Revista La Flamenca. Ernesto Nogales. 11/5/2009 Foto: AADF
Corren otros tiempos para el flamenco. Si antaño las primeras figuras del arte jondo tenían que recorrer la península en autobús y hospedarse en pensiones para ganar unos duros, hoy se celebran ambiciosos encuentros para conmemorar las efemérides de aquellos personajes. Los pasados días 6, 7 y 8 de mayo tuvo lugar este congreso, aprovechando los cien años del nacimiento de este genial artista. La Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco programó un evento no sólo para recordar, sino con el fin de aportar nuevos conocimientos sobre la vida de Manuel Ortega Juárez (1909-1973) y su legado artístico. Así, una de las principales actividades fue la presentación de un libro-disco con cortes inéditos del cantaor de la Alameda. En el primer cd, de los dos que contiene la publicación, encontramos a un Niño Caracol que en los años 30 deja ver influencias de Antonio Chacón, El Carbonerillo o Pepe Pinto. El segundo recoge grabaciones en vivo ocurridas durante la última década de su vida, unos años en los que Manolo se retiró del gran público para refugiarse en su tablao madrileño, Los Canasteros.
Grandes nombres de la flamencología acudieron a la cita. Comenzando por José Blas Vega, cuya conferencia fue la más interesante del congreso al ofrecer reveladores datos de la primera etapa artística de Caracol, siguiendo por Félix Grande, José María Velazquez-Gaztelu, Antonio Murciano y Manuel Ríos Ruiz. Sin embargo el nivel general de las ponencias fue bastante pobre en relación con la naturaleza del evento, pues casi ninguna contó nada nuevo y la mayoría se basó en la anécdota como eje fundamental de la disertación. El único enfoque alternativo lo aportó Rafael Utrera al reflexionar sobre la relación del cantaor sevillano con el cine a través de las cuatro películas en las que actuó. Dos de estas cintas, Embrujo y La niña de la venta, fueron proyectadas durante el Congreso. Además de lo dicho, sendos recitales de Antonio Reyes en la peña Torres Macarena y Manuel Cuevas en la Tertulia Calixto Sánchez completaron un programa que contó con una asistencia de unas 50 personas por término medio. Llama la atención la elevada edad de casi todos los asistentes y la consecuente ausencia de jóvenes, algo cuanto menos digno de reflexión.
Las principal conclusión a la que se llegó, más allá de la manifestación de Grande de que Caracol es "el mejor cantaor de todos los tiempos", fue que la flamencología tradicional ha denostado injustamente su figura por abanderar el movimiento de la Ópera Flamenca. Injustamente porque sus incursiones en la canción española y en los espectáculos masivos "no han supuesto ninguna merma para la hondura de su cante y además sirvieron para que muchos aficionados se aproximaran al flamenco", según aseveró Blas Vega. Superado este sambenito, Manolo Caracol queda como uno de los cantaores más importantes del siglo XX y como un creador genial. Lo dicho, corren otros tiempos.