Un año más los rigores de frío se ven sofocados por el calor que traen los artistas flamencos hasta esta localidad del sur de Francia. Del 21 al 26 de enero ha transcurrido el grueso del festival, pero desde unos días antes estuvo presente el espectáculo de la bailaora Silvia Marín, que de una manera didáctica acerca este arte a los más jóvenes. Nos incorporamos a esta bella localidad el jueves 24, cuando ya habían actuado los artistas franceses, el guitarrista Kiko Ruiz, que presentaba su último disco, y el bailaor marsellés Manuel Gutiérez. Nos llegaron a nuestros odios que ambas participaciones alcanzaron gran nivel, así como la esencia que dejó el cante de David Palomar, acompañado de Rafael Rodríguez a la sonanta, y el baile del joven arcense Marcos Flores con su grupo. Dichos artistas fueron los más laureados en la última edición del Concurso Nacional de Cordoba. Y de la ciudad de los califas también llegó la maestra bajañí de José Antonio Rodríguez en formación de cuarteto, con la voz de Rafael de Utrera.
Llegamos a tiempo para presenciar el homenaje que se brindaba a Pepe Linares, este inmigrante español lleva cuarenta años bregando por difundir la cultura del flamenco por estas merindades, y sin duda se puede sentir orgulloso de su apostolado, toda vez la enorme afición de los nimeños por este arte. Ni que decir tiene que la mayoría de las noches los teatros de Nimes y Odeón llenaron su aforo. Pues como todo homenaje que se precie hubo momentos de gran intensidad, en especial los aportados por Diego Carrasco, Curro Fernández, José Galván y su señorial baile, todo ello con la guitarra de Antonio Moya, natural de esta ciudad. Pepe Linares también estuvo acompañado de su hija Cathia Poza al baile, y de otros inmigrantes como José de la Negreta, el cual demostró tener un amplio conocimiento del cante flamenco. Todo fueron sonrisas y lagrimas, en un emotivo espectáculo.
El viernes 25 de enero el Teatro de Nimes se rindió ante Miguel Poveda. El catalán, que venía con un proceso gripal, echó toda la carne en el asador y ofreció un recital de auténtico divo acompañado por la guitarra de Chicuelo y las palmas de Carlos Grilo y El Londro. La guinda del espectáculo la puso la colaboración de Diego Carrasco con sus "Alfileres de Colores", que hubo de ser repetido en los bises. Para terminar esta edición otro sentido homenaje, en este caso hacia la figura de Chano Lobato, el cantaor de mayor experiencia en activo. Con solo cuatro cantes y unas pataitas por tanguillos tomó la bastilla flamenca que es Nimes. Y para que todo fuese a pedir de boca Rocío Molina nos regaló un remozado "Almario", producción donde se desnuda como artista exhibiendo todo su saber de joven, pero madura bailaora. También hubo un hueco para interesantes conferencias, películas, master classes, y un ciclo por los bares de la ciudad con artistas locales que emanan flamenco.