
El Festival Internacional de Música de Jimena de la Frontera vistió sus mejores galas flamencas la noche del viernes. Tras el paso del maestro Manolo Sanlúcar por el cuidado campo de fútbol municipal de la localidad era el turno del cante y el baile. Y quienes mejor que tres primerísimas figuras: Carmen Linares, José Mercé y Juana Amaya.
Transcurridos unos minutos de las 22.30 horas, bajo el fondo extraordinario del castillo iluminado, comparecía en primer lugar la cantaora Carmen Linares en compañía del guitarrista Juan Carlos Romero. Desde el comienzo la artista mostró la voz algo rozada obligándola a cantar en tonos más bajos de lo habitual. Rompió el hielo interpretando unas cantiñas para proseguir con una buena tanda de soleás, en las que jugó con todas sus posibilidades expresivas y aventurándose a pisar otros terrenos melódicos. Si bien los inicios estuvieron marcados por las formas atribuidas a La Serneta y el cierre por Cádiz. En medio, lo que ella quiso con un Romero que abusó en algún momento de los contratiempos. Haciendo un guiño a su tierra de origen participó el cante por tarantas linarenses a las que sabe sacar un gran partido. Las siguiriyas también encontraron un cauce muy personal, acercándose en fases a las concepciones de Enrique Morente, destacó el comprometido cierre basado en la cabal de Silverio Ábrase la tierra, que otros adjudican a Juan Junquera. Algunas pinceladas por bulerías, con recuerdos a Juana Cruz (madre de Camarón), finalizaron una actuación muy en profesional.
Creíamos que después iría el baile, pero por el amplio escenario apareció José Soto "Mercé" en compañía de Moraíto. El jerezano está pletórico y sus registros, cada vez con más bronce, responden cuando se compromete con su historia. Así lo hizo constar abriendo con malagueñas, primero de Manuel Torre y rematándola con la del Mellizo de Cádiz. De ahí a la poderosa soleá alcalareña, Andonda y cierre trianero para no dejar dudas de su lugar de privilegio. Su guitarra fue de lo mejor de la noche, Moraíto se limitó a acompañar con brillantez y buen gusto contagiando al cantaor en la siguiriya con la falseta de Javier Molina. Haciendo acopio del legado del maestro de los Alcores, se introdujo con la siguiriya del trianero Antonio Cagancho, para jerezanear mucho más en la versión del Marrurro y rematar Camino de Bollullos con el Nitri. Esto es, parte de la mejor tradición siguiriyera. Mas la conexión total con el variopinto público que completaba el aforo llegó de la mano de los fandangos y, sobre todo, de la bulería santiaguera que contó con la inestimable colaboración de Chicharito y unas falsetas de Morao para soñar despiertos. Bulerías de su gente con algún homenaje a la Perla de Cádiz y a Luis de la Pica, ya de pie y bailándose. Ello encandiló un público que a esas alturas estaba un poco serio y necesitaba algo de fiesta. Hasta dos bises tuvo que realizar José, entre los que no faltó su popular Aire.
La bailaora sevillana Juana Amaya se trajo un buen cuadro artístico conformado por Juan José Amador, al cante, Paco Fernández, a la guitarra y Évora en la dirección escénica. Juana pertenece a ese grupo de bailaoras que basan su éxito en las propuestas raciales y el temperamento por encima de otras cuestiones, lo que demostró en los bailes por soleá y bulerías.
Texto: José María Castaño