Bambino, Artista en el pasado, ícono en el presente, eterno en el futuro.
Revista La Flamenca. P.J. Abascal. 8/12/2021 Foto: maxresdefault
Tras el estreno de la película Algo salvaje, la historia de Bambino. Este largometraje está dirigido por Paco Ortiz, director y guionista onubense de otros filmes de temática flamenca como Se prohíbe el cante y Matilde Coral, acariciando el aire 2016 y producida por José Carlos de Isla. En este artículo, pondremos especial atención a la figura del artista utrerano y cómo ha quedado en la memoria de aquellos, que añoramos la rumba más gitana.
Miguel Vargas Jiménez nació un 12 de julio 1940 en Utrera. Ya desde pequeño tuvo una relación directa con el flamenco, pues era hermano de Diego el Chamona cantaor utrerano e hijo de Manuel Vargas Torres “Chamona” y la Frasquita de Utrera, una excelente bailaora, que bailaba al compás de las bulerías cantadas por Bernarda y Fernanda de Utrera. Bambino empezó a cantar a la temprana edad de siete años en el coro del santuario de nuestra señora de la Consolación en su Utrera natal y a la que más tarde dedicará una fantástica plegaria en su nombre. Sobre su nombre artístico existen muchas historias, aunque nunca se llegó a confirmar ninguna de ella.
En este documental se ve reflejado lo que era Bambino. Él era simplemente salvaje, pues podía convertir una ranchera de tintes melancólicos de Javier Solís como Payaso, en una bulería desgarradora y simplemente llena de rabia. Él representaba perfectamente el artista que todos llevamos dentro. Fue capaz de meterse en todos los coches de un país a través de su voz rompedora, reflejada en el día a día de un pueblo que sufría la rabia de su bulería, reía con la alegría de su rumba flamenca y lloraba con el desamor de sus boleros.
A mis escasos veintiún años, nunca pude ver a Bambino en directo, pero recuerdo cantar letra a letra canciones como Se me va, Procuro Olvidarte o La Pared, que me hacían más livianos los viajes. Y es por eso por lo que Bambino está presente en la juventud actual porque su manera tan única y joven de cantar, hace que su música sea algo atemporal. Bambino nos trae a los jóvenes recuerdos de infancia y familia, nos recuerda a esos casetes de nuestros abuelos, que han ido pasando de mano en mano y de viaje en viaje por todas las generaciones familiares.
Quizás nunca estuvo valorado lo suficiente en el panorama musical de su época, quizás porque era demasiado espontáneo, demasiado salvaje, pero eso era lo que le hacía diferente al resto. Eso era Bambino, aquel que nos rompió el corazón, aquel que nos hizo bailar de alegría, aquel que sacó alguna vez lo salvaje de cada uno de nosotros.
Bambino, rey y figura.