espera de las críticas de los más conservadores, cuando Jorge Pardo, Premio Nacional de las Músicas Actuales 2015, expiró la última nota de su actuación, un mar de aplausos inundó el Teatro Monumental y sólo se escucharon voces que pedían “otra” y algún “nos ha sabido a poco”.
“Martirio canta, interpreta, enamora”, aseguró Juan Verdú mientras daba paso a la cantante de Huelva. María Isabel Quiñones, Martirio, actuó acompañada a la guitarra de su hijo, Raúl Rodríguez, e hizo gala sobre el escenario de la elegancia y de la delicadeza sublime que tanto gustan a su público.
Martirio interpretó canciones de letras bellas y emotivas, como “Noches de boda”, donde dejó pasear libremente su alma sobre el escenario con propuestas tan bonitas como “que el fin del mundo nos pille bailando, que el escenario me tiña las canas...”. La cantante se despidió con el tema “Quisiera amarte menos” y recibió una larga ovación por parte del público.
El turno siguiente fue para Raúl Rodríguez, que tras tocar para su madre, nuevamente salió al escenario para presentar “Razón de son”, su nuevo disco, que aúna sus raíces flamencas y los lazos que unen España con Cuba. Le acompañó a la guitarra su compadre Mario Mas, con quien forma una pareja artística de gran compenetración.
Raúl Rodríguez se presentó en el Teatro Monumental dispuesto a comerse el mundo. Tocó con un sentimiento muy grande, que se reflejó en la contorsión de su cuerpo y en las expresiones de su rostro. Ni Mario Mas ni él quisieron sentarse para así mantenerse más cerca del público, casi al borde del escenario.
“Este acto es una prueba de Fe en que la teoría puede ponerse de acuerdo con la práctica, en que la tradición puede ponerse de acuerdo con lo nuevo”, declaró el hijo de Martirio, que interpretó dos temas de su nuevo disco, “Llévame a la mar”, un fandango indiano, y “El Negro curro”, una solería sobre los sevillanos que marcharon a La Habana en el Siglo de las Luces.
La sorpresa llegó cuando Rocío Márquez, que era la siguiente en actuar, volvió a pedir a Raúl Rodríguez que saliera al escenario para tocar con ella una farruca. La joven cantaora no dejó indiferente a nadie y volcó íntegramente el potencial de su voz, bella y pura, sobre el escenario del Teatro Monumental.
Acompañada a la guitarra por su admirado Miguel Ángel Cortés, cantó por peteneras con gravedad y maestría, ante un público asombrado por el talento de la joven. En agradecimiento a Miguel Ángel Cortés, nacido en Granada, cantó luego, con la misma profundidad y técnica, por tangos, y se despidió por bulerías recibiendo una gran ovación.
Juan Valderrama, acompañado a la guitarra por Luis Calderito -antiguo guitarrista de su padre, Juanito Valderrama-, no se olvidó de nadie: recordó a su padre, recordó a Enrique Morente y agradeció a Juan Verdú ese “acto de Fe en el cante”.
El cantaor de Madrid comenzó con un limpísimo cante de trilla y luego dedicó una milonga a todas las mujeres del auditorio. “¡Qué grande eres, Juan!”, le gritaba el público, desde el patio de butacas, entusiasmado ante el espectáculo. Siguió Juan Valderrama por guajiras, con la maestría de Calderito a la guitarra, y quiso interpretar luego “Cuatro puntales”, un tema de su padre que aúna seguiriyas, soleares y fandangos.
Uno de los momentos más emotivos llegó de la mano de este cantaor, que fundió en un mismo tema varias canciones de su padre muy conocidas, como “Pena Mora”, “Su primera comunión” o “Polizón”. Finalmente, Juan Valderrama acabó por fandangos y fue despedido con mucho cariño por los asistentes al espectáculo.
El último en actuar fue Francisco José Arcángel, uno de los artistas más esperados de la noche, que cantó de forma impecable, transmitiendo un gran sentimiento. Acompañado a la guitarra por Dani Morón y al toque por Agustín Díaz, interpretó temas muy flamencos, dando buena cuenta de la pureza de su voz.
El cantaor de Huelva se despidió, ante la perplejidad del público, con un tema de Morente, “La Aurora”, extraído del “Poeta en Nueva York” de Lorca. La figura de Enrique Morente, cuyo aniversario de muerte se cumplía anoche, fue recordada y alabada por todos los intérpretes, pero, sin duda, la voz de Arcángel entonando “la Aurora”, con ese temple y esa fuerza enormes, se convirtió en uno de los mayores homenajes de la noche al cantaor de Granada.
Cuando el público, exhausto de emociones y aún sumido en el trance flamenco, despedía en pie a Arcángel, Juan Verdú anunció que aún quedaba una sorpresa más. Entonces saltaron al escenario todos los cantaores de la noche y juntos interpretaron, de forma muy emotiva, la canción “El Emigrante”, de Juanito Valderrama, poniendo así el colofón de oro a un festival mágico.
Ficha artística
Espectáculo: Flamenco Monumental /Teatro Monumental de Madrid/ 13/12/15
Cante: María Isabel Quiñones “Martirio”, Raúl Rodríguez, Rocío Márquez, Juan Valderrama y Francisco José “Arcángel”.
Guitarras : Raúl Rodríguez, Mario Mas, Miguel Ángel Cortés, Luis “Calderito” y Dani Morón.
Percusión: Tino Di Geraldo y Agustín Díaz.
Flauta travesera: Jorge Pardo.
Bajo: Carles Benavent.