`Niña maravilla´
Olga Pericet presentó Rosa, Metal, Ceniza.
Web Revista La Flamenca. Trina Bardusco. Nueva York. NY City Center 3/3/2012 Fotos: Juan Fernando
Olga Pericet no es una niña, es una veterana, pero su capacidad de aparentar como una muñequita, una hada très mignon nos dejó a todos hechizados con el comienzo de espectáculo bailando un “Romance a Córdoba” y dejándose llevar por lo teatral de su capricho juguetón. Eso sí, me empecé a preocupar que no íbamos a ver flamenco, que íbamos a ver una obra como “Mariana Pineda” que presento Sara Baras unos años atrás donde puso a unas monjitas a bailar, y no era chiste. Crear flamenco teatral puede ser peligroso, por lo fácil de caer en lo ridículo. Pero gracias a Dios, Olga es una niña genio y no sólo mostró su gran capacidad como bailarina de lo que le de la gana, lo hizo al son de una música exquisita que solo aumentaba en calidad durante el resto del show. Mi única crítica sería que tenía un bailarín moderno acompañándola durante sus danzas experimentales, entre rachas explosivas de flamenco excepcional, que no estaba a la altura de ella, aunque la hacía volar levantándola como pluma. Pero pocos, muy pocos y pocas están a la altura de ella. Es toda una revelación esta niña maravilla, y la audiencia estaba fascinada.
Al son de grupo de cantaores jóvenes y guapos que se expresaron con mucha fuerza y una deliciosa frescura, Olga hacía de manera natural la transición al flamenco. Que amor al arte, que disciplina y que gran logro mostraron musicalmente en equipo. Era una pared sonora de melismas y jaleo entre estos hombres y un palmero que resultó ser bailaor también. Jesús Fernández nos sorprendió con una bulería, llena de burla y gracia. ¡Ole! Fue un verdadero placer sentir el lado divertido del flamenco tan bien hecho por este talentosísimo bailaor, porque entre risas y risas bailó como una fiera. Este sí que estaba a la altura.
Volviendo a Olga, lo primero que hizo fue una alegría con un mantón tan grande que le cubría el cuerpo entero. Como es pequeñita, el mantón se volvió como alas gigantes que nunca despegaron de su cuerpo. Al contrario de muchas bailaoras que hoy día entran con el mantón como accesorio dramático para luego tirarlo al piso en menos de tres minutos, Olga bailó la pieza completa poseída por ese mantón volador que bailaba con ella de manera impresionante. Ay la niña genio. Que arte tiene. Moderna? En parte sí. Pero bailar con el mantón durante el baile completo es chapado a la antigua, y así es Olga-- calidad basada en un conocimiento profundo, pero es tan buena que expande sus alas. Y con todo el derecho.
Y así fue el resto del programa: las fantasías de Olga y sus propias interpretaciones de su mundo interior a lo moderno y luego un flamenco lleno de tanta energía realmente flamenca (perdona la redundancia) que no nos quedamos con las ganas de sentir algo especial, sentimos esa conexión con el arte y la esencia vital que nos brinda el flamenco. Olga es hada pero el duende la visita-- ella lo escarbaba con el fuego de sus pies y con el espíritu de su persona. Es tan expresiva que se sale, brilla, porque es una verdadera estrella.
Cerró el programa con una soleá en una bata de cola preciosas de lunares iridiscentes y tampoco se la quitó, ni la levantó mucho para zapatear. Parecía agua detrás de ella, o mejor dicho, el espació entre el cielo y la tierra. Casi ni sentías la bata, y era difícil entender el grado de dificultad de lo que hacía con sus pies, es tan fluida y tiene tanto compás que da escalofrío. Gracias Olga por venir a Nueva York. Te esperamos con los brazos abiertos y con mucha emoción para la próxima.
Ficha artística.
Baile y dirección artística: Olga Pericet. Baile: Jesús Fernández. Paco Villalta. Cante: Miguel Ortega. Jose A. Carmona. Lavi Guitarras: Antonia Jiménez y Javier Patino